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¡Que alguien me explique!

Banxico, la otra cara

La señal enviada por el senador Ricardo Monreal de frenar la votación para entrar en la conciliación del debate y presentar la nueva propuesta en febrero próximo, fue una decisión correcta

Por Ramón Alberto Garza

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Un debate de escándalo generó la iniciativa que obligaría al Banco de México a comprar los dólares en efectivo que la banca nacional no puede repatriar a los Estados Unidos.

Lo menos que se dijo es que se trataba de una violación a la autonomía del Banco Central y que se corría el riesgo de que dólares sucios acabaran por contaminar las reservas internacionales. Que eso generaría un enorme conflicto financiero para México.

Por supuesto que algunos de esos argumentos merecen ser evaluados, como ya lo hicimos. Pero valdría la pena analizar el contexto de la iniciativa para conocer las dos caras de la moneda.

De arranque hay que reconocer que el problema existe. Son dólares legítimos, captados por la banca nacional -no por las casas de cambio- que no encuentran salida con sus contrapartes extranjeras.

No importa si el monto de los excedentes es poco o es mucho. El hecho es que se acumulan y se quedan atorados,  sin que los bancos puedan darle salida.

Son los dólares del turismo y de los migrantes. Lo mismo vienen de las propinas que recibió un mesero en Los Cabos o Vallarta o de alguien que trabaja en McAllen o en San Diego  y acaba cambiando su dinero Reynosa o en Tijuana.

No es dinero sucio, por lo tanto no se puede hablar de lavado.

En la actualidad existen pocos bancos que reciben esos dólares en efectivo. Uno de ellos, por el tipo de clientela que maneja en el nivel socioeconómico medio bajo y bajo, es Banco Azteca. Por eso se ubicó el epicentro de la iniciativa en esa institución.

Bancoppel, por ejemplo, decidió no tomar dólares en efectivo y es entendible. Sienten que su base de operaciones en Sinaloa lo hace vulnerable.

El hecho es que el “De-risking”, que es un proceso de la banca global para eliminar cuestionamientos sobre los orígenes del dinero, se viene ejecutando desde hace años en México.

La Unidad de Inteligencia Financiera, Hacienda y el mismo Banco de México hacen un excelente trabajo. Basta ver las profusas investigaciones de Santiago Nieto para comprobar los ilícitos financieros en cualquier rincón.

Eso no significa que los bancos no tengan algunos problemas. Pero son bastante menores a los que presentan las casas de cambio, que aunque son reguladas por la Comisión Nacional Bancaria, son un verdadero dolor de cabeza. Ahí no se tiene forma de repatriar los dólares. Y el problema se queda en la calle.

Pero lo que la controvertida iniciativa pone sobre la mesa es  la compra de los dólares legítimos, lo que están bajo regulación de los bancos nacionales a los que les cuesta conseguir recolocar todo ese efectivo.

Por eso, el senador Ricardo Monreal propuso la iniciativa. Porque se reconoce que existe un problema y que hay que atajarlo.

Pero el hecho fue interpretado como una intervención a la autonomía del Banco de México, cuando en la misma Ley que regula al Banco Central se autoriza la compra de dólares en efectivo. Pero quizás la palabra que generó el debate fue el de hacer obligatoria esa compra.

El hecho de que no se hiciera, ante el temor de que sean “dólares sucios” no significa que se le esté exigiendo al Banco de México algo para lo que ya está autorizado.

Para algunos se trató de una sobrerreacción, puesto que el Banco Central sólo estaría comprando dólares a la banca que ya está regulada por la Comisión Nacional Bancaria, la Unidad de Inteligencia Financiera y Hacienda. ¿O no confían en las regulaciones oficiales?

El grave error fue que con el escándalo que se levantó, el mensaje que se envió a la Office of the Comptroller of Currency de los Estados Unidos es que existe un problema con los dólares en efectivo en México.

El caso se politizó todavía mas, cuando se dijo que sólo era en beneficio de Banco Azteca, quien tenía problemas con la Securities and Exchange Commission. Eso en su tiempo se aclaró y fue subsanado. Ya no existe conflicto.

Para dificultar más las cosas, la Asociación de Bancos de México, que preside Luis Niño de Rivera -de Banco Azteca- entró al diferendo, apoyando la protesta del gobernador de Banco de México, Alejandro Díaz de León, y las opiniones personales -muy respetables- de sus subgobernadores Gerardo Esquivel y Jonathan Heath.

Al final del día, lo único cierto es que el problema existe y que hay que solucionarlo. Y que sobre la mesa está una iniciativa perfectible, que debe ser revisada por todos.

Pero sobre todo, que la señal enviada por el senador Ricardo Monreal de frenar la votación para entrar en la conciliación del debate y presentar la nueva propuesta en febrero próximo, fue una decisión correcta.

Ya lo decíamos ayer aquí mismo. En el debate de los delicados y espinosos temas nacionales, lo indispensable e inaplazable es escuchar -a todos- para que el consenso sea el que prevalezca.

Al final del día, lo más importante es que se resuelva el problema.

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