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26 de marzo 2018

¡Que alguien me explique!

AMLO y Castañón

Una de las mayores polémicas en la campaña de AMLO es su postura de revisar los contratos y la viabilidad del nuevo aeropuerto de la CDMX

Por Ramón Alberto Garza

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Una de las mayores polémicas en la campaña de Andrés Manuel López Obrador es la del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México.

Etiquetada como la obra cumbre del sexenio, y con una inversión superior a los 200 mil millones de pesos, el candidato de Morena cuestiona no sólo su ubicación, sino la transparencia en la asignación de los contratos.

Y a pesar de que la obra ya esta en construcción, pretendiendo que quede lista para el 2020, López Obrador dice que si él llega a Los Pinos, estaría a tiempo para revisar los contratos e incluso evaluar la viabilidad de su ubicación.

Ese solo hecho genera que al puntero en las encuestas presidenciales le llamen “loco” y busquen descalificarlo por lo que, dicen, son “caprichos personales”.

Pero el pasado viernes se dio un quiebre que evidenció que lo planteado por López Obrador, más allá de un capricho, es una auténtica inquietud.

El hecho ocurrió en un acto del candidato con el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y con su presidente Juan Pablo Castañón, uno de los organismos del sector privado más críticos a la postura del candidato de Morena.

Para sorpresa de todos, lejos de entrar en un estéril debate sobre quién tiene o no la razón, ambas partes acordaron una solución sensata para eliminar su diferendo.

Y ante un público abierto, López Obrador propuso que se integrara un comité de 15 personalidades para evaluar los pros y los contras del proyecto a debate. Cinco serían técnicos, cinco representantes del CCE y cinco de Morena.

La fórmula luce muy equilibrada, considerando que ninguno de los tres bloques puede mayoritear la conclusión, es decir, imponer su voluntad.

El presidente del CCE le tomó la palabra a López Obrador y aceptó integrar el grupo técnico de consulta. De acuerdo a las conclusiones, se evaluaría el desenlace.

Pero para sorpresa de muchos, lo que lucía como una posición de diálogo para saldar un diferendo, seconvirtió en manzana de la discordia en el sector privado.

De inmediato emergieron voces que censuraron a Castañón por aceptar la propuesta de López Obrador. “El nuevo aeropuerto de la Ciudad de México no está a discusión”, le dijeron al líder empresarial.

Incluso el candidato de Por México al Frente, Ricardo Anaya, censuró la propuesta diciendo que la obra ya estaba desplantada y en proceso de ejecución. Y que si él llegaba a Los Pinos sin ninguna duda la concluiría.

Es curioso que sean sus pares del sector privado los que en la víspera de la Semana Santa salgan a crucificar a Juan Pablo Castañón.

Su gran pecado: intentar desactivar con argumentos y análisis técnicos la tesis de que ni ese es el lugar adecuado, ni que lo licitado es ilícito. ¿Algún problema?

Si el que nada debe nada teme, Castañón hizo lo correcto y al menos frenó lo que sus colegas empresarios advertían como una posición irreductible de López Obrador.

Quizá lo que no les gustó a algunos jerarcas del sector privado es que el acuerdo Morena–CCE les mataba la tesis de López Obrador como un mesías caprichoso, que no escucha razones.

Por supuesto que las conclusiones de los 15 integrantes del propuesto consejo, no tendrían valor legal, sea cual fuere la conclusión, a menos que el ganador fuera el candidato de Morena.

Pero está claro que allá en las alturas, donde se pactan las grandes decisiones, no están de acuerdo en que poner a juicio de terceros lo que ya está decidida que es cosa juzgada.

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