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¡Que alguien me explique!

AMLO en la ONU

¿Podríamos pedir prestado el recinto de las Naciones Unidas para celebrar ahí las Mañaneras? Sin duda esa sería una buena receta para tener a diario un presidente López Obrador más propositivo, menos confrontativo.

Por Ramón Alberto Garza

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Digno es reconocer que el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo un digno papel en su discurso ante el Consejo de Seguridad de las Organización de las Naciones Unidas.

Fue una pieza oratoria serena, sin confrontaciones, que exhortó ante la maxima organización mundial a repantear el modelo de coexistencia global, tanto en el fondo como en la forma.

En el fondo exhibiendo lo que es una realidad innegable del planeta: la creciente desigualdad entre aquellos que lo tienen todo en abundancia y las masas que seres humanos que sobreviven con apenas dos dólares diarios.

Advirtiendo que lo urgente es crear estabilidad y paz por medio de la solidaridad, no con armas nucleares ni con invasions militares.

En la forma, el inquilino de Palacio Nacional hizo unplanteamiento que mucho puede perfeccionarse, pero que es un buen arranque para iniciar el debate. 

¿Cuánto pueden aportar los mil empresarios y las mil empresas, los 20 países mas ricos del planeta, para mitigar esa desigualdad?

El eje central, como ya lo había advertido el presidenteLópez Obrador fue el de apuntar a que el principal problema del planeta es la corrupción en todas sus dimensiones: la política, la moral, la económica, la legal, la fiscal y la financiera.

El principal obstáculo para el ejercicio de ese derecho es la corrupción en todas sus expresiones: los poderes trasnacionales, la opulencia y la frivolidad como formas de vida de las élites, el modelo neoliberal, que socializa pérdidas, privatiza ganancias y alienta el saqueo de los recursos naturales y de los bienes de los pueblos y naciones.

Es corrupción el que tribunales castiguen a quienes no tienen con qué comprar su inocencia y protejan a potentados y a grandes corporaciones empresariales que roban al erario o no pagan impuestos. 

Es corrupción la impunidad de quienes solapan y esconden fondos ilícitos en paraísos fiscales. Y es corrupción también la usura que practican accionistas y administradores de los llamados fondos buitres, sin perder siquiera su respetabilidad.

El presidente de la nación que encabeza desde ayer el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas reconoció que estamos en decadencia, porque nunca antes en la historia del mundo se había acumulado tanta riqueza en tan pocas manos.

Y eso, dijo, se logró mediante el influyentismo y a costa del sufrimiento de otras personas, privatizando lo que es de todos o lo que no debe tener dueño, adulternando las leyes para legalizer lo inmoral y desvirtuando valores sociales para hacer que lo abonminable parezca socialmente aceptable.

Estamos en decadencia porque nunca antes en la historia del mundo se había acumulado tanta riqueza en tan pocas manos mediante el influyentismo y a costa del sufrimiento de otras personas, privatizando lo que es de todos o lo que no debe tener dueño, adulterando las leyes para legalizar lo inmoral, desvirtuando valores sociales para hacer que lo abominable parezca negocio aceptable.

Y puso como ejemplo la distribución de las vacunas contra el COVID, de las cuales el 94 por ciento fueron vendidas por farmaceúticas privadas y solo el 6 por cientro a través del mecanismo COVAX creado por la ONU para no margiar a los países pobres.

El presidente López Obrador dijo que la generosidad y el sentido común están siendo despalzados por el egoismo y la ambición privada, lo que está encaminando a nuestra civilización a la barbarie.

Defendió los programas de bienestar de su gobierno, que incluyen acciones contra el desempleo, los programas de becas y la estrategia frente a la migración.

La única reprimenda que el mandatario mexicano pronunció fue la de que nunca en la Historia la ONU ha hecho algo de verdad sustancial en beneficio de los pobres. Pero abrió la puerta para decir que nunca es tarde para hacer justicia.

Y fue entonces que le puso nombre y apellido a su propuesta: Plan Mundial de Fratermindad y Bienestar.

“…en los próximos días la representación de México propondrá a la Asamblea General de las Naciones Unidas un Plan Mundial de Fraternidad y Bienestar. El objetivo es garantizar el derecho a una vida digna a 750 millones de personas que sobreviven con menos de dos dólares diarios.

Y al entrar a los comos, propuso tres fuentes para financiar su propuesta.

El cobro de una contribución voluntaria anual del cuatro por ciento de sus fortunas a las mil personas más ricas del planeta.

Una aportación similar por parte de las mil corporaciones privadas más importantes por su valor en el mercado mundial.

Y una cooperación del 0.2 por ciento del PIB de cada uno de los países integrantes del Grupo de los 20.

El presidente Lopez Obrador dijo que bajo estos supuestos se podría disponder de un billon de dólares de fondos que deberían llegar a los mas necesitados de manera directa, sin burocracias, con el apoyo de organismos globales ya existentes.

Por supuesto que la propuesta es debatible, pero hay que reconocer que aceptando que el fondo del planteamiento es el correcto, discutir las formas para perfeccionarlas sería unbuen principio.

Estoy seguro que todas y todos, ricos y pobres, donantes y beneficiarios, vamos a estar más tranquilos con nuestra conciencia y viviremos con mayor fortaleza moral.

Aquí recuerdo lo que sostenía Adam Smith: ‘Por más egoísta que quiera suponerse al hombre, evidentemente hay algunos elementos en su naturaleza que lo hace interesarse en la suerte de los otros, de tal modo que la felicidad de éstos le es necesaria, aunque de ello nada obtenga a no ser el placer de presenciarla’. Con otras palabras, sólo siendo buenos podemos ser dichosos.

Y fue así cómo con un análisis ecuánime, con propuestas concretas, sin estridencias, sin ofender mas allá de señalar, el presidente López Obrador concluyó su intervención en las Naciones Unidas en favor de los pobres y olvidados de la Tierra.

¿Podríamos pedir prestado el recinto de las Naciones Unidas para celebrar ahí las Mañaneras? Sin duda esa sería una buena receta para tener a diario un presidente López Obrador más propositivo, menos confrontativo.

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