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12 de junio 2017

¡Que alguien me explique!

Bronco hipócrita

El antes popular gobernador independiente, Jaime Rodríguez, 'El Bronco', destruyó en un año toda esperanza de hacer una política nueva, fresca y alejada de las viejas prácticas

Por Ramón Alberto Garza

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Qué triste es ver al otrora liderazgo empresarial de Nuevo León sometido y dominado por los caprichos, la corrupción, el cinismo y la hipocresía de un gobernador que se dice independiente como Jaime Rodríguez.

El otrora popular Bronco destruyó en un año toda esperanza de hacer una política nueva, fresca, alejada de las viejas prácticas que convierten un gobierno en botín personal.

Debemos admitir que el gobernador “independiente” sí cumplió cuando dijo que enterraría las prácticas del viejo PRI de los 70, 80 y 90, pero lo hizo solo para revivir las peores prácticas del ancestral y dinosáurico PRI de los 40 y 50.

Es aquel PRI de los tiempos de Ávila Camacho o Miguel Alemán en el que todo eran negocios personales, ya ni siquiera hechos con el pudor de la secrecía como se hacia entonces, sino ahora a cielo abierto.

Tomen como ejemplo dos de sus mas difundidas promesas de campaña: no necesito un jet particular para gobernar, usaré aviones comerciales, y no voy a gastar en promoción publicitaria como mis antecesores, para exaltar la imagen personal. Ambas son hoy una falacia.

Desde que tomó posesión el Bronco viene usando con mayor frecuencia vuelos privados, en aviones pagados con recursos del Erario. Quizá la promesa la hizo en campaña porque su plan original era gobernar y no viajar.

Pero ahora que alguien, con mucha perversidad, le infló el ego dándole cuerda de que pude ser presidente de México, la prioridad cambió, porque mas allá de ser el mesías independiente de los nuevoleones, ahora quiere serlo de todos los mexicanos.

Ahí podría estar también la explicación de que rompiera su mantra sagrado de no gastar en publicidad y limitarse a promoverse en las redes que dice que tanto dice que lo ayudaron en su campaña. Mueran las televisoras, fue su grito de guerra.

Pero ahora, cual político barato, se compra la portadas de revistas como ARegional para arrancar una campaña de imagen personal en las calles no de Nuevo León, sino de la Ciudad de México y otras urbes mexicanas.

¿Y el Instituto Nacional Electoral? Bien, gracias. Haciéndose tarugos, al igual que con el libro de Rafael Moreno Valle y con tantos otros precandidatos presidenciales que usan el fake media para impulsar por encima de la ley su imagen y sus egos.

Si una pizca de este nivel de cinismo y de hipocresía se hubiese dado en los tiempos del auténtico empresariado regiomontano, cuando don Eugenio Garza Sada lideraba aquella comunidad, otro gallo les cantara a los otrora aguerridos nuevoleoneses.

Es una lástima que la capacidad de los patronos del ejemplar Tecnológico de Monterrey no dé lo suficiente para generar talentos y candidatos –de todos los partidos- que sean capaces de ser los líderes políticos de una entidad que en otros tiempos dio ejemplo de ideas progresistas y revolucionarias.

Hoy tienen que conformarse calladitos con la historia desgastada del Benito Juaréz nuevoleonés, un campesino de Galeana que les comió el mandado y que acabará entregando el Estado en peores condiciones que su antecesor, al que prometió poner tras las rejas por corrupto.

Por lo menos la dignidad de la mitad del gabinete Bronco, los que de veras cuentan, decidieron bajarse ya de ese tranvía llamado soberbia, que pronto se descarrilará por su desbordado cinismo y descarada ambición.

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