¿Cuánto falta para la elección?

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12 de febrero 2018

¡Que alguien me explique!

‘Viejos’ al rescate

En el cierre de las mal llamadas precampañas abundan los discursos de “ángeles” pero la operación política es monopolio de “demonios”

Por Ramón Alberto Garza

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Los discursos de los candidatos intentan vendernos al nuevo PRI, al incorruptible PAN o a una Morena distinta a todos.

Palabras, palabras y mas palabras, buscando la simpatía ciudadana, pero que se topan con la pared de una cruda realidad porque al final del día, para ganar una elección, se necesitan los votos.

Y en el cierre de las mal llamadas precampañas abundan las muestras de que por encima de las frases idealistas que prometen el cambio, está el pragmatismo. Los discursos son de “ángeles” pero la operación política es monopolio de los “demonios”.

Vean el ejemplo del “nuevo PRI” que efectivamente es presidido por un rostro fresco como el de Enrique Ochoa, pero que por las presiones de una campaña que debe repuntar pero sobre todo de rescatar a sus operadores electorales de siempre, tiene que voltear al “viejo PRI”.

Abundan los informes de inteligencia que revelan que desilusionados y despreciados por el cerrado clan que maneja la campaña de José Antonio Meade, los operadores históricos del tricolor están buscando vender sus servicios a otros partidos, al mejor postor.

Sin duda por eso el “nuevo PRI”, buscando recuperar a los que garantizan que los votos se concreten en las urnas, designó a Rubén Moreira como secretario de Organización y a Felipe Enríquez como secretario de Acción Electoral.

Uno coahuilense y el otro regiomontano, ambos tienen en su haber serios cuestionamientos. Desde presuntos actos de corrupción hasta evidencias claras de enriquecimiento inexplicable y tráfico de influencias, incluyendo compra de terrenos o saqueo de las arcas públicas.

Pero todos esos antecedentes desaparecen frente a su presunta efectividad como operadores para articular la compleja red de jefes de distrito o de seccionales que acarreen a los votantes a las urnas el día de la elección.

Por eso el “nuevo PRI” tiene que llamar al “viejo PRI” a su auxilio. Porque frente a la abundancia de generales en campaña, hay que reciclar a los históricos soldados de mil cuestionadas e impugnadas batallas.

Pero en Morena las cosas no pintan diferente. Andrés Manuel López Obrador, el que cuestiona a la “Mafia del Poder” se perfila como uno de los beneficiarios de aquellos “indeseables” operadores que están desertando del PRI.

Su afiliación con el Partido Encuentro Social (PES) de Miguel Angel Osorio Chong fue la primera muestra buscando probar que el agua y el aceite si se pueden mezclar.

Y esta semana, en sus mas recientes mítines, personajes como el nieto o el yerno de Elba Esther Gordillo, aparecen en posiciones de privilegio al lado del candidato de las izquierdas, en los momentos en que se asoma un pálido intento del gobierno reinstalar a la recién liberada Maestra al frente de su sindicato.

Incluso sorprendió el anuncio del candidato de Morena prometiendo que de llegar al poder el líder minero Napoleón Gómez Urrutia, volvería del exilio en Canadá para asumir su histórica dirigencia.

Esa es una evidencia clara de los acuerdos cupulares que ponen distancia entre el discurso idealista y los hechos pragmáticos que exigen ganar una elección, además de enviarles un mensaje a los empresarios asociados a la que llama “la mafia del poder”.

Pero estas resurrecciones de los “impresentables” del pasado, a los que evidentemente tanto se les necesita, son apenas el comienzo de muchos acuerdos bizarros que veremos en la carrera presidencial 2018. Cualquier precio es barato, para instalarse en Los Pinos.

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