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¡Que alguien me explique!

Verde que yo quiero “verdes”

Los videos exhibidos en los últimos días, en los que David León le entrega millones de pesos en sobres a Pío López Obrador, presumen la posibilidad de la traición abierta de Manuel Velasco a Andrés Manuel López Obrador.

Por Ramón Alberto Garza

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El Partido Verde Ecologista de México, mejor conocido como el Partido Verde, a secas, es una maquinaria históricamente de perfecta y cínica corrupción política.

Lanzado en 1986 como Partido Verde Mexicano, su fundador fue Jorge González Torres, un empresario de medicamentos, hermano Víctor González Torres, el dueño de Farmacias Similares y mejor conocido como “El Doctor Simi”.

Su debut político en las elecciones de 1991, a mitad del sexenio de Carlos Salinas, fue muy pobre. Perdieron el registro con menos del uno por ciento de los votos.

Pero relanzado en 1993 –los “verdes” negocios farmacéuticos así lo exigían- su fundador Jorge González Torres se conviritó en 1994 en su primer candidato a la presidencia.

Apuntalados por la creciente conciencia ecológica de las nuevas generaciones, el Verde se fue posicionando frente a viejas alternativas políticas anquilosadas, como el PRI o el PAN.

Convertido en satélite político del PRI, que le garantizaba a sus dueños los negocios y las concesiones en la venta de medicamentos, el Verde cerró en el 2000 el negocio de su vida: se vendió al PAN.

Decepcionado porque el PRI no le prometía una Secretaría del Medio Ambiente, el Verde hizo alianza con el candidato presidencial de PAN. Y el 8 por ciento que alcanzó su votación fue clave para que Vicente Fox se instalara en Los Pinos. Sin esos votos verdes no habría existido el llamado “Sexenio del Cambio”.

A partir de ese golpe político, el cinismo político de la familia González Torres se desbordó. Y colocaron en 2001 al joven Jorge Emilio González Martínez -el hijo del fundador con apenas 29 años- como el nuevo presidente nacional del partido.

Bautizado como “El Niño Verde”, Jorge Emilio significó la emergencia de la generación de Mirreyes, jóvenes altaneros, petulantes, amantes de los placeres y traficadores de influencias, que ofertaban sus favores políticos al mejor postor. Sus transas son épicas.

En febrero del 2004, “El Niño Verde” fue captado en un video en el que un sujeto le ofrecía dos millones de dólares para que le liberaran un permiso de construcción en una zona de manglares de Cancún.

Y en abril de 2011, Jorge Emilio se vio involucrado en la investigación por la sospechosa muerte de Galina Chankova Chaneva, una joven búlgara que murió al caer del piso 19 de un complejo de departamentos, también en Cancún.

Después del sexenio foxista, el Partido Verde y su “Niño Verde” volvieron a los brazos del PRI y se instalaron al frente de la campaña presidencial del sexenio por excelencia de los Mirreyes, el de Enrique Peña Nieto.

La alianza pagó con creces. Chiapas se convirtió en 2012 en el primer estado Verde. Fue de la mano de Manuel Velazco Coello, otro joven impetuoso entonces de 32 años, nieto del exgobernador Manuel Velasco Suárez, el médico personal de Luis Echeverría Álvarez.

Pero a pesar de todos los favores y privilegios recibidos durante el sexenio peñista, Manuel Velasco trasegó en 2018 su capital político y el de su partido a la causa de Morena y del candidato Andrés Manuel López Obrador.

Fiel a la tradición histórica del Partido Verde de rentarse al mejor postor, Manuel Velasco decía apoyar al gobierno peñanietista, al mismo tiempo que operaba financieramente a favor de la causa morenista.

Los videos exhibidos en los últimos días, en los que David León le entrega millones de pesos en sobres a Pío López Obrador, presumen una de dos posibilidades.

Uno, la traición abierta de Manuel Velasco a Andrés Manuel López Obrador al enviar a uno de sus asesores a grabar a Pio López Obrador recibiendo dinero en efectivo, sin registro, para “el movimiento”. Jugaba dolbe y financiaba a Morena a espaldas del PRI.

O dos, el prestarse para ser un Caballo de Troya de su partido alianza, el PRI, para engatusar al ahora Hermano Impío y exhibirlo en el momento oportuno para desmantelar el mantra anti-corrupción de la Cuarta Transformación.

Manuel Velasco niega cualquier relación con David León, pero miente. El personaje, a quien ya había colocado en el gobierno de la Cuarta Transformación para controlar el manejo de los medicamentos del gobierno federal, es un viejo operador y conocido.

David León fue coordinador de Comunicación Social del Partido Verde en el Senado y coordinador de asesores del Partido Verde en la Cámara de Diputados. Y aunque Manuel Velasco lo niega, se ostentaba como asesor de Comunicación Social del gobierno de Chiapas.

¿No es curioso que teniendo el Verde su génesis fundacional como un partido familiar de los González Torres para apuntalar sus negocios de medicamentos, sea David León quien fuera promovido para manejar el monopolio en la compra y distribución de las medicinas en el gobierno de la Cuarta Transformación?

Lo dicho. La filosofía del Partido Verde y su negocio familiar termina por parafrasear el título de aquel famoso poema de Federico García Lorca: “Verde que lo que quiero, son verdes”. No importa si el precio es la intriga y la traición.

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