31 de agosto 2023
¡Que alguien me explique!
SimulaMex
Lo que se asoma en este país, que debería ser rebautizado como SimulaMex, es que los tres candidatos que ya se perfilan, Claudia, Xóchitl y Samuel, son los que quiere el presidente López Obrador
Por Ramón Alberto Garza
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Mexico vive en un lamentable y muy grave estado de simulación. Lo que se ve, no es lo que es… y lo que sí es, se esconde tras las cortinas de los poderosos intereses fácticos.
Lo sucedido ayer con las decisiones del Frente Amplio por México, aunadas a las últimas novedades de Morena y la aparente “brújula perdida” de Movimiento Ciudadano, solo vienen a confirmar que somos “ciudadanos de palo” en el país del “no te lo creas”.
La explicación oficial para bajar a la priista Beatriz Paredes de la contienda interna del Frente, para levantarle la mano a la panista-ciudadana Xóchitl Gálvez, despertó más dudas que certezas.
Dicen que fue porque las encuestas ya le daban a Xóchitl Gálvez una ventaja de 15 puntos sobre Beatriz Paredes, y que ya no tenía caso desgastarse en hacer, el domingo próximo, la prometida “elección primaria”.
En la realidad, ninguno de los tres partidos del Frente -ni el PRI, ni el PAN, ni el PRD- estaban listos para la tan anunciada y ahora frustrada elección primaria. Nadie tenía idea de dónde iban a estar las 300 o las 1,500 casillas. Muchos menos se tenían los 80 millones de pesos que costaría organizar la instalación de urnas, su vigilancia y el conteo de votos.
Peor aún, existían fuerte temores de que los firmantes que integraban el padrón de votantes no acudieran a las urnas y que aquello se transformara en un desaire con olor a derrota política.
¿Estratégicamente, la renuncia a hacer la elección primaria fue la correcta? Quizás. Pero no fue agradable el sabor de boca que dejó en la afición política opositora el suspender un partido sin jugar el segundo tiempo. Aquello no fue “lo que es”.
Xóchitl Gálvez ya es la candidata presidencial del Frente Amplio por México; felicidades y a apostar el resto. Y Beatriz Paredes dio cátedra de civilidad, con un discurso emanado de su brillante oratoria.
En Morena tampoco las cosas son lo que se ven. Hace una semana, el precandidato Marcelo Ebrard denunció el desvío de fondos del gobierno de la Ciudad de México a la campaña de Claudia Sheinbaum. Incluso denunció algo todavía más grave. Que fondos federales de la Secretaría del Bienestar habrían sido desviados para impulsar la campaña de la corcholata favorita.
Pero lejos de que la cúpula de Morena atendiera el reclamo y lanzara una indagatoria, el lunes se aprestaron a decir que no habrá investigación alguna. Aquí todos, incluyendo el líder moral de Morena, Andrés Manuel López Obrador, hicieron oídos sordos a una fuerte acusación de uno de los suyos.
Y quien conoce al hombre que despacha en Palacio Nacional, la alarmante, aunque sordeada denuncia podría costarle muy caro en el futuro político a Marcelo Ebrard. Desobedeció las reglas del “no hagan olas”, aunque el moreno mar esté agitado y embravecido por cuatro corcholatas que reniegan de la quinta.
Y en Movimiento Cuidando, las cosas tampoco son lo que parecen. Dante Delgado y el gobernador neoleonés Samuel García continúan tomados de la mano, asumiendo en solitario una decisión no consensuada de que van solos con su candidato propio a la elección presidencial 2024.
Luis Donaldo Colosio, el que llegó a la alcaldía de Monterrey bajo la marca de Movimiento Ciudadano, de la que renegó al día siguiente de su elección pintándole a Dante su raya, ya la borró y volvió a ser elenco estelar de la gran obra naranja.
Más frontal, el gobernador jalisciense Enrique Alfaro declara el “yo me deslindo” y acusa que ve a Dante Delgado fuera de control y declarando cosas de manera muy desesperada.
Para colmo, la dirigencia naranja se sordea ante el anuncio de la senadora emecista Indira Kempis, quien se proclama precandidata de Movimiento Ciudadano para ser candidata presidencial, sin que escuche una palabra o algún posicionamiento de Dante Delgado. Le hacen el vacío al grito por la democracia.
Lo que se asoma en este país, que debería ser rebautizado como SimulaMex, es que los tres candidatos que ya se perfilan, Claudia, Xóchitl y Samuel, son los que quiere el presidente López Obrador. Por la razón que sea -y pronto lo sabremos- son los que quiere en la boleta. Por lo tanto, no hay que olvidar que “lo que vemos, no es lo que es”.
Bajo ese razonamiento, y atendiendo a lo que le aprendimos ayer al Frente Amplio por México, si Claudia Sheinbaum saliera hoy con 15 o 20 puntos de delantera, hay que levantarle la mano, que le ciñan en su pecho la banda presidencial, que le transfieran el bastón de mando y ahorremos los miles de millones que costará la elección de junio del 2024.
Al final del día no existirán ciudadanos que protesten el cambio de reglas, la justificación para lo injustificable, la burda simulación, porque ya todos acabamos por acostumbrarnos, en silencio, a que “lo que se ve, no es lo que es”.
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