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¡Que alguien me explique!

Samuel cae en sus redes

El gobernador Samuel García, quien despuntó a la popularidad gracias precisamente a su éxito en redes sociales, hoy clama a los cuatro vientos a la ciudadanía que, por favor, no les hagan caso. Que son fake news

Por Ramón Alberto Garza

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En política no es lo mismo estar en la acera de la oposición que estar en la banqueta del gobierno. Samuel García lo debe estar padeciendo en carne propia frente a la avalancha de pequeñas y grandes crisis recurrentes dentro de su incipiente gobierno.

El joven político naranja, quien despuntó a la popularidad gracias precisamente a su éxito en redes sociales, llevado por la mano de su esposa y co-gobernadora, Mariana Rodríguez, hoy clama a los cuatro vientos a la ciudadanía que, por favor, no le hagan caso a las redes sociales. Que son fake news.

Lo más preocupante es que una de las dos jóvenes promesas de Movimiento Ciudadano para la candidatura presidencial del 2024 dice que todo lo que le está pasando es un intento de “desestabilización” contra su gobierno.

Hace unos días, en medio de ardientes temperaturas de 40 grados, se le incendiaron algunos cerros en la zona metropolitana y Samuel García denunció “desestabilización”. ¿De parte de quién? ¿Nombres?

Lo mismo sucedió con el espinoso y misterioso caso de la muerte de la joven Debanhi, en la que el gobernador nuevoleonés insistía en que era un fatalismo accidental, sin relación alguna con un feminicidio. De la trata de personas, ni hablamos.

Se le vino la crisis encima, se confrontó abiertamente con la Fiscalía del Estado y movilizó sus redes sociales para lucrar mediáticamente con el dolor de la familia de la víctima para vender empatía.

Y cuando el pasado jueves 12 de mayo el diario español El País reveló los pormenores de “la otra autopsia”, la que mandó practicar el padre de la víctima, el gobernador de Nuevo León volvió a acusar una “campaña de desestabilización”. Esta, dijo, con tintes políticos operada desde el poder central.

Pero la denuncia le duró muy poco, porque ante su imposibilidad de sentarse a la mesa con el Fiscal Gustavo Adolfo Guerrero, el gobierno federal, por instrucciones del presidente Andrés Manuel López Obrador, asumió el rol de amigable componedor.

Hoy, el Caso Debanhi espera veredicto final bajo el manto de la investigación final del gobierno de la Cuarta Transformación.

Ni qué decir de las reiteradas marchas de organismos de la sociedad civil y colectivos de mujeres, que protestan el desdén del gobierno nuevoleonés para escudriñar la verdad de los feminicidios. Cualquier parecido con la actitud lopezobradorista es mera coincidencia.

Para cerrar el círculo de la inseguridad, el reporte de los primeros meses de 2022, ya con gobierno naranja, es el de mayor índice criminal desde 2012. En enero y febrero del nuevo gobierno ya van 207 homicidios, contra 155 registrados en los mismos meses de 2020 y 2021.

Otro problema, este sí abiertamente heredado de la negligencia de su antecesor Jaime Rodríguez Calderón, alias “El Bronco”, es el de la escasez del agua en Monterrey y su zona conurbada.

Los peores días de recortes están por venir y la cosecha de lamentos se los está llevando, injustamente, Samuel García.

Pero enfadado, porque la Luna de Miel se convirtió en Luna de Hiel en tan solo ocho meses, el gobernador de Nuevo León se lanzó también contra los alcaldes de la entidad, a quienes acusa de hacer poco o nada en los casos de feminicidios, inseguridad y escasez del agua.

La pregunta de fondo es si esos alcaldes tienen facultades para enfrentar bandas criminales con delitos federales o cómo entrarle al reto del agua si la empresa que maneja el vital líquido es manejada por el Estado. Reclamo injusto, solo para repartir culpas.

Y todo lo anterior, coronado por un sonoro abucheo contra Samuel García en los festejos del Día del Maestro, celebrados el 5 de mayo en la Arena Monterrey.

Por ahora, el gobernador naranja se defendió presumiendo el crecimiento de la Inversión Directa en el Estado y las buenas cifras del comercio exterior. Pero esos logros no se dan en ocho meses. Sus periodos de maduración necesitan de 12 a 18 meses para concretarse. Ya venían con vuelo.

Si el gobernador de Nuevo León quiere recuperar la brújula de la popularidad con la que se instaló el pasado octubre, en la silla estatal, hoy extraviada entre tanta crisis de declaraciones “TikTok” y posicionamientos botepronto, tiene que darse una pausa.

Porque el que ahora termine renegando de las redes sociales con las que tanto lucró en su campaña luce como un grito desesperado.

Es una alerta roja de peligro, que dista mucho del naranja esperanza que él mismo, en esas redes hoy despreciadas, le vendió a la ciudadanía que lo eligió para gobernar por seis años. Van apenas ocho meses.

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