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13 de septiembre 2017

¡Que alguien me explique!

Reuniones peligrosas

En una reunión los invitados especiales eran el operador financiero de El Bronco, el amigo personal del gobernador y el esposo de la exalcaldesa, Margarita Arellanes

Por Ramón Alberto Garza

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Es curioso que mientras el gobernador de Nuevo León hizo de la lucha anticorrupción su bandera de campaña, la realidad venga a desmentir sus promesas con hechos que gritan lo contrario.

Y al que lo dude, que se asome a una reunión que se dio el pasado sábado 9 de septiembre en una quinta ubicada en la Presa de la Boca, y en donde la asistencia fue de lo mas disímbola, por decir lo menos.

El invitado especial era Jesús Hernández Martínez, el operador financiero de El Bronco, quien le maneja los dineros de las dos áreas mas productivas -educación y tecnología- con presupuestos que superan los 15 mi millones de pesos.

Sí, el mismo personaje que fue tesorero de García, el municipio del que El Bronco fue alcalde en 2009 y a quien el ahora gobernador le heredó esa misma presidencia municipal en 2012.

Otro de los invitados especiales era Ramón Baca McGuire, amigo personal del gobernador y a quien le tiene encomendada la colecta por conceptos de cobro de “piso” y “cuotas”, sobre todo con algunos de los principales casinos que operan en Nuevo León.

Todos las iniciativas recaudatorias que opera Baca McGuire –las oficiales y los informales- las hace en coordinación con Jesús Hernández, quien acaba siendo el depositario de esos recursos. Son para todo fin práctico, el uno dos de las confianzas “financieras” del gobernador.

Tanto, que ya se habla de que tan pronto como el actual tesorero Carlos Garza decida irse cuando El Bronco salga a buscar la presidencia, Jesús Hernández será ungido como Tesorero Estatal por su amigo el gobernador.

Hasta ahí el festejo Hernández- Baca no pasaría de ser un encuentro de amigos o socios, a no ser por un invitado más: Roberto Garza González, el esposo de la ex alcaldesa panista de Monterrey, Margarita Arellanes.

Y la pregunta es inmediata: ¿Cómo pueden convivir los hombres más allegados al gobernador con el esposo de la ex alcaldesa de Monterrey, que enfrenta procesos judiciales sin resolución definitiva ante la Fiscalía Anticorrupción de El Bronco?

Y para quienes no entiendan el curioso cruce de amistades, a lo mejor la respuesta está en que quien los unió fue el dueño de la Quinta en la que tuvo lugar la fiesta, Ernesto García, alias “El Zopi”.

El anfitrión es hermano de Alejandro García, un personaje ejecutado por Sigifredo Nájera Talamantes, menor conocido como “El Canicón”, a quien acusaron de ser líder Zeta en Monterrey.

De ahí que la pregunta de fondo sea ¿qué dice de todo esto el Fiscal Anticorrupción, Ernesto Canales Santos, quien despliega sus pesquisas judiciales sobre personajes que beben, cantan y bailan con los operadores políticos y financieros mas cercanos a su jefe Jaime Rodríguez?

Y aunque el evento en el que se encontraron los tres alegres compadres se presumió privado, el envío de fotografías a las redes sociales lo hizo público, dejando al descubierto que, al menos en Nuevo León, el agua y el aceite si se mezclan.

Y los legisladores nuevoleoneses que tienen puesta la mira sobre las acciones de El Bronco y su equipo, ¿que dicen de estas amistades y reuniones peligrosas?

Y ahí está lo lamentable. Que la mayoría de los diputados locales que como oposición dominan el Congreso local de Nuevo León y que podrían hacer un extrañamiento público, permanecen en un inexplicable silencio.

Hasta que, como suele suceder, las complicidades de quienes nunca debieron estar festejando juntos se traicionen entre sí, y sus consecuencias los terminen exhibiendo.

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