19 de septiembre 2024
¡Que alguien me explique!
Ramírez de la O, alerta amarilla
Comienzan a circular las versiones de que, aún antes de iniciar el sexenio, Claudia Sheinbaum podría tener la primera baja en su Gabinete: la de Rogelio Ramírez de la O
Por Ramón Alberto Garza
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Comienzan a circular las versiones de que, aún antes de iniciar el sexenio, Claudia Sheinbaum podría tener la primera baja en su Gabinete: la de Rogelio Ramírez de la O.
Considerado como el único integrante del actual gobierno con calificaciones suficientes para repetir en su cargo -y darle con ello tranquilidad a los mercados financieros nacionales e internacionales- Ramírez de la O trae la renuncia en la bolsa.
El cuarto Secretario de Hacienda de la Cuarta Transformación se niega, en el despertar del nuevo gobierno, a ser el autor de lo que ya se vislumbra como un potencial colapso financiero, si no se hace lo necesario para asumir la frágil herencia disfrazada hoy de estabilidad.
A Ramírez de la O le está sucediendo lo que, en su momento, ocurrió con Pedro Aspe en la transición de Carlos Salinas a Ernesto Zedillo. La economía iba bien, prendida con alfileres después de los asesinatos del Cardenal Posadas, de Luis Donaldo Colosio y de José Francisco Ruiz Massieu, de la rebelión zapatista, pero a pesar de la enorme inestabilidad política, la economía era rescatable.
En el arranque de aquel sexenio, Ernesto Zedillo y su secretario Jaime Serra le soltaron los alfileres. Y el evitable “Error de Diciembre” dislocó las finanzas nacionales y vino el demoledor Efecto Tequila, con severas consecuencias no solo locales, sino globales.
Si en el arranque del sexenio zedillista, Aspe hubiese repetido en Hacienda -aunque fuera por un año- otro gallo habría cantado. Los alfileres habrían dado la estabilidad necesaria para sortear la crisis.
Algo similar sucede hoy. Contra su inicial voluntad, Ramírez de la O aceptó continuar al frente de la Secretaría de Hacienda. Las presiones de los hombres del capital, nacionales y extranjeros, aplaudieron la decisión de la nueva presidenta, quien de arranque tendrá que reducir el déficit fiscal del 6 al 3 por ciento, un recorte de al menos 500 mil millones de pesos. Hace falta un financiero de bisturí como el actual Secretario de Hacienda.
Pero el factor de la austeridad parece pesar menos en el ánimo de Ramírez de la O. Al Secretario de Hacienda le preocupan más los conflictos ideológicos y las luchas de poder que se avecinan y que podrían dar al traste con las dolorosas decisiones que se tengan que tomar para salvar la cruda que dejará el lopezobradorismo.
Una de esas decisiones, en particular, le espanta el sueño y desde su conciencia le gritan: “Salta de ese barco que se va a hundir”. Y ese es el rol de poder que jugará Andrés López Beltrán, el controvertido hijo del saliente presidente.
Cuando fue invitado a repetir en Hacienda, Ramírez de la O habría fijado una condición: que le dejaran elegir libremente, sin imposiciones, a sus colaboradores de primera línea. Sobre todo, para tener el control financiero sobre tres ejes más que delicados en el futuro inmediato: Pemex, CFE y el Sistema de Administración Tributaria, mejor conocido como el SAT.
Para nadie es un secreto que el actual titular del SAT, Antonio Martínez Dagnino, es un hombre del círculo cercano a Andy López Beltrán. Y la apuesta es que, con la presidenta Claudia Sheinbaum, basado en las peticiones de Ramírez de la O, el funcionario cercano al hijo del presidente no repitiera. Pero las presiones fueron mayores y la promesa que retendría al Secretario de Hacienda en ese cargo se quebrantó en este delicado momento de cambio de régimen.
Y si la más elemental de las peticiones no pudo cumplirse, ¿qué garantías existen de que se vayan a respetar las dolorosas medidas que deberán tomarse para contener la sangría de recursos públicos para mantener a flote las ineficientes Pemex y CFE, o para alimentar con nuestros impuestos esos insaciables elefantes blancos llamados Tren Maya, Dos Bocas y el Aeropuerto Felipe Ángeles?
Ramírez de la O ya jugó demasiado “en la rayita” en los años en los que despachó en Hacienda con López Obrador. En más de una ocasión, le plantó la renuncia sobre el escritorio al presidente, la última en los días posteriores a la elección presidencial del pasado 2 de junio.
Pero abusando de la prudencia que caracteriza a Ramírez de la O, las voces de la cordura lo disuadieron y le pidieron continuar, al menos hasta que se estabilizara el gobierno de Claudia Sheinbaum. Todavía recordaban que si Aspe hubiese sido -al menos por un año- el repetidor Secretario de Hacienda de Zedillo, el “Error de Diciembre” podría haberse evitado. Ramírez de la O sabe hoy dónde están los alfileres.
Por eso, hay que estar alertas del destino que elija Rogelio Ramírez de la O. Su salida del próximo Gabinete, aún antes de tomar posesión, sería una estaca mortal clavada en el pecho de un gobierno que, con tantas imposiciones, nacerá frágil, peligrosamente endeble.
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