¿Cuánto falta para la elección?

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6 de marzo 2018

¡Que alguien me explique!

El quiebre del PRIAN

La lucha por posicionarse cómo la segunda opción de los mexicanos en la boleta de las próximas elecciones, está llevando al PRI y al PAN a destruirse entre ellos

Por Ramón Alberto Garza

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El 89 aniversario del PRI teniendo como orador único a un no-priista, José Antonio Meade, quien en su discurso revive las palabras del priista Luis Donaldo Colosio de que México tiene hambre y sed de justicia…

La conferencia de prensa del candidato Por México al Frente, Ricardo Anaya, con Luis Donaldo Colosio hijo a su lado, poniéndole un alto al presidente priista Enrique Peña Nieto.

Meade elevando el tono de su discurso y colocando las palabras corrupción e impunidad como nuevos ejes de su mantra de campaña.

Mientras que Anaya se crece y, sumariamente, anuncia que él meterá a la cárcel al presidente Enrique Peña Nieto, sin que aún exista ni acusación ni juicio de por medio.

El escenario político es esquizofrénico, porque son el PRI y el PAN los dos partidos que disputándose el segundo lugar por las encuestas, se están dando con todo para acabar el uno con el otro.

Lejos están aquellos días en los que Marta Fox metió hasta la cocina de su acogedora cabaña a Elba Esther Gordillo para concretar con el secretario de Hacienda no-panista, Francisco Gil Díaz, la reforma fiscal “panista”.

Menos lejos están los días en que Elba Esther con el Tucom por un lado y el sindicato petrolero por el otro, se aliaron con el presidente Vicente Fox para instalar a FelipeCaderón en Los Pinos, impidiendo con ello la victoria de López Obrador y por supuesto la del priísta Roberto Madrazo.

Y ese PRIAN que fue cocinando en el sexenio de Fox y que cuajó cuando a la campaña de Calderón se sumaron no solo La Maestra, sino Luis Téllez y Jesús Reyes Heroles, entre otros, hoy se confronta, se desdibuja y se exhiben mutuamente.

La estafa secreta de la Sedesol y la Sedatu de Rosario Robles es colocada frente a frente con los llamados Amigos Lavadores de Anaya.

Para algunos es un quiebre real de pronóstico reservado entre las viejas y las nuevas cúpulas prianistas.

El darle la espalda a un candidato como Anaya, que al más alto nivel había prometido que apoyaría desde las reformas estructurales hasta la designación del primer fiscal “independiente”. Y al final les falló.

Para otros es un “quiebre inducido”, para que el candidato de Por México al Frentepueda tener la credibilidad suficiente que lo habilite como opositor frontal y sea legitime como el Plan B si Meade no despunta.

Por ahora baste saber que, al menos en la pantalla y en las declaraciones abiertas, el precio de una u otra tesis lo está pagando una Procuraduría General de la República que al igual que el INE está erosionando su rol de garante de una contienda imparcial, sin candidato ni partido a su favor.

Y mientras el presidente nacional del PAN, Damián Zepeda, insiste en que los ataques desde Los Pinos se dan porque Peña Nieto ya pactó su plan B con Andrés Manuel López Obrador.

Y el candidato de Morena no tiene empacho en decir que la refriega judicial y mediática contra Anaya solo busca reforzar al llamado Joven Maravilla como el Plan B del sistema.

Algo así como el desafuero que le quisieron aplicar a López Obrador en el 2005 y que acabó fortaleciéndolo.

Y esta refriega se da a tres semanas de que suene la campana para que los rivales se suban al ring. Ya se imaginarán la lucha libre “democrática” que nos avecina. Fuera máscara, fuera cabelleras.

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