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21 de noviembre 2024

7 de septiembre 2021

¡Que alguien me explique!

Que pague Pemex

Si para cumplir el deseo presidencial se van a hacer todas las maniobras de que el Banco de México compre las divisas para el pago de la deuda... ¿no sería más productivo para todos, el que se liquidaran los adeudos a los acreedores de Pemex?

Por Ramón Alberto Garza

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Una de las fortalezas presumibles del Gobierno de la Cuarta Transformación es el control que mantiene sobre el crecimiento de su deuda.

Mientras que la mayoría de los países pidieron prestado para hacerle frente a los efectos económicos y financieros de la pandemia, el presidente Andrés Manuel López Obrador decidió cerrar la llave a solicitar crédito.

La medida fue controversial, pues se alegaba que el gobierno mexicano estaba dejando tiradas a su suerte a empresas pequeñas, medianas y grandes, que demandaban flujos de apoyo para sobrevivir la parálisis del COVID-19.

Puede todavía ser muy debatible el que se haya dejado al sector productivo a su suerte, mientras que países como Estados Unidos, Canadá, Argentina, Brasil, Chile, Perú y la mayoría de la Unión Europea elevaron sus déficits fiscales  para otorgar apoyos y no lesionar la planta productiva.

Pero al final del día, cruzado el umbral del año y medio de pandemia, la negativa del presidente López Obrador para buscar deuda está rindiendo sus frutos. Lo que ayer parecía malo, hoy podría ser un punto a favor.

Por eso llama la atención que, cuando el Fondo Monetario Internacional anuncia que le otorgará a México, 12 mil 117 millones de dólares para apuntalar sus reservas y generar estabilidad cambiaria, el inquilino de Palacio Nacional anuncie que esos Derechos Especiales de Giro se destinarían al pago de deuda.

El argumento presidencial despertó un acalorado debate que topó con pared en el Banco de México, en donde uno de los suyos, el economista Gerardo Esquivel, dijo que esa  propuesta no era transitable.

“Los Derechos Especiales de Giro (DEG) no son una moneda, son un activo de reserva internacional. En México, por mandato de Ley, los activos de reserva internacional no se pueden usar para pagar deuda”.

Pero al margen de que no se puede concretar la orden presidencial, ¿cuál es la urgencia de anticipar pago de adeudos externos a quien no nos está cobrando?

Si de verdad, el presidente López Obrador busca cumplir con deudas, mejor sería recordarle cuántas empresas o cuántos proveedores del gobierno federal están -desde hace ya dos años- esperando que se les cubran las obras que ya ejecutaron o los insumos que ya surtieron.

Tomen por ejemplo el caso de Pemex, que viene arrastrando deudas con proveedores nacionales e internacionales y que están colocando a la paraestatal en una situación no admitida de insolvencia.

De acuerdo al Balance General de Pemex, al 30 de julio de este año, los adeudos de la petrolera con proveedores alcanzaban los 254 mil 835 millones de pesos.

Curiosamente, estaríamos hablando en dólares, de algo así como 12 mil 600 millones de dólares, que es poco más de lo que el FMI le va a asignar a México.

Si para cumplir el deseo presidencial se van a hacer todas las maniobras de que el Banco de México compre las divisas para el pago de la deuda y sacarle la vuelta a decir que se usaron los Derechos Especiales de Giro, ¿no sería más productivo para todos, el que se liquidaran los adeudos a los acreedores de Pemex?

Cientos de empresas proveedoras de Pemex, que dan empleo a decenas de miles de trabajadores, podrían salir de sus pesadillas si en lugar de pagar deuda a la Banca extranjera -que nadie nos está cobrando- destinara esos recursos a sanearles sus finanzas.

El efecto multiplicador positivo sobre la economía sería incalculable. No solo sería un alivio para los proveedores, sino una sanidad para que pueda hacerle frente a las urgencias congeladas, porque muchos proveedores ya no lo surten.

Rogelio Ramírez de la O es un economista ortodoxo y con una enorme sensibilidad social. Bien valdría la pena que el nuevo Secretario de Hacienda se estrenara con la gratitud de tantos proveedores -muchos de ellos ya en quiebra o en la antesala de declararla- que vienen arrastrando los adeudos de Pemex desde el sexenio pasado.

Si al final del día se va a hacer todo un esquema para extraerle 12 mil millones de dólares al Banco de México -sin  tocar el préstamo del Fondo Monetario Internacional- que sea para conservar empleos en México, no para conservar las sonrisas de los banqueros extranjeros.

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