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12 de septiembre 2017

¡Que alguien me explique!

Petróleo para jubilados

Las condiciones de retiro que sindicatos como el de petroleros, electricistas y maestros, imponen costos que ningún país puede aceptar so pena de irse a la quiebra

Por Ramón Alberto Garza

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Algunas de las cifras del Presupuesto de Egresos de la Federación 2018 son para alarmar a cualquiera.

Por ejemplo, la de que casi todos los ingresos petroleros que México proyecta tener en 2018, apenas alcanzarán para cubrir el pago de pensiones a jubilados.

Serán 793 mil millones de pesos destinados a las pensiones, contra los 835 mil millones que se esperan por ingresos de la principal paraestatal, que es Pemex.

De ese tamaño es el drama del sistema nacional de pensiones. De cada 100 pesos que el gobierno programa gastar el año próximo, 21 pesos será para cubrir los compromisos con los jubilados.

Si quieren ver la cifra más a detalle, el gobierno está estimando para el 2018 una inversión pública –es decir, de obras- de 594 mil millones de pesos, que son casi 200 mil millones menos de lo que irá a las pensiones.

Y si presumimos que todavía somos “un país de jóvenes”, la alarma debe sonar al doble porque estamos destinando más recursos públicos a cubrir retiros, que a incentivar con infraestructura el crecimiento y la productividad de la nación.

Está claro que no se pretende que se incumpla con el compromiso de las pensiones. Son derechos adquiridos por los trabajadores y como talesdeben respetarse.

Lo que es abiertamente absurdo son las condiciones de jubilación con las que se privilegia a sindicatos como el de los petroleros, los electricistas o los maestros.

Sus condiciones de retiro imponen costos que ningún país –ni los del llamado primer mundo- pueden aceptar, so pena de irse a la quiebra.

En México abundan petroleros, maestros o electricistas que a los 45 o 50 años de edad ya están en sus hogares retirados disfrutando por décadas de pensiones que les reconocen salarios y prestaciones íntegras, una condición que no se tiene en ninguna empresa privada.

Y todo esto no es sino el producto de gobiernos que se dedicaron a premiar un sindicalismo mafioso, ineficiente para laborar en la productividad, pero muy efectivo para financiar y operar en las elecciones.

Alguien debería contabilizar esos excesos en las pensiones petroleras, magisteriales y eléctricas para asignarlas como parte de los costos que el partido en el poder paga por conservar ese poder.

Porque para eso sirven las chequeras del sindicato petrolero. Por eso son eficientes los acarreos de campaña y operativos electorales del magisterio. Para validar la perpetuidad en el poder.

Y al que lo dude, que le pregunte al expresidente Carlos Salinas de Gortari, quien en su elección de 1988 vivió los embates del líder petrolero y del líder magisterial para bloquear su llegada a Los Pinos. Y casi lo lograron.

Es cierto, y justo es reconocerlo, que en la actual administración el triunvirato José Antonio Meade, José Antonio González y Enrique Ochoa renegociaron algunas de las absurdas condiciones de jubilación en PEMEX, la CFE y el magisterio. Pero hacen falta avanzar con más severos ajustes.

Falta todavía un buen tiempo para que las nuevas generaciones, con los nuevos esquemas de las Afores, aligeren el peso financiero del sistema nacional de pensiones.

Pero con las condiciones actuales, las de acabar presupuestando más en pensiones que en inversión pública constante y sonante, no habrá futuro promisorio que nos alcance.

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