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Peña Nieto en la 4T

El consorcio que obtuvo la licitación para el primer tramo del Tren Maya incluye a una compañía representada por el compañero de golf del ex presidente y a un conglomerado chino vetado por el Banco Mundial por actos sistemáticos de sobornos.

Por Ramón Alberto Garza

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Muy flaco favor le hicieron al presidente Andrés Manuel López Obrador quienes consumaron la licitación de la primera etapa del Tren Maya.

Y colocaron a la Cuarta Transformación contra la pared en dos de sus mayores presunciones: “detestamos la corrupción y no somos el PRIAN”.

Una de las constructoras a las que se les adjudicó la primera etapa de esta obra insignia no solo está marcada por su histórica y muy cuestionada relación con José Miguel Bejos, un empresario íntimamente ligado al ex presidente Enrique Peña Nieto.

También están plagadas de una estela de corrupción y tráfico de influencias, en la que se ve involucrada desde el 2009 la constructora china acusada por el Banco Mundial de presuntas practicas fraudulentas en la construcción un mega proyecto carretero en Filipinas. Conozcamos las historias.

 

La Odebrecht portuguesa

Mota Engil es la gran constructora portuguesa, con enormes tentáculos en África, Asia, Europa y por supuesto en América Latina.

Se le conoce como la Odebrecht portuguesa y algunas de sus incursiones en Perú, Brasil, Colombia y México están plagadas de corrupción.

En el 2018, en Perú, Mota Engil fue incluida en el llamado Club de la Construcción, un selecto grupo de corporaciones que incluía a la brasileña Odebrecht y que hicieron del soborno su modus operandi. El escándalo fue tan grande, que obligó a la renuncia de 6 directivos de la Cámara Peruana de la Construcción.

En Paraguay y con un presupuesto de 21 millones de dólares, a Mota Engil se le asignó la construcción del corredor central del Metrobús a Asunción. La portuguesa abandonó la obra en medio de un escándalo de corrupción, cuando apenas tenía un 30 por ciento de avance.

En Colombia, Mota Engil recibió en 2016 un contrato de mil 300 millones de pesos colombianos para construir 252 colegios. La Confederación Colombiana de Ciudadanos contra la Corrupción reportó que solo se terminaron 4, quedaron en proceso de diseño 69 y 111 en obra.

Mota Engil fue involucrada, también en Colombia, en el incumplimiento de contratos en el intercambiador de La Virgen de la Vía Yuma, en Barrancabermeja y en las obras del muelle de Buenaventura.

 

Golf, política y negocios

En México, Mota Engil encontró a su socio perfecto en José Miguel Bejos, hijo de Alfredo Miguel Afif y principal accionista de Grupo Prodi, un consorcio creado en agosto del 2011, en el Estado de México, durante los últimos días de Enrique Peña Nieto como gobernador de esa entidad, un año antes de llegar a Los Pinos.

Es el mismo grupo empresarial que cuando Peña Nieto ya era presidente electo le facilitó por 84 días una residencia en Virreyes 1130 para operar la transición.
Con Emilio Gamboa y Luis Miranda, el joven empresario es parte del foursome de golf de Peña Nieto en sus días como presidente. Un quinto sitio en el equipo solía ser ocupado por Alfredo del Mazo padre o por el ex gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina.

Esa cercanía de José Miguel Bejós con Peña Nieto le valió, entre muchos otros, la asignación de un contrato para la construcción de la Línea 3 del tren ligero de Guadalajara, una obra inconclusa, con tres años de retraso y decenas de convenios modificatorios que duplicaron su precio original.

La obra asignada a Mota Engil México costaría 905 millones de dólares. Pero por sobreprecios y enmiendas, su presupuesto alcanzó los mil 706 millones de dólares. En esa obra se vieron subcontratadas otras empresas ligadas a la corrupción del sexenio pasado, como la española OHL.

Todo con recursos asignados entre 2014 y el 2020, algunos incluidos ya en el gobierno de la Cuarta Transformación.

Curiosamente entre las obras prioritarias anunciadas por el presidente López Obrador, en medio de la crisis del Coronavirus, incluye la terminación de la tercera etapa del inconcluso Tren de Guadalajara.

 

Compadres y Cuentos Chinos

La otra constructora beneficiada con la primera etapa del Tren Maya es China Communications Construction Company Limited.

Es la mayor empresa de ingeniería y construcción de China con ventas anuales de 70 mil millones de dólares y 118 mil empleados. Se ubica como la tercera constructora internacional del planeta y es la empresa 91 en la lista de Forbes 500.

Cotiza en el CSI 300 y el 63.8 por ciento de sus acciones son propiedad del gobierno chino. El resto está en manos de fondos globales como BlackRock, Bank of America Merrill Lynch y JPMorgan Chase.

Pero la constructora china tiene su lado oscuro, en un pasado sellado por la corrupción que la dejó por siete años fuera de licitaciones internacionales de infraestructura.

El veto se lo dio el Banco Mundial en enero 12 del 2009 cuando China Comunications Construction Company y sus subsidiarias fueron acusadas de prácticas fraudulentas en la primera fase de un proyecto de mejoramiento y manejo de carreteras en Filipinas.

La sanción inhabilitó a la constructora china a participar durante siete años en cualquier proyecto financiado por el Banco Mundial.

El escándalo fue de tal magnitud que el gobierno y el Congreso de China debieron negociar con el Banco Mundial una enmienda legal para atacar la corrupción, particularmente los sobornos a gobiernos, por casos similares a los de Odebrecht.

Con estos antecedentes de Mota Engil y CCCC de China ¿alguien pudo advertirle al presidente López Obrador a quienes le estaba entregando la primera fase de esta megaobra insignia de la Cuarta Transformación?

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