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19 de octubre 2017

¡Que alguien me explique!

Odebrecht: vamos muy tarde

Las posturas tanto del exprocurador Raúl Cervantes, como del titular de la Fepade, Santiago Nieto, tienen su vinculación en el caso Odebrecht

Por Ramón Alberto Garza

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Hizo muy bien el procurador Raúl Cervantes en incluir en su renuncia la advertencia de que el caso Odebrecht ya lo dejó cerrado y a punto de revelarse ante la opinión pública.

Porque su sola renuncia, por los motivos que sean, sin la mención del espinoso caso de sobornos de la constructora brasileña habría dejado mucho a la imaginación.

Pero Cervantes fue prudente, porque al poner sobre la mesa que en México las investigaciones están concluidas, deja en claro que el se va sin ser tapadera de nadie.

Que si los tiempos no le dieron para acabar de salir a dar sus conclusiones a los medios es otra cosa. Pero ya lo hará en cuestión de horas su sucesor.

Incluso podría pensarse que el ahora ex procurador de la República abrió el expediente Odebrecht en su renuncia para impedir que fuera a olvidarse, acabando por cargarle el muerto a él.

Sea como fuere, estamos en la víspera de conocer quién o quiénes fueron los funcionarios públicos que recibieron los 10.5 millones de dólares que dicen los ejecutivos de la constructora brasileña que le dieron a los mexicanos.

Vamos tarde, muy tarde en un caso que involucró a 12 países, 11 de los cuales ya actuaron incluso con la cárcel para ex presidentes. Pero aquí, en México, nada.

Los dos nombres mas socorridos para ser exhibidos son los de Emilio Lozoya Austin, ex director de PEMEX en el actual sexenio del presidente Enrique Peña Nieto, y Jordi Herrera, ex directivo de PEMEX-Gas en el sexenio del panista Felipe Calderón.

Pero se presume que las indagatorias y las denuncias alcanzarían segundos y terceros niveles de la paraestatal. Y ahí la danza de nombres y cargos es abundante.

Pero el meollo del caso Odebrecht en México y por lo que el caso fue tratado durante meses con pinzas, es el de confirmar o no si los dineros del soborno fueron a parar a la campaña presidencial del PRI en 2012.

La presunción no es gratuita, considerando que los sobornos pagados por la misma constructora en Brasil, Perú, Colombia, Venezuela y Panamá fueron para apuntalar en muchos casos campañas presidenciales.

Las revelaciones hechas ayer al diario Reforma por Santiago Nieto, titular de la Fiscalía Especial para Delitos Electorales (Fepade), denunciando que Emilio Lozoya Austin intentó presionarlo para que no se investigara su vinculación con Odebrecht y el posible desvío a campañas políticas, confirma la tesis.

¿Por qué sale el titular de la Fepade a hacer semejante revelación, a no ser porque deben existir presiones reales de otros niveles para congelar el caso?

Aunque luzcan independientes, las posiciones tanto de Raúl Cervantes como de Santiago Nieto tienen su vinculación y una lectura que inevitablemente las relaciona.

Una, la del ex procurador, que advierte que el caso está listo para actuar contra los presuntos responsables y dos, la del titular de la Fepade, quien advierte que se investiga la vinculación de esos dineros a campañas políticas.

Por eso insistimos hoy en lo que hace meses advertimos aquí mismo. Que el caso Odebrecht abrirá una caja de Pandora cuyos demonios libres impactarán inevitablemente en la elección presidencial 2018.

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