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7 de octubre 2024

25 de abril 2017

¡Que alguien me explique!

¿Un Odebrecht español?

Un juez español ordenó el cateo de las oficinas de la constructora española OHL y varios políticos y empresarios mexicanos están nerviosos. Las autoridades detectaron que un soborno millonario salió de las cuentas en Suiza de la filial mexicana de OHL. ¿Qué tanto afectará esto en las elecciones del 2018?

Por Ramón Alberto Garza

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Cuando la mañana del pasado jueves 20 se anunció que un juez español ordenó el cateo de las oficinas corporativas de la constructora española OHL, empresarios y políticos mexicanos temblaron.

Sobre todo cuando conocieron que ese cateo se vinculaba a un presunto soborno que la controvertida constructora habría hecho al presidente de la comunidad de Madrid, Ignacio González, para verse favorecida en la asignación del tren Navalcarnero.

Las suspicacias alcanzaron también las altas esferas políticas del PP (Partido Popular) al que se le investigarían presuntas aportaciones de OHL para el financiamiento de sus campañas.

Incluso se incluyó el Factor México cuando en las investigaciones se detectó que el presunto soborno de 1.4 millones de euros habría salido de las cuentas en Suiza de la filial mexicana de OHL.

Lo cierto es que existen cuatro palabras que se están volviendo comunes y fuertemente ligadas en el mundo de habla hispana: constructoras, sobornos, políticos y partidos.

Todavía no se concluye la investigación a fondo del funcionario mexicano que habría recibido en 2014 un soborno de 10.5 millones de dólares para dar contratos de Pemex a la constructora brasileña Odebrecht.

El escándalo, descubierto como una operación de lavado de dinero en los Estados Unidos, sacudió los cimientos del partido y los gobiernos de Dilma Rousseff y de Lula Da Silva.

El escandaloso caso, que ya fue confesado por su presidente, Marcelo Odebrech, y 77 de sus funcionarios, alcanzó a empresarios y políticos de 12 países de habla hispana, incluyendo a ex presidentes de Perú, Argentina y Panamá.

En México, el único señalamiento es el de la denuncia que la revista brasileña Veja hizo de Emilio Lozoya Austin. Pero faltan los pronunciamientos formales de la PGR y de la secretaría de la Función Pública.

Lo curioso para el caso mexicano, es que los nombres de las dos constructoras intersectan en un personaje. Y ese es el ex director de Pemex, quien antes de hacerse cargo de la paraestatal fue miembro del consejo directivo de OHL en México.

Cómo olvidar los escándalos de las grabaciones de altos directivos de OHL-México en los días de José Andrés de Oteyza, cuando se hicieron públicos las gratificaciones y vacaciones que OHL obsequiaba a funcionarios de primer nivel del gobierno federal. ¿A cambio de qué?

Tampoco podemos sustraernos de las investigaciones que penden sobre dos obras insignia en el Estado de México, ambas construidas por OHL: el Circuito Exterior Mexiquense y el Viaducto Bicentenario.

En ambas obras se sospecha que estarían siendo utilizadas como fuente de financiamiento para campañas políticas, por las ventajosas negociaciones que OHL viene logrando para ampliar sus plazos de amortización.

Por eso el cateo de OHL en España sacude a México. Porque aquí también se ligan las palabras constructora, sobornos, políticos y partidos.

Ya lo advertimos la semana pasada. Los nombres Yarrington, Duarte, Odebrecht y OHL serán cruciales, no solo en lo que viene el próximo 4 de junio en las elecciones del Estado de México, sino en lo que se anticipa para la presidencial del 2018.

Por cierto ¿alguien sabe el desenlace final de las empresas mexicanas que mal construyeron la Línea 12 del Metro de la ciudad de México y que forzaron a un exilio de bajo perfil al ex jefe de gobierno Marcelo Ebrard?

Hoy, sin embargo, lo que se hace necesario confirmar o descartar es que OHL-México no esté convertida en una versión española de la brasileña Odebrecht. ¿Acabará confesando algún directivo español?

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