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10 de enero 2019

Política

No somos Venezuela

Ante el desabasto de gasolina usuarios en redes sociales resurgen la teoría que México será el nuevo Venezuela

Por Irasema Ovalle

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Comenzó el pánico “Ya no hay gasolina en Santa Fe. Solo ha pasado un mes y ya somos Venezuela”, escribió @UnnaTuitera, pero no es la única usuario en redes sociales que teme que México se convierta en una segunda versión del país sudamericano.

El problema de pobreza en Venezuela inició con la caída del precio del petróleo, un recurso pilar en la economía de ese país. Eso sumado a los programas sociales adoptados por Chávez que después se volvieron imposibles de sostener causaron la inflación de precios y la caída de la moneda.

La escasez de recursos en Venezuela, pese a lo que usuarios de redes sociales creen, no comenzó con la gasolina, de hecho inició con productos de primera necesidad de los que el gobierno tomó el control de su regularización, tal fue el caso de:

Aceite, azúcar, café, víveres varios, pollo, carne de res, carne de cerdo, pescado, leche, quesos, pan, pasta, cereales, maíz, harina, ropa, arroz, sorgo; además de productos de higiene como jabón, champú, enjuague, desodorante, pañales para bebe, papel higienico, jabón para trastes.

Así que antes de expresar tu temor infórmate, pero si aún te sientes alarmado por el desabasto de gasolina y crees que México será el nuevo Venezuela, debes darte un clavado en la historia de ese país.

La crisis venezolana comenzó en 1958 cuando de tres partidos existentes se redujeron a dos para luego acordar alternarse el poder y repartirse ingresos petroleros entre sus electores, provocando que luego los partidos escogieran a los candidatos y bloquearan los independientes, respondiendo menos al interés colectivo y fomentando la corrupción de los ingresos petroleros.

Para 1980 la crisis económica evidenció que el sistema estaba en contra de los intereses colectivos, en 1992 el entonces coronel Hugo Chávez lideró a militares para intentar un golpe de Estado, pero fracasaron y fueron encarcelados pero el mensaje antisistema hizo eco y colocó a Chávez como un ídolo.

El gobierno de ese momento realizó una serie de reformas que intentaban salvar el sistema bipartidista lo que empeoró la situación, y los cambios en las reglas permitieron la participación de otros partidos, el presidente en turno, Rafael Caldera, liberó a Chávez como un acto de tolerancia.

El problema económico generado por la corrupción, empeoró. Chávez se postuló y ganó la presidencia en 1998 con la promesa populista de devolver al pueblo el poder, pero como los partidos originales aún dominaban las instituciones gubernamentales, él convocó a una asamblea constituyente y aprobó una nueva constitución.

Purgó cargos gubernamentales, creó reformas judiciales que redujeron la corrupción, abolió al senado; a los opositores de los decretos del 2001, como grupos empresariales y políticos, los llamó: enemigos de la revolución.

En 2002 en medio de la recesión económica, e indignación social ante las políticas de Chávez, las protestas se intensificaron y amenazaron con saquear el palacio presidencial, y cuando el presidente ordenó a los militares restablecer el orden fue arrestado y se instaló un presidente interino.

Pero Chávez cambió la política exterior y se alineó con Cuba y con los insurgentes armados colombianos, lo que enfureció a los líderes militares venezolanos. Los líderes del golpe se sobrepasaron en las medidas al disolver la Asamblea Nacional y la constitución, lo que provocó protestas que colocaron nuevamente a Chávez en el poder.

La política chavizta y de sus partidiarios se radicalizó para su supervivencia, las instituciones independientes se convirtieron en un peligro, los medios críticos fueron suspendidos, los sindicatos debilitados o reemplazados y los jueces del Tribunal Supremo de Justicia fueron también suspendidos por desafiar a Chávez.

Chávez se alió con grupos armados llamados “colectivos” y les dio fondos gubernamentales para fortificarlos, los ciudadanos aprendieron a temer a esos hombres que llegaban a dispersarlos (provocando algunas veces muerte entre los manifestantes) montados en motocicletas.

Estos grupos crecieron y expulsaron a la policía por el control de diversas zonas, para el 2005 ya habían expulsado a la policía de una región de Caracas.

Oficialmente el gobierno no aprobó la violencia generada por los colectivos, pero los elogió públicamente, y les otorgó la impunidad tácita, lo que permitió que el crimen organizado creciera, junto con la anarquía, criminalidad y las tasas de homicidios.

El régimen de Chávez continuó hasta su muerte en 2013 cuando Nicolás Maduro, vicepresidente en turno, se nombró presidente interino, para posteriormente convertirse en presidente electo.

Él heredó una mala economía, además de un apoyo escaso de las élites y los sectores populares, por lo que repartió el liderazgo y el Ejército tomó el control de los negocios de las drogas, alimentos y minería de oro, (negocios sumamente lucrativos).

Los subsidios y programas de bienestar implementados por su predecesor fueron insostenibles, por lo que imprimió más dinero, lo que impulsó la inflación, el aumento de precios de bienes básicos.

Por lo anterior instruyó controles de precios y fijó el tipo de cambio de la moneda; esto causó que algunas importaciones encarecieran provocando el cierre de muchas empresas.

La solución de Maduro ante la problemática fue imprimir más dinero, lo que volvió a acrecentar la inflación y fue ahí cuando los alimentos comenzaron a escasear.

Las medidas tomadas por Maduro terminaron de destruir la ya lastimada economía Venezolana, pero no solo eso ante la escasez la violencia callejera empeoró, las tiendas estatales se vaciaron, se multiplicó el mercado negro, los colectivos dependieron menos del gobierno y tomaron el control de la economía informal, lo que volvió más violentas algunas zonas.

Para reestablecer el orden Maduro desplegó unidades policiales y militares fuertemente armadas en 2015 pero la violencia empeoró provocando muchas muertes y heridos.

Expertos aseguraban en 2015 que con los años Venezuela adoptó un sistema con rasgos democráticos y autoritarios, una mezcla que consideran inestable, ya que sus reglas internas podían cambiar a diario, y sus centros de poder compiten por el control.

La oposición ganó en ese año la Asamblea Nacional, la tensión entre los dos sistemas desató un conflicto interno, el Tribunal Supremo de Justicia se llenó de magistrados leales al régimen.

Los manifestantes tomaron las calles pero los colectivos lograron frenarlos, y los expertos en ese año no tenían claro qué bando tomarían los militares si eran llamados a intervenir.

Para enero del 2016 la Asamblea Nacional tenía una mayoría opositora y el presidente de la asamblea, Henry Ramos Allup dijo que no renunciarían a sus propósitos para la “recuperación de la autonomía como poder, Ley de Amnistía y reconciliación nacional, y buscarían en seis meses una salida constitucional, democrática y pacífica a la ‘cesación’ del gobierno nacional”.

El objetivo no se cumplió y en octubre se anuló la recolección del 1 por ciento de firmas de cada estado para activar el refrendo revocatorio del presidente Nicolás Maduro.

Ese año también se produjo un plan de racionamiento de electricidad en 19 estados que duró 40 días, hubo cierre fronterizo y Maduro ordenó la salida de los billetes de 100 bolívares, además el precio del “dólar paralelo” (una medida impulsada desde que se activó el control cambiario) llegó a superar la barrera de los 4 mil bolívares.

El desastre en la economía causó que Maduro tomara como medida el aumento del salario mínimo en cuatro ocasiones.

En 2017 las protestas se intensificaron demandando la salida de Nicolás Maduro, los opositores decían que no dejarían las calles hasta lograr su objetivo la situación dejó una veintena de muertos.

Maduro ordenó una sentencia que le permitía ejercer competencias de la Asamblea Nacional, que tenía en su mayoría opositores, mientras el órgano se mantuviera en desacato.

La oposición calificó la orden de “golpe de Estado”, y anunció una movilización que el Tribunal Supremo de Justicia no logró detener, la oposición exigía que se adelantarán las elecciones presidenciales del 2018, y que celebraran las elecciones regionales que debían tener lugar en 2016.

El 2018 fue un año en el que la economía empeoró en 2017 la inflación fue de 2 mil 616 por ciento pero al terminar el año se elevó a casi un millón 700 mil por ciento, es decir lo que costaba 1 bolívar al iniciar el año al finalizar costaba 17 mil bolívares.

La hiperinflación provocó la migración de casi 4 millones de venezolanos a Colombia, Argentina, Ecuador y Perú. Este mismo año fueron las elecciones presidenciales en las que volvió a ganar Nicolás Maduro.

¿Aún crees que México está como Venezuela?

Con información de The New York Times, BBC y El País.

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