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¡Que alguien me explique!

“No era un debate, era una emboscada…”

Para El Norte, la sorpresiva ausencia de los tres candidatos fue calificada como un abierto boicot. Para los candidatos ausentes fue la evasión de una emboscada, que estaba sesgada con preguntas a modo, para hacer lucir a un solo candidato, el de Movimiento Ciudadano

Por Ramón Alberto Garza

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No existe en la historia política y mediática de Nuevo León un antecedente de esa dimensión.

En un acto de deslinde político contra un medio de comunicación, tres de los cuatro principales candidatos a la gubernatura de Nuevo León decidieron no presentarse en el debate convocado por el periódico El Norte, en Monterrey.

Ni la morenista Clara Luz Flores, ni el priista Adrián de la Garza, ni el panista Fernando Larrazabal asistieron al llamado de ese diario, por considerar que su agenda editorial favorece abiertamente al emecista Samuel García Sepúlveda.

Los tres candidatos se desmarcaron del evento organizado por El Norte -y calificado por consejeros editoriales- bajo la denuncia de que el periódico tiene en el candidato de Movimiento Ciudadano un proyecto particular.

Clara Luz Flores anunció su ausencia en una carta en la que descalificó a El Norte como un medio imparcial y objetivo en la organización de un debate.

“El motivo para no asistir al Encuentro Ciudadano de El Norte es por considerar que, en este momento, no existen las condiciones para que mi participación sea evaluada de manera objetiva”.

La candidata de Morena dijo que es pública y abierta la diferencia de su casa editorial frente a las políticas y posturas de uno de los partidos que integran la coalición que la postula como candidata. Se refería al choque entre los diarios del Grupo Reforma y al partido Morena.

Adrián de la Garza, candidato del PRI, expuso en un video que el medio de comunicación que convocaba al debate ya no era imparcial. Que no era un espacio objetivo para confrontar las ideas.

“El periódico El Norte dejó de ser un medio imparcial para convertirse en un grupo que lo que hace es controlar y manipular intereses políticos”.

“Hace seis años apoyaron a un candidato y ahora se deslindan del desastre que ocasionaron en nuestro estado”.

“Hoy, el escenario se repite. Sin ninguna ética profesional mienten sistemáticamente a los ciudadanos que aún creen en sus publicaciones”.

“…Por esa razón decidí no participar en su debate. No es un espacio objetivo e imparcial para el intercambio de ideas”.

Mientras que Fernando Larrazabal lamentó que no existiera, en el debate de El Norte, un piso parejo para que sean los ciudadanos los que tomen su decisión de voto en libertad.

El candidato del PAN, promovió en su lugar, un diálogo en Facebook Live y más tarde difundió un video en el que fija su posición.

“En cuanto al debate que presentó, o el supuesto debate que presentó el periódico El Norte, y la decisión que tomé hoy, más que nunca estoy seguro que no me equivoqué. No era un debate, era una emboscada”.

“Las preguntas que estaban dirigidas a cada uno de los candidatos eran preguntas que estaban diseñadas para el beneficio de un candidato”.

Frente a la ausencia de tres de los cuatro candidatos, los directivos del periódico decidieron continuar con un solitario monólogo de Samuel García.

El candidato de Movimiento Ciudadano hablaba, interactuaba y preguntaba en un escenario de cuatro atriles, como si sus otros tres rivales estuvieran ahí.

Los consejeros editoriales, en su mayoría de clase media y alta -sin representatividad de las clases populares- fueron invitados a seguir un debate, en el que lo único que no había era debate. Pero también a evaluar al solitario ponente.

Para El Norte, la sorpresiva ausencia de los tres candidatos fue calificada como un abierto boicot.

Para los candidatos ausentes fue la evasión de una emboscada, que estaba sesgada con preguntas a modo, para hacer lucir a un solo candidato, el de Movimiento Ciudadano.

Hasta ahora, los tres candidatos ausentes habían asistido a todos los debates, incluyendo los de la Comisión Estatal Electoral, organismos empresariales y foros universitarios. El debate de El Norte fue -por primera vez en su historia- la excepción.

Y el medio que solía evaluar a los candidatos acabó siendo evaluado por los candidatos que condenaron su parcialidad. Y al final del ejercicio que no se ejercitó, le dieron la peor calificación: su desprecio.

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