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Naranja que te quiero naranja

Sin duda esa fue una de las muchas gotas que derramaron el vaso para que Dante Delgado, el fundador y líder moral de Movimiento Ciudadano, se decidiera a volver a tomar al partido naranja por los cuernos

Por Ramón Alberto Garza

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En las vísperas de que se votara el Presupuesto Federal 2022, Enrique Alfaro envió a la diputada Mirza Flores, vicecoordinadora legislativa de Movimiento Ciudadano, para reunirse con los legisladores naranja.

La consigna apuntada por el gobernador de Jalisco, quien en ese momento operaba como amo y señor del partido, era que la bancada de Movimiento no votara en contra del Presupuesto, simplemente que se abstuviera. ¿Pacto con quien?

Por supuesto que la abstención es de facto un voto a favor, por lo que la absurda intentona derivó en que solo 3 de los 23 legisladores naranja obedecieran la consigna. Una enorme derrota para Alfaro.

Pero sin duda esa fue una de las muchas gotas que derramaron el vaso para que Dante Delgado, el fundador y líder moral de Movimiento Ciudadano, se decidiera a volver a tomar al partido por los cuernos.

Y en una jugada maestra, el político veracruzano, que en ese momento era el jefe de su bancada en el Senado, se decidió a operar un enroque.

Dante Delgado retomó personalmente las riendas de Movimiento Ciudadano al reinstalarse como su coordinador -que es la figura de presidente- y a Clemente Castañeda, que en ese momento era el dirigente, lo designó como el nuevo jefe del rebaño naranja en el Senado.

El enroque es de un enorme significado político, de cara a la sucesión presidencial del 2024, sobre todo en un entorno en el que la oposición se eclipsa frente a la enorme popularidad del presidente Andrés Manuel López Obrador, que se traduce al final del día en votos para Morena.

El PRI está escriturado a Alejandro “Alito” Moreno, quien ya cometió el error de destaparse como candidato tricolor a la presidencial para el 2024, emulando aquel fallido intento de Roberto Madrazo, quien desde la dirigencia se apoderó del PRI para ser el candidato presidencial del 2006. Fracasó estrepitosamente.

El PAN tiene a Markito -sí, Markito en diminutivo- Cortés como su remedo de líder. Las componendas y alianzas inconfesables son el sello de la casa azul, mientras que los auténticos panistas no aciertan a encontrar la fórmula para recuperar las riendas de un partido que naufraga sin capitán en la tormenta.

Del PRD, ni para qué gastar tinta. Es inexistente hasta para fingir como comparsa.

El Partido del Trabajo y el Partido Verde están más que entregados al regazo del presidente López Obrador, como corifeos de Morena para sacar adelante las exigencias legislativas de Palacio Nacional.

Por eso la importancia de Movimiento Ciudadano como la única opción viable para ser una auténtica oposición con posibilidades, ahora que tiene el eje Nuevo León-Jalisco.

Tan es cierto, que el partido naranja tiene instalados ya en la lista de aspirantes presidenciales a cuatro de sus cuadros: Luis Donaldo Colosio, Enrique Alfaro, Samuel García y Dante Delgado.

Pero sostener esa buena estrella dependerá del manejo político interno, del respeto entre los contendientes y, sobre, todo de cuidar las formas para que las ambiciones personales no terminen por atropellar lo que podría ser una real posibilidad.

Luis Donaldo Colosio Riojas tiene como su mejor patrimonio el apellido del mártir de Lomas Taurinas. Los mexicanos sienten una deuda moral con Luis Donaldo Colosio Murrieta.

Pero el joven aprendiz de brujo tiene que administrar la varita mágica de su apellido, salir a comprar un poco de equilibrio emocional, y sobre todo, no sucumbir a las tentaciones de ser fichado por otros partidos, sobre todo por Morena.

Enrique Alfaro se ve desesperado por marcar su liderazgo rumbo al 2024. Su rebeldía fiscal ya fue canjeada por un discurso lisonjero para complacer a Palacio Nacional y hace unos días usó al diario español El País para anunciar oficialmente sus aspiraciones presidenciales.

Pero las amenazas sobre las investigaciones a sus agencias de publicidad, sin dejar a un lado los cuestionados asuntos de la seguridad son, entre muchas, algunas de las espadas que penden sobre su cuello. Alfaro está hoy más cerca de López Obrador que de Dante Delgado.

Samuel García tendría que aplicarse muy en serio para mejorar lo hecho en sus primeros 70 días al frente del Gobierno de Nuevo León.

Administrar su protagonismo en las redes, ser menos informal en lo que dice y promete, y tener menos desplantes autoritarios con su gabinete para evitar renuncias prematuras al arrancar el 2022.

Como Alfaro, el gobernador de Nuevo León ya le bajó diez rayitas a su rebeldía fiscal y se le ve muy de la mano del presidente López Obrador. Y eso respira amenazas.

Dante Delgado es, de los cuatro, el más auténtico, el más independiente, el más curtido, el único que mantiene el discurso contestatario frente al presidente López Obrador.

Sin el partido que él fundó, ni Colosio ni Alfaro ni Samuel podrían aspirar al 2024. Pero ante las debilidades de los tres, el nombre del ahora coordinador del Partido Naranja se reinstala al frente de la ola naranja para buscar la candidatura a la presidencia 2024.

De ahí que aquellos que buscan un auténtico partido de oposición no pueden dejar de valorar a Movimiento Ciudadano.

Hoy es el único con cuatro precandidatos y el respaldo de dos estados poderosos, política y económicamente como Nuevo León y Jalisco. Con todo lo que eso significa.

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