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25 de octubre 2018

¡Que alguien me explique!

NAIM y el mega puente chino

El mega proyecto de China cerró su costo en 15 mil mdd, mientras que NAIM comenzó con un presupuesto de 8 mil mdd y terminará costando 20 mil mdd

Por Ramón Alberto Garza

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Si alguien se interesa en entender lo que está hoy en discusión en el debate del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, solo tiene que voltear a ver lo que acaba de suceder en China.

En la nación mas pujante del planeta se inauguró esta semana el puente marítimo más largo del mundo. Tiene una extensión de 55 kilómetros y une a 11 ciudades chinas, entre Hong Kong, Macao y Zhuhai.

El puente equivale a 20 veces el tamaño del Golden Gate en la bahía de San Francisco. Y lo que crea es una zona económica de 70 millones de chinos,que en su conjunto producen 1.51 millones de millones de dólares de bienes y servicios, cifra mayor que el PIB de México, España o Australia.

Pues bien, este mega obra construida sobre pilotes enclavados en el mar, demoró 9 años en su construcción, vivió escándalos de denuncias de corrupción, favores políticos y sobreprecios. Su costo final fue de 15 mil millones de dólares.

¿Y eso que tiene que ver con el nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México (NAIM)?, se preguntarán.

Sencillo. Que aquella mega obra china registró un costo casi igual al que hasta hoy reporta el NAIM. Unos 300 mil millones de pesos.

Los 55 kilómetros de supercarretera de seis carriles y puentes atirantados en el mar de China no son comparables con los 15 kilómetros que en su primera etapa tendrá el NAIM.

Es cierto que el nuevo aeropuerto tiene también la mega terminal, pero el proyecto chino además del puente incluye un gran túnel submarino y una serie de islas artificiales.

Aquella obra ya está concluida. Su costo ya cerró en 15 mil millones de dólares. El NAIM comenzó presupuestando 8 mil millones de dólares, va en 15 mil millones y los expertos advierten que terminará costando más de 20 mil millones.

Ese es el debate en torno al nuevo aeropuerto. Más allá de que si el lago de Texcoco era o no un lugar correcto para el proyecto, lo que se debate son sus costos inflados.

Se construya con dinero del presupuesto federal o con inversiones privadas, al final del día será dinero de los contribuyentes mexicanos o tiempo de concesión a un privado, que se cobrará con el pago del uso del aeropuerto.

Pongamos bajo la lupa las dos erogaciones cruciales y verán que sobran motivos para dudar.

Una, la compra de los terrenos para construir el nuevo aeropuerto. Eso ya fue un jugoso negocio de unos cuantos. Políticos y empresarios.

Y no hablemos de los terrenos adyacentes, que también fueron adquiridos por aquellos a los que se les dio la información privilegiada antes de confirmar la construcción. Harán una nueva ciudad, como lo que sucedió con Santa Fe.

Dos, revisen los costos de construcción. Se presumen  inflados, con sobreprecios o cargos que no se podrán comprobar, entre otras cosas porque argumentarán que lo inestable del suelo forzó a inversiones extraordinarias, moviendo cientos de miles de viajes de tierra y de tezontle. Ahí está el segundo negocio.

Cotejemos el mega proyecto de China con el mega proyecto de México. Comparemos con un comité de expertos de lo que estamos hablando y entonces podremos sacar conclusiones sustentadas.

Mientras tanto es difícil entender que en México tengamos a quien ya calificó como el hombre más rico del mundo…

Diseñando con su yerno el segundo aeropuerto más grande del mundo…

Y operando él mismo –con sus amigos constructores y financieros- la edificación y los mecanismos de financiamiento con sus respectivas comisiones. Negocio sobre negocio sobre negocio. ¿Le entramos a una auditoría internacional autónoma o no desgastando en dimes y diretes, perdidos en cortinas de humo?

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