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2 de mayo 2024

10 de mayo 2023

Política

Morena 2018 Vs. Morena 2024

La militarización y la ofensiva contra el Poder Judicial representan las dos banderas más visibles de Morena en 2024. Paradójicamente, ninguna de estas dos posturas estaba en la plataforma de campaña del partido en 2018

Por Rodrigo Carbajal

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La militarización y la ofensiva contra el Poder Judicial representan las dos banderas más visibles de Morena en 2024. Paradójicamente, ninguna de estas dos posturas estaba en la plataforma de campaña del partido en 2018.

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido enfático en que la consolidación de su proyecto político depende de que su coalición consiga la mayoría calificada en el Congreso, después de la elección federal de 2024.

La 4T propondrá, a través de una reforma constitucional, que los ministros de la Suprema Corte de Justicia, los magistrados de los tribunales, los consejeros del INE y los comisionados del INAI sean designados mediante voto popular.

Es decir, el gobierno de López Obrador pretende realizar la reestructura más profunda del Poder Judicial, y de los órganos constitucionalmente autónomos, desde la administración de Ernesto Zedillo.

Prácticamente toda la coalición de la 4T ha cerrado filas con la propuesta del presidente López Obrador. Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López fueron los primeros en replicar el mensaje del presidente.

La narrativa fue ratificada con el posicionamiento de Ignacio Mier, coordinador de la bancada de Morena; así como con planteamientos similares de Mario Delgado, presidente del partido, y de Gerardo Fernández Noroña, diputado federal por el Partido del Trabajo.

Los aliados satélite de Morena, el PT y el Partido Verde también cabildearon una propuesta para eliminar un fideicomiso de la Suprema Corte.

Incluso Ricardo Monreal, una de las voces más moderadas de la 4T, reprodujo alguno de los elementos del discurso antagonista de López Obrador contra el Poder Judicial.

Monreal habló sobre la necesidad de discutir una reforma judicial que ponga a consideración el poder que tienen los ministros de la Suprema Corte y abrió la posibilidad de que los miembros del Poder Judicial sean llamados a comparecer o, en un escenario extremo, sean sometidos a juicio político.

“Tenemos un recurso que poco se agota, que es el juicio político, en caso de que se vulneren principios fundamentales de la Constitución y se reitere sistemáticamente la violación o la invasión de facultades de otros poderes”, declaró el senador, quien horas más tarde matizó su comentario y aclaró que está a favor de la división de poderes.

Los críticos del presidente argumentan que este tipo de iniciativas están abocadas a la concentración del poder de la Presidencia y al desmantelamiento de los contrapesos constitucionales.

En el fondo, el reclamo de la oposición está vinculado al temor latente de que este gobierno esté construyendo una regresión autoritaria.

El 19 de abril de 2023, un día después de que la Suprema Corte declaró la invalidez constitucional de la transferencia de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional, López Obrador anunció que, en septiembre de 2024, cuando sea constituida la nueva legislatura, enviará una reforma constitucional al Congreso para militarizar al cuerpo policial más importante del país.

Las reformas que el presidente tiene planeadas para el final de su sexenio ponen de relieve que la Cuarta Transformación se asume abiertamente militarista y abiertamente opuesta a los contrapesos de la Suprema Corte, el INE y el INAI.

El Plan C, como llama el presidente López Obrador a la operación electoral diseñada para obtener mayoría calificada en el Congreso, se ha vuelto el nuevo evangelio de Morena y de sus aliados.

Sin embargo, como apunta Luis Fernando García, director de la Red de Defensa de los Derechos Digitales, una organización no gubernamental que ha sido crítica de las prácticas de espionaje del gobierno mexicano, “ni en 2018, ni en 2021, el programa electoral de Morena incluía modificar la Constitución para hacer permanente la militarización, destruir al INAI, al INE y al Poder Judicial”.

El partido Morena de 2018, el que llevó al poder a Andrés Manuel López Obrador, es completamente distinto al partido Morena que competirá en 2024. Las diferencias son de fondo y de forma.

La plataforma actual del partido contrasta con el documento de Proyecto de Nación que coordinó el ex jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo, para la campaña presidencial de hace cinco años.

En el 2018, Morena planteó la necesidad de delinear un plan de pacificación para retirar gradualmente a las Fuerzas Armadas de las calles. López Obrador llegó a la elección con un fuerte capital político obtenido por su férrea oposición a la Ley de Seguridad Interior que el gobierno de Enrique Peña Nieto promovió en 2017.

No obstante, todo cambió después de que López Obrador se reunió -en calidad de presidente electo- con el entonces secretario de la Defensa Nacional, el general Salvador Cienfuegos. A partir de ese punto, López Obrador implementó una profunda militarización de la seguridad pública, de tareas civiles, del espacio aéreo  y de proyectos de infraestructura con valor estratégico como el Tren Maya y el Corredor del Istmo.

Hay otro cambio significativo entre el partido Morena de 2018 y partido Morena de 2024. El núcleo de poder de la coalición del gobierno de la Cuarta Transformación cambió de manera drástica. Personajes como el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, y el vocero de la Presidencia, Jesús Ramírez Cuevas, sustituyeron la ascendencia del propio Romo, de Julio Scherer, de Olga Sánchez Cordero, de Esteban Moctezuma y de Tatiana Clouthier, entre otras figuras moderadas que acompañaron inicialmente a la 4T.

La maquinaria política del gobierno federal, incluidos los cuatro principales aspirantes a la candidatura presidencial del oficialismo, está centrada en la operación territorial de la elección de 2024. El objetivo esencial es ganar la mayoría calificada en ambas cámaras del Congreso.

Desde Bucareli, Adán Augusto López ha reunido a un grupo de coordinadores en todos los estados de la República, ha operado alianzas con gobernadores de al menos diez entidades y ha colocado a aliados en posiciones de control financiero del gobierno federal.

El secretario de Gobernación pretende empatar la operación del llamado ‘Plan C’ con su propio proyecto presidencial.

Pero, independientemente de quién sea designado como candidato o candidata de Morena a la Presidencia en 2024, Andrés Manuel López Obrador quiere asegurarse de que la plataforma siga siendo la misma: militarización y centralización de poder en el Ejecutivo, dos banderas a las que el partido Morena de 2018 habría mostrado su total oposición.

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