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México terrorista

El presidente López Obrador anunció que en los próximos días recibirá a miembros de la familia LeBaron. ¿Vale la pena respetar el encuentro prometido?

Por Ramón Alberto Garza

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En Estados Unidos vuelven a soplar vientos contra México.

Algunos extremistas dentro de la administración Trump intentan insertar a nuestro país dentro de la categoría de “país patrocinador del terrorismo internacional”.

Esa es la designación que el Departamento de Estado norteamericano les otorga a los países que estima colaboradores de organizaciones terroristas.

Su debate es que México está en la antesala del Estado fallido, que tiene amplios territorios controlados por los cárteles de la droga y el crimen organizado donde la ley se aplica.

Mas aún, el argumento que enciende el nuevo debate es que desde México -y con precursores importados desde China- nuestro país está convertido en el principal productor y exportador hacia Estados Unidos de fentanilo.

Este opioide es hoy la droga causante de que al menos 80 mil norteamericanos mueran anualmente por sobredosis, en una espiral que crece exponencialmente y que ya es una seria alarma de salud para los Estados Unidos.

Lo que se discute es que si el gobierno mexicano es incapaz de frenar a los cárteles que producen esta droga que envenena y acaba con la vida de decenas de miles de sus conciudadanos, el gobierno norteamericano debe aplicar medidas extremas.

Y declarar a México como “país patrocinador del terrorismo internacional” sería un primer paso que además serviría como un nuevo mantra dentro de la campaña para la reelección del presidente Donald Trump.

En 2016 el inquilino de la Casa Blanca usó en su campaña la promesa del muro para frenar la ola migrante y el tráfico de drogas.

Su nueva bandera en la campaña 2020 sería etiquetar a México como nación terrorista, donde dominan los capos por encima de su gobierno.

Un primer asomo se acaba de dar con la petición de la familia LeBaron que sufrió el 4 de noviembre pasado la pérdida de 9 familiares –tres mujeres y seis menores- emboscados por presuntos comandos criminales en Sonora.

En una petición subida al portal de peticiones de la Casa Blanca, Bryan LeBaron –en su calidad de ciudadano norteamericano- pidió declarar a los cárteles del narcotráfico como “organizaciones terroristas extranjeras”.

Si antes del 24 de diciembre esta petición es apoyada por 99 mil 999 firmas de norteamericanos en ese portal, el presidente Trump estaría obligado a darle respuesta a la petición.

¿Qué significaría que México fuera considerada una nación que protege o patrocina a terroristas, como ya son calificados Corea del Norte, Irán, Siria y Sudán?

De acuerdo a sus protocolos del Departamento de Estado, se restringirían la ayuda económica norteamericana y los apoyos financieros de organismos como el Banco Mundial. También se decretaría la posibilidad de prohibir a ciudadanos norteamericanos tener relaciones financieras con México.

Se aplicaría sobrevigilancia a las exportaciones mexicanas y se cancelaría cualquier exportación de armas, además de limitarle al Departamento de la Defensa contratos por más de 100 mil dólares con empresas del país etiquetado.

El hecho es en sí mismo tan delicado, que obligó ayer al presidente Andrés Manuel López Obrador a salir en su conferencia mañanera para advertir que no se permitirá la intervención de ningún país extranjero en los asuntos de México.

“No queremos la injerencia de ninguna potencia, de ningún país extranjero. Es muy clara la Constitución, no somos vendepatrias, no vamos a permitir ninguna amenaza o intervención del extranjero”

Lo curioso es que en medio de esta denuncia del México terrorista patrocinada por la familia LeBaron, el presidente López Obrador anuncie que en los próximos días los recibirá en Palacio Nacional.

Curioso encuentro después del silencio guardado por el gobierno mexicano frente a la confesión pública de Adrián LeBaron, el padre y abuelo de las víctimas, quien reconoció que fueron ellos –la familia y no las autoridades- los que limpiaron la escena del crimen.

Ninguna consecuencia por alterar la escena del crimen.

Si se considera que todavía existen dudas sobre los móviles del crimen sobre esta familia de ciudadanos con ciudadanía norteamericana y donantes del Partido Republicano, ¿vale la pena respetar el encuentro prometido en Palacio Nacional?

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