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Comunidad

¿Cómo sanamos a México?

México ha sido analizado desde el punto de vista económico, político, sociológico y hasta médico. Pero ¿qué dicen los expertos que se han dedicado a estudiar la espiritualidad, la profundidad del alma y las emociones?

Por Isabel Torres

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A lo largo de su historia, México ha sido estudiado y analizado desde diferentes perspectivas.

Problemas económicos, crisis de inseguridad, cambios políticos y epidemias de salud vivimos los mexicanos de forma permanente y siempre intentamos encontrar la solución o la respuesta en factores externos.

Expertos en historia, economía, política, sociología, medicina e incluso en psicología, se han adentrado en esas diferentes problemáticas y todos, desde sus diferentes perspectivas, han intentado explicarlas.

Pero ¿qué dicen los expertos que se han dedicado a estudiar la espiritualidad, la profundidad del alma y las emociones?

Para Verónica Fuentes, terapeuta y sanadora del alma, especialista en Constelaciones Familiares y Transgeneracional, el país está saliendo de un periodo de oscuridad y comienza a ver la luz, es decir, los mexicanos nos estamos dando cuenta de todo lo que ha existido pero que no habíamos querido ver.

Y todo esto viene, primero, del alma individual, esa que cada uno de los mexicanos poseemos.

“Es un código único, es decir no hay dos almas iguales. En tu alma está la información de la energía divina que se ha manifestado a través de todas tus experiencias y toda esa sabiduría que tú has adquirido, así como todos esos temas pendientes que aún están guardados en tu alma”, explica Verónica Fuentes, autora del libro “Manual para sanar el alma”, que recién acaba de publicarse.

Entonces, cada una de esas almas, que en el caso de México son casi 100 millones por la cantidad actual de habitantes en este país, conforman el alma colectiva que siempre está buscando su propia renovación, su propia sanación y su propia evolución.

Y hoy, para Verónica Fuentes, esa alma colectiva está en una profunda transmutación.

“Está saliendo de un periodo de esclavitud, de un periodo en donde hay oscuridad y comienza a ver la luz”, explica la terapeuta y sanadora del alma. “Obviamente no es un proceso de la noche a la mañana. Para mí México está viviendo ‘la noche oscura del alma’ porque está observando todo lo que no había visto antes, que estaba ahí, pero que no se había iluminado; que no habíamos querido ver.

“Esto es un proceso de responsabilidad, porque hay un momento en el que tenemos que darnos cuenta que depende de nosotros hacia dónde dirigimos la atención, hacia dónde dirigimos la energía y hacia dónde vamos todos como consciencia colectiva”.

Y en esto, dice la también especialista en Registros Akáshicos y Biodescodificación, no todos los mexicanos estamos conscientes.

“Creo que el mayor porcentaje de gente sigue poniendo la responsabilidad afuera, sigue creyendo que las cosas van a cambiar afuera. Está buscando que algo pase, que venga una figura o alguna persona a hacer que el rumbo sea distinto”.

Pero también está la otra parte, esas personas que energéticamente vibran el sentir de este país, que intuyen que las cosas no están bien, que es necesario salir de esa energía de esclavitud, de víctimas-victimarios, de ego, de hacer una transformación con responsabilidad.

Y aunque el cambio ya lo estamos viviendo es importante que cada uno de los mexicanos trabajemos en nuestro interior y observemos qué sucede ahí ante los aconteceres que más nos molestan. Por ejemplo, la violencia o la corrupción que son una realidad mexicana.

Ante eso, Verónica Fuentes recomienda observar esos sucesos y analizar qué relación tienen con nuestra propia historia, con nuestros ancestros. ¿Violencia? ¿Maltrato a la mujer? ¿Pobreza? ¿Corrupción? Y empezar por sanar y equilibrar el árbol genealógico.

“Si tú empiezas a trabajar tu propio árbol genealógico y empiezas a mirar sin juicio los eventos no resueltos que hay en tus ancestros podemos ver los eventos que hay en el país que no han sido mirados, honrados, que no ha habido duelos, que no ha habido conciencia, y entonces se van a dejar de repetir.

“La única forma que hay para dejar de repetir lo que llamamos destino es hacernos cargo de nuestra responsabilidad en esto y empezar a sanarlo para entonces hacerlo diferente”, dice la escritora.

Pero también es muy importante observar la realidad sin engancharnos, sin perder energía en situaciones que no se pueden cambiar, para entonces poder recuperar esa energía personal que nos permita hacer una ‘excavación’ interior y preguntarnos ¿qué es lo que nos pasa ante los sucesos externos?

“¿Qué me pasa a mí cuando veo esa noticia?, ¿me enoja?, ¿cómo es ese enojo para mí?, ¿qué me recuerda?, ¿qué sensación de frustración habrá en mis ancestros que no está resuelta?, ¿qué puedo hacer para hacerlo diferente?, ¿qué equilibrio transgeneracional no está resuelto en donde mi familia o alguno de mis ancestros también lastimó a otros?”, profundiza Verónica Fuentes.

Se trata de un equilibrio energético en el que la violencia no se justifica y evidentemente la justicia del hombre tiene que llevarse a cabo.

“En el equilibrio energético tú puedes participar y pedir a tu guía interior que te muestren el camino, qué es lo que tienes que trabajar, qué sombra hay dentro tuyo que ves afuera”.

Para la terapeuta y sanadora del alma es muy importante incluir en ese equilibrio a los victimarios, porque generalmente nos identificamos solo con la víctima.

“La única manera de salir de este círculo de venganza, que se va pasando de generación en generación es incluir en mi corazón a la persona que hace daño. Una vez que integras en tu corazón y que trabajas profundamente el perdón se equilibra energéticamente y dejamos de repetir este círculo vicioso de buenos y malos”.

Pero lo importante, remarca Verónica Fuentes, es primero resolver tus asuntos inmediatos, tus papás, tus hijos, porque si no están resueltos esos asuntos llenos de resentimiento, enojo, miedo, venganza o culpa, entonces esa energía se extiende hacia los demás.

Así que primero se hace un trabajo interno, para después ir hacia fuera.

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