Mes de la diversidad

Desde adolescente Karla asumió su orientación sexual, no le atraían los muchachos y en cambio moría de atracción por Sandy, su compañera de escuela; cuando en su casa su familia empezó a notar que ella no se sentía atraída por los hombres se deprimieron y fue cuando su padrino decidió tomar cartas en el asunto: la violó para que supiera lo que es estar con un hombre; resultado de esa violación Karla quedó embarazada, en un país donde se sigue criminalizando a las mujeres que deciden interrumpir su embarazo no le quedó más opción que tenerlo, además su mamá la corrió de su casa.

La de Karla es una de muchas familias lesbomaternales que apenas comienzan a obtener cierto reconocimiento por parte del Estado aunque amplios sectores de la sociedad siguen negándoles sus derechos básicos a la seguridad social, a formar una familia por decisión propia, aunque en los casos como el de Karla todas esas personas “defensoras de la vida” le han dado la espalda; la invisibilización de la violencia contra lesbianas y personas transexuales es tal que ni siquiera hay datos certeros de cuantos crímenes de odio se cometen en su contra.

En junio conmemoramos el mes de la diversidad sexual y es el marco ideal para decir fuerte y claro que ya basta de someter a la violencia heteromachista a la ciudadanía LGBTTTI, sus derechos deben ser reconocidos no solo por el Estado sino por toda la sociedad en todo el territorio nacional, la política pública y procuración de justicia deberá contener de manera transversal, y en todos los niveles de gobierno, el enfoque de derechos a las personas de la diversidad.

La intolerancia y el desprecio a las diversidades nos anclan en un México que da vergüenza.