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1 de mayo 2024

19 de diciembre 2023

¡Que alguien me explique!

Mentirosos compulsivos

Andrés Manuel López Obrador y Samuel García Sepúlveda se entienden muy bien, porque entre muchos defectos en común tienen uno que los distingue: son un par de mentirosos compulsivos

Por Ramón Alberto Garza

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Andrés Manuel López Obrador y Samuel García Sepúlveda se entienden muy bien, porque entre muchos defectos en común tienen uno que los distingue: son un par de mentirosos compulsivos.

Ambos suelen acomodar sus errores y descalabros a su muy particular realidad para cantar victoria. Y los dos no tienen empacho en violar la Ley para sacar adelante sus caprichos. Después de todo, nadie los llama a cuentas.

Que el gobernador de Nuevo León no quiere presentar como se debe -por Ley- su presupuesto de Ingresos junto al de Egresos para que sea aprobado por el Congreso, qué importa. Háganle como quieran, no hay consecuencias.

Que el presidente López Obrador dice que la seguridad ya mejoró en México, a pesar de las evidentes cifras récord de homicidios, desaparecidos y de las masacres cotidianas, como la última ejecución de 12 jóvenes, el domingo en una posada en Guanajuato. Háganle como quieran, no hay consecuencias.

Que Samuel García tiene secuestrados 2 mil 500 millones de pesos de fondos municipales en 2023 y no los entrega, a pesar de que los tribunales federales ya se lo exigieron. Además, chantajea a los legisladores del PRIAN y a los alcaldes a que le aprueben su presupuesto “sin cambiarle una coma”, a cambio de la promesa de otros tres mil millones de pesos para el 2024. Háganle como quieran, no hay consecuencias.

Que el presidente López Obrador decide por sus pistolas mandar al diablo a las instituciones -IFT, CRE, Cofece e INAI- y desmantelar con ello los equilibrios democráticos, a quién le importa. Que Carlos Slim se fortalezca y que su competencia se debilite o desaparezca. Háganle como quieran, no hay consecuencias.

Que Samuel García ejerció dos días como gobernador en funciones, a pesar de tener licencia y de que existía un gobernador sustituto, incurriendo en desacato y usurpación de funciones, no le quitan el sueño. Háganle como quieran, no hay consecuencias.

Que el presidente López Obrador designara directamente a Lenia Batres, una activista de izquierda, abierta militante del Partido en el Poder, como ministra de la Suprema Corte aprovechando la complicidad del Senado morenista, qué importa. Háganle como quieran, no hay consecuencias.

Que Samuel García, justificando la crisis hídrica, entregara por asignación directa -pretextando la emergencia- el segundo ducto de El Cuchillo, que acabó costando 40 por ciento más de lo presupuestado, es lo de menos. Háganle como quieran, no hay consecuencias.

Que el presidente López Obrador ya terminó por aceptar que las obras insignia de su gobierno -como el Aeropuerto Felipe Ángeles, la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya- terminaron costando entre 100 y 300 por ciento más de lo presupuestado, importa poco. Háganle como quieran, no hay consecuencias.

Que Samuel García utiliza abiertamente su tiempo como gobernador para salir a promover la candidatura de su esposa, Mariana Rodríguez, para la alcaldía de Monterrey, ni se despeinen. Háganle como quieran, no hay consecuencias.

Que el presidente López Obrador utiliza sus conferencias mañaneras para apoyar las candidaturas de Morena, comenzando por Claudia Sheinbaum, al mismo tiempo que ataca a los candidatos de la Oposición, comenzando por Xóchitl Gálvez, no se fije. Háganle como quieran, no hay consecuencias.

La lista de resbalones y desfiguros presidenciales, y del Gobernatore Fosfo Fosfo, son interminables. Y así, día con día, las mentiras se acumulan, la piel de los que nos gobiernan se hace más gruesa y la crítica les hace lo que el aire a Juárez. Mentir se vuelve un acto compulsivo. Al final del día, háganle como quieran… nunca hay consecuencias.

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