¿Cuánto falta para la elección?

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¡Que alguien me explique!

Mensajes USA

Lo último que necesitan los Estados Unidos en estos momentos es que más de la mitad de su frontera con México sea gobernada por personajes que son -en el mejor de los casos- tolerantes, y el peor, cómplices

Por Ramón Alberto Garza

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En la antesala de la elección del 6 de junio, el gobierno de la Cuarta Transformación entró de lleno en una guerra de mensajes cifrados con el gobierno de los Estados Unidos.

La renovación de 15 gubernaturas, sus congresos locales y la Cámara de Diputados, se instalan como la plataforma perfecta para construir los proyectos políticos hacia la sucesión presidencial del 2024.

El presidente Andrés Manuel López Obrador entiende muy bien aquella estrofa del “más si osare un extraño enemigo”. Y la aplica, la aceita y la fortalece en cada mañanera.

Solo en la de ayer lunes, el mandatario se fue de lleno contra Kansas City Southern y su adquisición de la red ferroviaria mexicana en el sexenio de Ernesto Zedillo, quien se convirtió luego en consejero-directivo de la corporación norteamericana. Un abierto conflicto de interés.

Pero sucede lo mismo con Constellation Brands, los gaseros de Texas, los inversionistas del sector energético, los fondos de inversión, las calificadoras y una larga lista de “demonios norteamericanos” que atentan contra la transformación de México.

Quizás por ello están arreciando los mensajes de vuelta, en los que Estados Unidos deja en claro que de allá para acá también existen expedientes.

Como el golpe asestado al director de la CFE, Manuel Bartlett, al filtrar esta semana documentos que forman parte del expediente oficial del caso del asesinato de Enrique Camarena Salazar, integrado en 1985 en el sexenio de Miguel de la Madrid.

En esos expedientes, publicados por el semanario Proceso, se vuelve a poner sobre la mesa el cómo testigos protegidos señalan a Manuel Bartlett, entonces secretario de Gobernación, como un personaje en contacto con jefes del narcotráfico, después de que se diera el sonado crimen del agente de la DEA.

Y lanzan la advertencia de que, si ese funcionario consentido del gobierno de la Cuarta Transformación viaja hoy a los Estados Unidos, podría ser detenido y ser sometido a interrogatorios.

¿Desaparecidos expedientes sucios sobre las despreciadas energías limpias?

Pero también están las preocupaciones de las autoridades norteamericanas sobre el futuro de tres estados fronterizos: Tamaulipas, Sonora y Baja California.

En Tamaulipas, territorio dominado por el crimen organizado y con una abierta disputa de hasta tres cárteles, la intentona para desaforar al gobernador Francisco Javier Cabeza de Vaca desató toda una alerta roja, sobre la frontera por donde pasa el 70 por ciento de las mercancías del Tratado México, Estados Unidos y Canadá.

Por eso -como lo advertimos ayer- fue abortado el envío de soldados de la Secretaría de la Defensa para apoyar la detención del mandatario, acusado presuntamente de delincuencia organizada y lavado de dinero.

La sola posibilidad de un enfrentamiento entre fuerzas locales y federales impuso la alerta roja, y el operativo fue disuadido desde el norte del Río Bravo. Nadie quiere un conflicto civil a las puertas de su casa.

En Sonora, convertido en el epicentro del letal tráfico de fentanilo con destino a los Estados Unidos, la campaña de Alfonso Durazo se sacude frente a las filtraciones de más de una docena de propiedades no declaradas en su 3 de 3.

Los servicios de inteligencia norteamericanos no alcanzan a comprender, cómo de súbito, los puertos sonorenses fueron puestos al servicio del desembarco de precursores chinos para la producción de la más peligrosa y mortal de las drogas sintéticas, que cobra 80 mil vidas cada año en la Unión Americana.

Sobre todo, cuando en esos días de súbito repunte, el ahora candidato de Morena era el secretario de Seguridad Nacional y a quien apuntan como uno de los responsables de la captura y canje en Sinaloa de Ovidio Guzmán, el hijo de El Chapo.

Y ni que decir de Baja California, en donde un impresentable Jorge Hank Rhon va como candidato del Partido Encuentro Solidario a buscar una gubernatura clave para controlar otro de los enclaves fronterizos del narcotráfico, y las corruptas aduanas colindantes con los Estados Unidos.

Envuelto siempre en escándalos relacionados con las apuestas, el lavado de dinero, el acopio de armas y sus vinculaciones con la delincuencia organizada, Hank Rhon es uno de los mexicanos non-gratos para los organismos norteamericanos, sobre todo, desde que se le relacionó con el crimen del periodista Héctor Félix Miranda, alias “El Gato” Félix.

Lo último que necesitan los Estados Unidos en estos momentos es que más de la mitad de su frontera con México sea gobernada por personajes que son -en el mejor de los casos- tolerantes, y el peor, cómplices.

Eso le preocupa a los servicios de inteligencia norteamericanos, que ya advirtieron al presidente Joe Biden de los riesgos de continuar minimizando la escalada criminal que fluye desde México.

Sin duda, esos delicados temas, junto con los migratorios, dominarán la agenda del encuentro entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y la vicepresidenta Kamala Harris.

Un encuentro que sucederá justo dos días después de las elecciones en las que en Baja California, Sonora, Chihuahua, Nuevo León y el desenlace político de Tamaulipas, se juega el futuro de la frontera más rica del planeta. Los mensajes, pues, ya están sobre la mesa.

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