5 de diciembre 2024
¡Que alguien me explique!
Marcelo y Juan Ramón, ¿la primera crisis?
La primera crisis en el Gabinete de la presidenta Claudia Sheinbaum fue precipitada por las amenazas de Donald Trump e involucra a las Secretarías de Economía y Relaciones Exteriores, y a sus titulares, Marcelo Ebrard y Juan Ramón de la Fuente
Por Ramón Alberto Garza
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La primera crisis en el Gabinete de la presidenta Claudia Sheinbaum fue precipitada por las amenazas de Donald Trump sobre la imposición de aranceles y la declaración de una “invasión suave” a México para acabar con los jefes de los cárteles que operan al amparo de los abrazos la Cuarta Transformación.
Es una crisis que involucra a las Secretarías de Economía y Relaciones Exteriores y a sus titulares, Marcelo Ebrard y Juan Ramón de la Fuente.
Las presiones dentro del círculo íntimo de la inquilina de Palacio Nacional crecen y comienzan a generar tensiones en el discurso oficial que es visto como perdido, errático, sin que alguien se atreva a contradecir a la presidenta Sheinbaum frente a la proclividad, al regaño que tiene a flor de piel. “Remember” el dedito sobre Durazo.
Pero la mandataria tiene un punto. ¿Se puede confiar en un Marcelo Ebrard, quien en sus momentos de antagonismo llegó a demandarla como precandidata ante los tribunales, por presuntamente desviar para su campaña dineros de la Secretaría del Bienestar? ¿O cómo confiar en Juan Ramón de la Fuente, cuyo historial es de indecisiones, de quedarse paralizado a mitad del río, de no asumir el riesgo en la hora difícil?
El común denominador entre Ebrard y De la Fuente es que ambos suelen cotejar algunas de sus decisiones clave de gobierno con el empresario Carlos Slim, el hombre más rico de México.
Si ya es vox populi que las decisiones políticas de Palacio Nacional son tomadas en Palenque -o donde quiera que esté el retirado ex presidente López Obrador- y que las económicas y diplomáticas son consensuadas con el inquilino del corporativo de Grupo Carso, ¿qué margen de autonomía le dejan a la primera mujer presidenta de México?
El conflicto se eleva hacia el interior del Gabinete porque se acerca el 20 de enero, fecha en la que Donald Trump tomará posesión como presidente y entonces sí, comenzará de lleno -más allá de las desafiantes declaraciones- la guerra de los aranceles y la sobrevivencia del T-MEC, sumadas a la amenaza de la violación a la soberanía con las “invasiones suaves” de milicias norteamericanas para acabar con los jefes de los cárteles.
Será un caldo de cultivo más que peligroso, si no se maneja con extremo cuidado. Con inteligencia y estrategia, más que con hígado y corazón. Asumiendo que seremos la “piñata a romper” en los primeros 12 meses de la nueva administración Trump.
En la realidad, si la presidenta Claudia Sheinbaum tiene algún dejo de desconfianza en sus secretarios negociadores, es el momento de poner el tema sobre la mesa. Porque una vez cruzado el Rubicón del 20 de enero, no se pueden cambiar los caballos a mitad del río. Sería un signo de debilidad, una claudicación anticipada frente a una negociación que será de pesadilla. De eso, ni duda cabe.
Sobre todo, ahora que Canadá ya se alió con Estados Unidos para hacer de México su piñata. Si no se manejan bien los argumentos y los tiempos, con la suficiente diplomacia y firmeza, el exitoso trío económico que viene asombrando al planeta -primero con el TLC y ahora con el T-MEC- podría transformarse en un dueto. Y si eso sucede, ya sabemos quién acabaría como solista.
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