La venganza de Lozoya

Cuando Miguel Ángel Osorio Chong todavía despachaba como secretario de Gobernación se le apareció en su despacho el abogado Javier Coello Trejo.

El jurisconsulto acudía a nombre de su cliente, Emilio Lozoya Austin, enredado en el escándalo de los sobornos por 10 millones de dólares que en el 2012 presumiblemente  le dio la constructora brasileña Odebrecht.

Coello Trejo fue claro y contundente. Preguntó al inquilino de Bucareli que si la persecución contra su cliente tenía tintes políticos. “Porque si es así, mi cliente no se va solo a pagar las cuplas. Se va a llevar a todos los que se beneficiaron”.

El mensaje era una abierta advertencia a Osorio Chong, a quien también se le venía señalando como el receptor de ocho de esos 10 millones de dólares, que se presume fueron a parar a la campaña presidencial en 2012.

Entonces las aguas se aquietaron. Pero hoy, en la antesala de la transición de gobierno, existe la urgencia de cerrar el Expediente Odebrecht.

Máxime cuando Santiago Nieto, quien fuera fiscal contra delitos electorales, cesado cuando investigaba el destino de los dineros de Odebrecht, despachará ahora en el gobierno de Morena.

Está claro que por ello se volvió a calentar el caso. Pero ante el regreso a las primeras páginas del apellido Lozoya, el exdirector de Pemex ya lanzó un par de misiles.

Está exigiendo a la PGR que en la investigación Odebrecht se cite a declarar a dos personajes: Miguel Messchmacher y Carlos Murrieta Cummings.

El primero, subsecretario de Hacienda y el segundo ex todo poderoso directivo de Pemex, hasta hace unos meses en que fue renunciado.

Sobre el agua, esas comparecencias serían para que los dos funcionarios digan quiénes fueron los que autorizaron los contratos a Odebrecht.

Bajo el agua, se trata de dos amenazas serias contra un Meschmaher que es brazo derecho de Luis Videgaray y de un Murrieta Cummings que es hombre mas que cercano al presidente Enrique Peña Nieto.

Lo que Lozoya hace es poner la estrategia Coello Trejo de que si se le pretende inculpar solo a él, otros mas tendrán que saldar cuentas. Y esos no son Messchmaher ni Murrieta Cummings, sino sus jefes reales.

El subsecretario de Hacienda es un brillante economista del ITAM, pieza clave en la estrategia fiscal del actual gobierno. Aunque Meschmaher tiene el cordón umblical ligado a Videgaray. ¿Alguna pregunta de Odebrecht, mas allá de que si como consejero en Pemex autorizó los contratos?

El que fuera director de Operaciones y de TRI en Pemex fue antes socio director de McKinnsey donde trabó amistad y negocios con Vicente Fox, a quien como presidente le vendió asesorías para renovar las refinerías.

Desde el 2009, en el sexenio de Felipe Calderón, se incorporó a Pemex en el primer nivel donde su poder era tal que llegó a ser visto como el director de la paraestatal con el presidente Peña Nieto.

Sus mérito mas notable era ser hermano de Raul Murrieta Cummings, quien fuera secretario de Finanzas en el Estado de México en la administración Peña Nieto.

Raúl fue acusado de ejecutar tres errores de transferencia de recursos públicos que fueron a parar a la campaña peñista.

Pero a pesar de ello, este economista -también del ITAM- terminó como Coordinador de Transición Gubernamental en la campaña presidencial 2012.

Por eso decimos que si se analiza al denunciante y vemos los perfiles de los denunciados, quizás entenderemos el juego peligroso que se cierne sobre el cierre del sexenio y que lleva como siglas las de Odebrecht.