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11 de mayo 2025

9 de mayo 2025

Opinión

#LosTaconesDeMarcela | México Lindo y Querido (Herido)

Nos guste o no, Donald Trump y su equipo de seguridad han hecho más por nuestro México, lindo y herido -no querido-, herido por el narcoestado en el que estamos sumergidos, que lo que hizo AMLO en su mandato bajo la fallida estrategia de “abrazos, no balazos”

Por Marcela Garza Barba

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Me pregunto, si el ex presidente en funciones saliera hoy de su escondite, ¿diría lo mismo?

Tal vez no, porque su gobierno salió peor que los anteriores.

Hoy, México está sumergido en un “narcoestado” nivel descaro en donde se mezcla todo lo que Estados Unidos no quiere tener a un lado y en casa.

Fentanilo, huachicol, migración ilegal, tráfico humano, cárteles declarados como terroristas y la cereza del pastel, criminales de “cuello blanco” coludidos con el crimen organizado.

Fuera de decomisos y detenciones a presión estadounidense en suelo mexicano, Ovidio Guzmán López, uno de los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán ya llegó a un acuerdo con la justicia de Estados Unidos.

Eso sí, como diría López Obrador, ¡es un escándalo!

La intervención del gobierno “trumpista” en cuestiones de seguridad, en México, es más que evidente.

Poco a poco, la presión de Make America Great Again y Safe Again se va dando, y sin militares estadounidenses en suelo mexicano.

Ojalá lo querido de México vuelva a nuestro país, aunque sea por presión del vecino de a lado.

No soy fan de Trump.

Es el primer presidente convicto de Estados Unidos.

Presunto abusador.

Demagogo.

Populista.

Muy parecido a Andrés Manuel López Obrador.

Pero hay algo que marca la diferencia entre Trump, AMLO y la ahora presidente de México, Claudia Sheinbaum (la pongo junto con pegado a AMLO, porque hasta ahora creo que sigue fiel a su tlatoani)

Lo que marca la diferencia entre Trump, AMLO y Sheinbaum: un hasta aquí contundente al narcoestado mexicano.

A esa mezcla a olor de fentanilo con huachicol, migración ilegal, tráfico de personas, desapariciones, todo esto ensalzado por el crimen organizado y peor aún, por criminales de cuello blanco.

En casa, en México, el narcoestado sigue de raíz, aunque en las mañaneras se cacareen los decomisos y las detenciones “históricas”.

Harfuch ha hecho decomisos “históricos”, detenciones sin precedentes, pero ¿y los gobernadores, alcaldes, diputados, senadores y próximamente jueces de dudosa procedencia?

Pruebas hay, pero no se ataca de raíz, por algo será.

Se detienen a los criminales cuando se trabaja en conjunto con el FBI, por ejemplo.

O cuando Kristi Noem, directora de Homeland Security de Estados Unidos visita nuestro país.

Pero, de ahí en fuera, la tarea no se hace en casa, la hace el país vecino.

Ovidio Guzmán López llega a un acuerdo con la Fiscalía y se declara culpable por narcotráfico en Estados Unidos.

Pam Bondi, la Fiscal General de Estados Unidos, incauta junto con se equipo 11.5 kilogramos de fentanilo, alrededor de tres millones de pastillas ligadas al Cártel de Sinaloa.

Durante el operativo hubo detenciones de miembros del cártel mexicano, seis de los detenidos no tenían permiso para estar en Estados Unidos.

Atacaron dos de los principales frentes trumpistas correspondientes al suelo mexicano, uno el fentanilo, dos la migración irregular.

Sí, también hay show televisivo por parte del gobierno de Estados Unidos, pero de que hacen el trabajo que no se hace en casa, lo hacen.

La realidad es que López Obrador dejó de combatir el tráfico ilegal de fentanilo en 2019 y de ahí, la bola de nieve que recae sobre Sheinbaum.

Nos guste o no, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su equipo de seguridad han hecho más por nuestro México, lindo y herido -no querido-, herido por el narcoestado en el que estamos sumergidos, que lo que hizo López Obrador en seis años de su mandato con los “abrazos y no balazos”, y el ahora gobierno al parecer títere de Claudia Sheinbaum.

Digamos que hoy Trump es un mal necesario para nuestro país.

Porque sí, Sheinbaum y su aliado número uno, el Secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, han puesto un hasta aquí en dos o tres ocasiones desde que se sentó en la silla presidencial la presidente, pero si no fuera por Trump y su estrategia de seguridad Make America Safe Again, que por cierto utilizó como lema de campaña a la par de Make America Great Again, Sheinbaum y Harfuch no hubieran accionado así de rápido y furioso ante nuestro México, lindo y herido.

La prueba está en que la presión trumpista abre varios frentes con México.

Fentanilo, Migración, Huachicol, Aranceles, T-MEC y la lista sigue.

Ese patriotismo al estilo Sheinbaum no se ve y menos se siente.

Se siente cuando Trump presiona.

Por ejemplo, en noviembre de 2024, Sheinbaum le responde a Trump sobre la advertencia de imponer aranceles en México.

Acto seguido, un mes después, la presión encima como olla exprés.

Sheinbaum y Harfuch realizan la incautación de fentanilo más grande que se ha hecho en la historia de México, según datos del gobierno cuatroteísta.

Alrededor de más de 20 millones de dosis de fentanilo, por un valor que ronda en los 400 millones de dólares.

¿“Masiosare” o “presionare”?

Me voy por el “presionare”.

Porque si estas incautaciones y detenciones en suelo mexicano, las más recientes en Sinaloa y Jalisco, que tanto se cacarean en las mañaneras, vinieran de un liderazgo genuino, con ganas de erradicar la violencia y la evidente colusión entre políticos y crimen organizado, otra cosa sería.

No sólo sucederían las cosas cuando Trump y su equipo levantan el teléfono rojo, hacen una visita especial o acuerdan con uno de los líderes del crimen organizado para que hable sobre las redes que existen entre el gobierno y el crimen organizado.

De hecho, en varias de las últimas detenciones como la de María del Rosario Navarro Sánchez, el FBI trabajó en conjunto con la Secretaría de Seguridad Pública del Gobierno Federal.

La realidad de nuestro México, lindo y herido, es que están primero las dádivas gubernamentales que la seguridad de nuestro país.

La inversión en 2026 para Programas del Bienestar será de un billón de pesos.

Todo lo contrario a la seguridad, pues al parecer, no es prioridad para el gobierno ni hoy ni en 2026. 

Más de 35 mil homicidios al año, pero el Fondo de Aportaciones para la Seguridad Pública ronda en los 10 mil millones de pesos.

Con razón, López Obrador no se asoma y su esposa Beatriz Gutiérrez Müller está pensando en correr hacia España, lugar donde la mayoría de los ex presidentes mexicanos “huyen” después de herir a nuestro México.

Si fuera un México, lindo y querido, no habría por qué intentar huir.

¿Será que Trump tomará la escoba para barrer las escaleras que la inquilina de Palacio Nacional no puede barrer?

¿O tomarán la escoba juntos de una vez por todas?

No importa cómo, pero ya basta de herir a este México que tanto queremos ver renacer.

No al narcoestado, no a la elección judicial manchada de personajes de dudosa procedencia, no a herir más a nuestro país.

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