14 de febrero 2025
Opinión
#LosTaconesDeMarcela | La Propaganda del Miedo
En tiempos en los que Estados Unidos marca la pauta sobre la seguridad en México, el gobierno reacciona inyectando miedo al país. El miedo no anda en burro, pero sí en la propaganda… cuatroteísta
Por Marcela Garza Barba
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Si a alguien le quedaba duda que la estrategia cuatroteísta de “Abrazos, No Balazos” había quedado atrás, aquí la prueba.
En lo personal, nunca pensé que Claudia se había deslindado de dicha estrategia creada por su tlatoani, su líder sectario, el ex presidente aún en funciones, Andrés Manuel López Obrador.
Por más que hubiera Omar García Harfuch y su “Súper Secretaría de Seguridad”, los abrazos siguieron repartiéndose.
Y es que la propaganda del miedo es la que ha hecho fuerte a Morena.
La retórica de la ansiedad transmitida en cada mañanera desde hace más de seis años ha hecho que el “pueblo bueno y sabio” opte por adormilarse y extender la mano, que por cuestionarse y alzar la voz.
El miedo paraliza y en lugar de cuestionar, el ciudadano se suma a la narrativa del gobierno que dice protegerlo.
Las controversias cuatroteístas se quedan en controversias.
Ya sean de corrupción, nepotismo o descaro.
Como las más recientes, la del General Cienfuegos, quien reapareció como si nada en la Marcha de la Lealtad (¿Lealtad a quién?, es la pregunta); la de Pedro Haces y sus propiedades; la de la foto de Ricardo Monreal apoyando a Andy López Beltrán; y la de Paco Ignacio Taibo II al pedir que fusilen a los mexicanos que apoyen a Donald Trump, porque eso sería traición a la patria.
Y ni se diga la controversia de Pemex.
Ahora resulta que la política exterior popular somete al mexicano: o estás con la patria, con todo y la inseguridad de los “Abrazos, No Balazos” o estás en contra.
En tiempos en los que Estados Unidos marca la pauta sobre la seguridad en México, el gobierno reacciona inyectando miedo al país.
El miedo no anda en burro, pero sí en la propaganda… cuatroteísta.
¿Desde cuándo sientes esa ansiedad, ese miedo?
¿Desde cuándo dejaste de andar por carretera, ya no visitas a tu familia que está en otro estado, por temor a que te embosquen en medio de la nada?
¿Desde cuándo volteas a ver si alguien esta atrás de ti en el cajero automático?
¿Desde cuándo tus hijos dejaron de ir a la escuela, porque el camino hacia el aula está cooptado por el crimen organizado?
¿Sientes el mismo amor por México que hace algunos años?
Ocho de cada diez mexicanos se sienten inseguros en el país.
Más del 66 por ciento de los mexicanos se sienten inseguros en su estado.
El miedo en las calles es la principal emoción de inseguridad.
El 67.3 por ciento se siente inseguro en un cajero automático en la calle; 61.8 por ciento en el transporte público; 53 por ciento en carretera y 51.3 por ciento en las calles, según datos del INEGI.
Hoy, no somos libres. Punto.
La estrategia cuatroteísta de “Abrazos, No Balazos” ha sido orquestada con alevosía y ventaja.
Más allá de proteger a los criminales, el miedo y la inseguridad han sido el principal motor del actual gobierno.
Tal cual, el régimen nazi cuando creó un estado de terror.
Terror hacia el vecino, al enemigo.
Terror hacia el ciudadano, el de casa.
O estás con los que te gobiernan a su imagen y semejanza o no estás.
Los nazis reorganizaron la fuerza militar con la supuesta finalidad de traer paz al Estado, corrompido por la misma violencia que ellos habían creado.
La ideología del régimen llegó hasta las entrañas de los principales líderes militares, hasta el punto de no diferenciar entre un mando de gobierno y uno militar.
¿Les suena un tanto familiar?
Sí, las armas de una dictadura son el terror y la propaganda.
Ellos dicen “la soberanía de México no es negociable”.
El pueblo bueno y sabio dice “cuál soberanía, si estamos en tierra de nadie”.
Basta voltear a ver Sinaloa, Guerrero, Tamaulipas, Tabasco, Veracruz, Quintana Roo y Nuevo León.
Y es que, por más que se quiera maquillar la inseguridad en nuestro país con un súper policía carismático y con supuestas buenas intenciones que parecen más montajes a modo, por las circunstancias amenazantes con el país vecino, la realidad es que hoy la vida del mexicano ha sido intercambiada por la fallida estrategia heredada de “Abrazos, No Balazos”.
La presidente Claudia Sheinbaum lo recalcó esta semana.
Así, sin miedo.
Como también provoca el miedo con el tema de los juegos arancelarios y de seguridad con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
“Que empiecen por su país”, dice Sheinbaum, pero al mismo tiempo se dobla y militariza la frontera por las amenazas de Trump.
Pero en las mañaneras, “México es un país libre, independiente y soberano”.
En el que da igual si un día se dice no al nepotismo y al otro sale la foto del nepotismo en todo su esplendor.
En el que no importa el pasado de un alto mando militar, aquí se defiende lo indefendible.
En el que da igual si los morenistas roban o no, son presuntos abusadores, reyes del huachicol, al mismo tiempo que perfeccionan el arte de traficar influencias.
Mientras que el ciudadano no es libre, tiene miedo en su casa o en la calle, pero prefiere ser espectador a cambio de dinero inmediato.
“El 71 por ciento de los hogares mexicanos ya recibe, por lo menos, uno de los programas del Bienestar impulsados por AMLO”, según datos de la página de gobierno oficial.
Hagan cuentas.
La ansiedad y el miedo paralizan, es mejor prender el televisor o acceder a las redes sociales y ver, diariamente, a una presidente que supuestamente ataca el problema.
Si lo atacara, el presidente Donald Trump y los suyos no tendrían por qué declarar la guerra no sólo arancelaria, sino de seguridad con nuestro México lindo y querido.
No nos espiarían con aviones en la frontera.
Me pregunto.
¿Aún queremos a México o queremos más esa dádiva instantánea que más temprano que tarde se esfumará?
Porque el circo del miedo sigue, con Marcha de la Lealtad y el general Cienfuegos, incluidos.
La pregunta es ¿lealtad a quién?
Porque a los mexicanos, definitivamente no.