20 de septiembre 2024
Opinión
#LosTaconesDeMarcela | Armados de Propaganda
Los Tacones De Marcela
¿Cuál es la verdadera propaganda? ¿La violencia que hunde a nuestro país a causa de la mala estrategia de “abrazos, no balazos” o la militarización de México utilizada para fines partidistas, empresariales e institucionales?
Por Marcela Garza Barba
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Tuve que reescribir este editorial el jueves por la noche.
Originalmente, lo escribí el miércoles en la madrugada y lo grabé el jueves por la mañana.
Pero de nada sirvió, porque después de haberlo grabado, sólo pasaron horas y el “Plan M” de Militarización ya era una realidad en la Cámara de Diputados y en nuestro México, apenas recuperándose de una aprobación a modo de una Reforma al Poder Judicial.
Ilusa yo que pensé que AMLO y los suyos ya habían llegado al más puro de los cinismos con lo de los Yunes y la Reforma Judicial.
Si tan siquiera los supuestos “buenos gobernantes” protegieran al país como aprueban las reformas a modo, otra cosa seríamos.
Ahora, aparte de una Reforma Judicial, estamos ante una Guardia Nacional bajo la tutela de la Secretaria de la Defensa Nacional, la Sedena.
La propuesta obtuvo 362 votos a favor, claro, con el respaldo de Morena, PT, el Partido Verde y una diputada independiente, y 133 en contra, después de siete horas de deliberación.
Y aquí abro mi comentario, el aún presidente dice que es “propaganda y sensacionalismo” lo que sucede en Sinaloa, ¡pero qué falta de respeto!
Cuando, claro está, que la propaganda la hacen él y los suyos.
No por nada, además, el aún presidente prepara un decreto para los militares en el que les dará hasta 31 mil millones de pesos para empresas.
No sé ustedes, pero siempre me cuestiono cuando se utiliza mucho maquillaje.
Algo querrán esconder.
Algo querrán aparentar.
En el Desfile Cívico Militar de este pasado 16 de septiembre sí que hubo doble maquillaje.
Porque, visto desde fuera, cualquiera diría que somos un país de leyes y seguridad, de respeto y de principios, cuando la realidad es otra.
Una realidad lejana a esa entrada triunfal de militares con un presidente enaltecido, una presidenta electa complaciente y un Zócalo repleto de personal de las Fuerzas Armadas vestidos de gala.
Aquello parecía más una maqueta bien configurada de gobierno y militares cuatroteístas puestos a modo, que lo que vemos en el día a día con respecto a la seguridad nacional en nuestro país.
Desfilaron 32 bandas de guerra; 15 mil 688 integrantes del Ejército y Fuerza Aérea, Armada y Guardia Nacional; 143 soldados honorarios; 753 vehículos terrestres; 92 aeronaves y 21 embarcaciones.
Y la cereza del pastel, un “se cumplieron sus instrucciones, señor presidente”, de un controvertido Luis Cresencio Sandoval.
Ahora sí, que “propaganda de mentiras y sensacionalismos”, como dijo AMLO con respecto a la violencia que se vive en Culiacán.
Porque mientras aquel estado ardía en llamas, a causa de la guerra desatada por los cárteles de la región, un presidente y una presidenta electa daban un discurso que pareciera como si, en efecto, a causa de la estrategia cuatroteísta de “abrazos, no balazos” reinara la paz.
Y todavía, días después, aún en un estado de guerra en Sinaloa, AMLO minimiza la situación en uno de sus mayores actos propagandísticos de este sexenio, su mañanera y dice que Guanajuato supera a Sinaloa en número de homicidios, como si eso eliminara lo que sucede, a causa de su fallida estrategia de seguridad.
La bandera debería estar a media asta, sí, en memoria de las víctimas de los sismos del 19 de septiembre de 1985 y 2017, pero también por los más de 200 mil homicidios dolosos con los que cierra este sexenio fallido.
La pregunta de fondo es: ¿cuál es la verdadera propaganda?
¿La violencia que hunde a nuestro país a causa de la mala estrategia de “abrazos, no balazos” (por complicidad o negligencia) contra el narcotráfico? O ¿La militarización de México utilizada para fines partidistas, empresariales e institucionales, más específicamente de AMLO y los suyos?
Porque, al parecer, el fin justificó los medios para el capricho de la Reforma Judicial presidencial.
Y ahora, la propuesta de reforma en la que la Guardia Nacional se incorpora a la Sedena y ese plan es también con “C” de inconstitucional.
Detrás de ambos planes está el hombre que mece la cuna, ya sabemos quién, el aún presidente Andrés Manuel López Obrador.
No es secreto a voces que permanecerá con el bastón de mando real, aunque se lo haya, dizque, pasado a su sucesora Claudia Sheinbaum.
Al aún inquilino de Palacio le quedan diez mañaneras, para ser exactos.
Diez de esos actos propagandísticos que implementó desde su llegada al poder en 2018.
Se calcula que, en seis años, se gastaron 60 millones de pesos en las mañaneras amloístas.
Y claro, Claudia Sheinbaum, ahora que se siente en la silla presidencial, continuará con dicha propaganda.
¡Cómo no!, si hablarle diario al mexicano es el arma más poderosa de convencimiento y pauta de agenda gubernamental.
Un control mediático presidencial con alevosía y ventaja que, hasta pienso, debería ser ilegal.
En este acto propagandístico que nos infundieron por seis años (y los que vienen), uno de los objetivos cuatroteístas fue el persuadir al mexicano con la afamada militarización “legalizada”.
Ese México, bajo la protección del manto militar casi santificado.
Aunque al principio de su sexenio, el presidente prometió no militarizar al país, en reiteradas ocasiones, en las mañaneras, subrayó que el incorporar la Guardia Nacional con la Sedena sería lo más óptimo y conveniente para la seguridad pública del país.
Francia y España, siempre como ejemplo, tal cual Dinamarca, cuando el mandatario hablaba del sistema de salud y los medicamentos.
Pero nada más lejos de la verdad.
Ni somos Francia, ni España ni mucho menos Dinamarca, eso ya lo sabemos.
Porque, de hecho, el incorporar la Guardia Nacional con la Sedena se traduce a un proceso inconstitucional, ya que según el Artículo 21 de la Constitución subraya que las instituciones de seguridad pública, incluyendo la Guardia Nacional, deben ser de carácter civil, disciplinado y profesionales.
La mayoría de Morena, PT y PVEM en la Cámara de Diputados siguieron las órdenes de su tlatoani y se encerraron por horas hasta modificar unos tantos artículos de la Constitución para adecuar “a modo” un modelo militar.
Y es que, por más que no se quiera decir que AMLO y Claudia quieren militarizar a México, ahí están los hechos.
Militares en instituciones gubernamentales.
Militares dirigiendo obras insignia del presidente, como el Tren Maya.
Militares manejando sobrecostos exacerbados, como si de empresarios se trataran.
Militares en todo, menos en las calles, combatiendo la inseguridad y haciendo frente al crimen organizado.
Además de manejar las obras insignia de AMLO, que por cierto con todo y sobrecostos (el proyecto ya rebasó el medio billón de pesos en costo) son puro cascarón, la Sedena y la Marina pasaron a controlar 20 de los 64 puertos aéreos que hay en el país.
Militares en el aire, cuando en la tierra, los homicidios van al alza.
Por militares me refiero a las Fuerzas Armadas, Sedena, Semar y Guardia Nacional.
Con razón, AMLO incrementó el presupuesto militar en un 150 por ciento desde 2018.
No para la seguridad pública, sino para su beneficio.
Según el Inventario Nacional de lo Militarizado, 83 por ciento de los convenios con Fuerzas Armadas no tienen que ver con seguridad.
Me pregunto, ¿entonces, con qué? ¿Y para qué se quiere militarizar, si de seguridad no se trata?
Ejército de “El Mayo” contra el Ejército de “El Chapo”, pero ¿y el Ejército Mexicano?
Actualmente, hay 19 acuerdos para crear empresas de participación estatal bajo el control de las Fuerzas Armadas.
Esto quiere decir que, a los militares, los dejarán participar en los siguientes años libremente en obras importantes para el gobierno en turno.
Con razón Claudia no dejó de resaltar el apoyo de los militares en diversos proyectos, una vez que se siente en la silla presidencial.
Seguirá el mismo camino hacia la militarización del país que AMLO.
Y todo esto amarrado, claro, a lo que quieren hacer con la Guardia Nacional y la Sedena.
Por eso, cuando el aún presidente se atreve a decir que lo de Sinaloa es mera propaganda de los opositores, me parece una falta de respeto y más aún, cuando lo hace desde el púlpito del poder propagandístico de la 4T.
Que salga a las calles y vea con sus propios ojos que los niños no van a la escuela por miedo al fuego cruzado.
Que vea que los comercios no venden porque nadie abre por temor a represalias.
Que viva lo que los sinaloenses viven, día a día, antes de decir que son actos de propaganda porque un buen líder se suma al bien y no al mal y AMLO… qué les digo, ahí están los hechos.
Junto a su buen amigo, el gobernador Rubén Rocha Moya.
Ciegos los que no ven.
Porque, ¿les digo algo?
En Venezuela, la militarización del país se refleja en cuatro indicadores según los expertos.
Participación de los militares en instituciones gubernamentales.
Partidismo y pérdida de profesionalismo.
Los militares como dirigentes o empresarios.
Y la militarización de la seguridad ciudadana.
¿Nos seguiremos dejando?
Reforma Judicial, a modo.
Militarización, a conveniencia.
¿Eso es México?
AMLO y Claudia, “armados” de propaganda y culpando a Estados Unidos de la ola de violencia en Sinaloa.
Despierten.
Ya basta de seguir dormidos y que aprueben las reformas como caprichos presidenciales en “fast track” y casi de madrugada.