¿Cuánto falta para la elección?

3 de mayo 2024

7 de noviembre 2022

¡Que alguien me explique!

Lo que se juega mañana en EU

Políticamente hablando, el voto popular decidirá mañana martes uno de tres caminos sobre el futuro de los Estados Unidos… y también sobre México

Por Ramón Alberto Garza

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Políticamente hablando, el voto popular decidirá mañana martes uno de tres caminos sobre el futuro de los Estados Unidos (EU)… y también sobre México.

Uno, que a pesar de la debilidad y la escasa popularidad del presidente Joe Biden, los demócratas puedan evitar la catástrofe que se les pronostica, perdiendo el control tanto del Congreso como del Senado.

Dos, que la división de un Congreso Republicano y un Senado Demócrata no solo paralice al gobierno de la todavía nación más poderosa, sino que acreciente todavía más los radicalismos con miras a una muy controvertida elección presidencial 2024.

O tres, que un contragolpe de los republicanos en las urnas encienda los ánimos -como en enero del 2020- volviendo a la amenaza de una guerra civil política que fracture los cimientos de la democracia que en apariencia es la más sólida del planeta.

De lo que se dé en las urnas de la llamada elección norteamericana de medio término, dependerá trazar con esperanza o con desilusión la próxima década en la que abundarán las amenazas de un reacomodo en el orden geopolítico global.

Un Estados Unidos (EU) débil podría significar una debacle, no solo para el modelo de nación que domina el escenario desde los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, sino para el modelo económico y financiero anclado en el patrón Dólar.

Para México, por desgracia, la opción no está entre buenas y malas. Sino entre malas y peores. Y la razón es simple.

En todos los niveles del gobierno, de los negocios y de las finanzas norteamericanas se respira un hartazgo sobre el gobierno de la Cuarta Transformación. Y en particular sobre el estilo de practicar la “diplomacia del engaño” del presidente Andrés Manuel López Obrador. Se nos ve como “el socio no confiable”, casi en la antesala del adversario que respalda a Rusia, China y el bloque rojo de América Latina.

El escenario “menos peor” -y aun así será malo para nuestro país- sería que los demócratas mantuvieran el actual estatus político del Congreso y el Senado. Pero, aun así, el estado de las cosas no sería el mismo que el que gozamos hoy.

Si hasta ahora los vecinos del Norte (EU) se han visto inexplicablemente tibios frente a los embates en las decisiones lopezobradoristas, es porque no querían hacer olas antes de las reñidas elecciones de mañana. Cualquier resbalón con el electorado hispano provocaría un enorme descalabro con la más amplia minoría que acudirá a las urnas.

Está claro que, pase lo que pase, apenas se enfríe el clima post-electoral, las acciones del gobierno de Biden sobre México se endurecerán hasta alcanzar la antesala del quiebre. El camino demócrata para retener la presidencia en 2024 está inevitablemente pavimentado de frenar las amenazas de seguridad, drogas, migración, energías y grandes inversiones en peligro, a las que sienten que México no atiende con seriedad e incluso desdeña con insultante inacción.

Y si, por el contrario, los republicanos recuperan el terreno perdido en 2020 -lo que significaría el retorno de los mega radicales de la derecha y por supuesto de su instigador en jefe, Donald Trump– prepárense porque el Muro con el que se nos amenazó hace 7 años será un simple juego de niños.

Las exigencias del gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, de intervenir con fuerzas norteamericanas en territorio mexicano para combatir a los cárteles de la droga -entre muchas acciones confrontativas – serán una realidad.

Pero, con victoria demócrata o republicana es un hecho que, a partir del 2023, México será uno de los epicentros de la campaña presidencial norteamericana 2024 (EU).

Quien le apriete más fuerte al gobierno de la Cuarta Transformación será factótum para conquistar el voto de los que -de manera creciente- exigen ponerle un hasta aquí a nuestro país.

Después de conocer los resultados al cierre del martes, en Palacio Nacional y en la Cancillería tendrían que estar analizando tan pronto como el miércoles por la mañana, el posible control de daños. Ojalá que tengan la inteligencia -y la humildad- para leer los mensajes al futuro.

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