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¡Que alguien me explique!

La Sosa Maestra

Para entender la lavandería en la que se convirtió la Universidad de Hidalgo, hay que revisar su historia. Y en esa historia, el personaje central lleva por nombre Gerardo Sosa Castelán

Por Ramón Alberto Garza

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Cuando Santiago Nieto puso sobre la mesa la transferencia de 150 millones de dólares de cuentas bancarias en el extranjero con destino a la Universidad de Hidalgo, destapó lo que podría ser el primer gran caso de corrupción abierta a perseguir por el actual sexenio.

El director de la Unidad de Inteligencia Financiera reveló que la Máxima Casa de Estudios hidalguense recibió esos nada despreciables tres mil millones de pesos de cuentas ubicadas en 22 países.

A menos que exista una investigación científica que involucre a tantas naciones y que sea lidereada por la Universidad de Hidalgo, estamos ante un caso de lavado de dinero que bien podría estar relacionado con la llamada Estafa Maestra, detectada en la Sedesol y en la Secretaría de Desarrollo Urbano del gobierno de Enrique Peña Nieto.

Pero para entender la lavandería en la que se convirtió la Universidad de Hidalgo, hay que revisar su historia. Y en esa historia el personaje central lleva por nombre Gerardo Sosa Castelán.

Despuntado hace casi 40 años como líder estudiantil y jefe del porrismo estudiantil, pasó por todos los cargos dentro de la estructura universitaria, incluyendo los de Rector y el Presidente del Patronato Universitario.

Desde la Fundación Hidalguense arropó al autodenominado “Grupo Universidad”, y a la par de sus hermanos Saúl y Damián fue apadrinado políticamente desde los años del gobernador Adolfo Lugo Verduzco.

Por eso Sosa Castelán pudo transitar de las aulas a una diputación federal por el PRI en dos ocasiones. Y ahora, proclamado militante de Morena, controla su fracción en la legislatura local que está cooptada por su clan universitario.

El poder de Sosa Castelán es tal, que también controla medios de comunicación, diarios, estaciones de radio, ranchos, orquestas sinfónicas, fundaciones filantrópicas y una red de intereses con partidos.

Su mentor politico fue, nada mas y nada menos, que José Antonio Zorrilla Pérez, quien fuera titular de la Dirección Federal de Seguridad en sus años negros, aquellos en los que se le acusó de ser el presunto asesino intelectual del periodista Manuel Buendía en el sexenio de Miguel de la Madrid.

Por eso si alguien quiere asomarse a ese pasado oscuro, que relea aquel famoso libro de “La Sosa Nostra”, de Alfredo Rivera, y prologado por el célebre periodista hidalguense Miguel Ángel Granados Chapa.

Para nadie es un secreto que Sosa Castelán tiene secuestrada desde hace años a la Universidad de Hidalgo y hoy a su actual rector, Adolfo Pontigo, identificado como “sosista”.

Y fue precisamente el rector Pontigo quien salió a desacreditar la denuncia de Santiago Nieto y su Unidad de Inteligencia Financiera, bajo el argumento de que los recursos de la universidad hidalguense son administrados por el Patronato de la Universidad.

¿Ya adivinaron quien es el Presidente de ese patronato? Pues Gerardo Sosa Castelán, el jefe de la llamada “Sosa” Nostra, identificada como una mafia de poder corruptor que utiliza los recursos universitarios para apadrinar y fortalecer carreras políticas, comenzando por la suya.

Confrontado primero y reconciliado después con Miguel Angel Osorio Chong, el jefe de la “Sosa Nostra” chapulineó con éxito en el sexenio peñanietista a las filas de Morena, desde donde ahora se perfila para ser su candidato cuando concluya el gobierno del priista Omar Fayad.

Hoy la pregunta de fondo es si Morena, donde dice militar Sosa Castelán, saldrá en su defensa, o si desconocerá a quien se dice el embajador plenipotenciario del lopezobradorismo en la tierra de los Lugo Verduzco, los Murillo Karam o los Osorio Chong.

Hay demasiado que cuadrar entre los 150 millones de dólares de depósitos regresados de 22 países con la Estafa Maestra y las aspiraciones políticas de quienes se sienten hoy los dueños de Hidalgo.

Quizás el próximo libro no sea “La Sosa Nostra”, sino “La Sosa Maestra”.

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