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4 de julio 2023

¡Que alguien me explique!

La huida del traidor

Por fin, Miguel Ángel Osorio Chong le hizo el favor al PRI y renunció a la militancia del partido del que fue su principal traidor

Por Ramón Alberto Garza

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Por fin, Miguel Ángel Osorio Chong le hizo el favor al PRI y renunció a la militancia del partido del que fue su principal traidor.

Envuelto en un falso halo de dignidad, se fue quién sabe a dónde, lanzando culpas contra el actual líder nacional Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas, a quien por más intentos que hizo jamás lo pudo destronar.

Osorio Chong es uno de los personajes políticos más oscuros y perversos de las últimas décadas. Una mezcla de genética entre Fernando Gutiérrez Barrios y Genaro García Luna.

Desde sus días como gobernador de Hidalgo fue el artífice que resolvió un conflicto casi mortal entre dos gobernadores que disputaban entonces la candidatura del PRI en 2012: el mexiquense Enrique Peña Nieto y el veracruzano Fidel Herrera Beltrán. El asesinato de guardias del mexiquense en tierras jarochas confrontó a los mandatarios. El hidalguense limpió la sangre.

Peña Nieto premió la diplomacia de Osorio Chong y lo hizo su Secretario de Gobernación, desapareciendo la Secretaria de Seguridad Nacional que detentaba el controvertido Genaro García Luna. Todo ese inmenso poder se concentró en Bucareli.

Y así navegó Osorio Chong durante todo el sexenio peñista, en el que sólo dos frentes se fortalecieron: su aspiración para ser el candidato presidencial del PRI en 2018 y el creciente poderío del Cartel Jalisco Nueva Generación.

Confiado en la promesa de Peña Nieto de que sería su sucesor, tejió una compleja trama de alianzas con la Oposición para desacreditar el liderazgo del entonces presidente del PRI, Manlio Fabio Beltrones, su rival en la carrera presidencial tricolor.

Y en la elección de 2015, Osorio Chong le dio la espalda a media docena de candidatos priistas a gubernaturas y se alió con los candidatos opositores, a quienes les financió -con recursos de origen dudoso- sus campañas. Su misión era tener a esos opositores de su lado cuando se diera lo que él ya consideraba una amarrada candidatura presidencial. De paso, con esa “debacle” del PRI, dejar injugable a Beltrones.

Pero Osorio Chong jamás contó con que sus pasos muy cuestionados en el combate al crimen organizado eran vigilados por todos los servicios de inteligencia de Estados Unidos. Y un abultado expediente que llegó al escritorio de Peña Nieto semanas antes del “dedazo”, disuadió al presidente de entregarle la candidatura a quien durante todo su sexenio fue el todopoderoso Secretario de Gobernación. José Antonio Meade fue la carta tricolor.

Colérico ante el descarrilamiento de su candidatura, se dedicó a pactar con Morena buscando el favor de un acuerdo de inmunidad si Andrés Manuel López Obrador se cruzaba en su pecho la banda presidencial.

Hoy existen una docena de expedientes de Osorio Chong que datan de sus días como inquilino de Bucareli, sobre todo, los de su oficial mayor Frida Martínez, la poderosa amiga del Secretario de Gobernación a quien se le acusa de desviar y desaparecer cientos de millones de pesos de la llamada “caja chica” para operar la lucha contra el crimen organizado.

Para nadie es un secreto que todos los expedientes de las investigaciones en torno a Osorio Chong y sus allegados están hoy congelados por el gobierno de la Cuarta Transformación. Y solo una eficiente hoja de servicios como esquirol al servicio del gobierno en turno le impedirá que esas investigaciones lleguen a sus últimas consecuencias.

Por lo pronto, en medio de la lucha entre la Alianza Opositora y Morena, Osorio Chong elige renunciar al partido al que hasta hace unos meses buscaba darle un “golpe de Estado” con el apoyo abierto de Palacio Nacional. Se le frustró. Prefirió boicotear el Frente Amplio en el momento más crucial de su decisión.

Las golondrinas que le acompañan en su huida del tricolor no hacen verano. Si acaso la ex presidente del PRI, Claudia Ruiz Massieu Salinas sería la única rescatable. Los otros dos compañeros de vuelo hablan por sí solos. Nuvia Mayorga -su incondicional y cercana colaboradora desde Hidalgo- y el impresentable ex gobernador mexiquense, Eruviel Ávila, quien es integrante del bloque tricolor al que se le fue de las manos el Estado de México, que acabaron entregando a Morena.

Así que luto, luto, luto… lo que se dice luto por los que dejan el PRI no hay. Si acaso la curiosidad de ver en dónde acabarán por anidar sus ambiciones y su poder económico rumbo al 2024.

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