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1 de mayo 2024

31 de enero 2024

¡Que alguien me explique!

La huella de Amílcar

Ahora, gracias a una investigación de Latinus y de Carlos Loret, podemos descubrir que el eslabón perdido de Dos Bocas se llama Amílcar Olán, amigo muy cercano a los hijos del presidente Andrés Manuel López Obrador

Por Ramón Alberto Garza

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Siempre sospechamos de los grandes negocios de corrupción en torno a Rocío Nahle y su costosísima refinería de Dos Bocas.

Siempre intuimos que la opacidad al ocultar las cifras traía gato encerrado, para esconder el saqueo de esa mega obra impulsada desde la Secretaría de Energía.

Ahora, gracias a una investigación de Latinus y de Carlos Loret, podemos descubrir que el eslabón perdido de Dos Bocas se llama Amílcar Olán, amigo muy cercano a los hijos del presidente Andrés Manuel López Obrador.

De acuerdo a una grabación telefónica en poder de esa red digital, el personaje cercano a “Andy” y a “Bobby” López Beltrán presume que él y algunos más son los auténticos dueños de Proyecta Industrial de México S.A., una empresa que tiene contratos en la mega refinería y que alcanzan los 30 mil millones de pesos.

Hasta julio del año pasado, quien se ostentaba como el dueño oficial de esa corporación favorita de Rocío Nahle era el empresario Daniel Flores Nava, un allegado a Adán Augusto López, de quien presumía era su custodio de sus fondos de campaña.

Daniel Flores Nava fue el mismo empresario que falleció tras acudir el mismo día a Palacio Nacional y  luego a un mitin morenista en Veracruz, donde discutió con el ex Secretario de Gobernación. Su aeronave -un jet Cessna- se desplomó en el mar cuando despegaba de aquel puerto de regreso a Toluca.

Su deceso destapó un alud de contratos asignados de manera directa por Rocío Nahle, que convirtieron a Daniel Flores Nava en supermillonario de la noche a la mañana.

Por las grabaciones de Amílcar Olán, hoy sabemos que esa empresa en realidad le pertenecía a él. Al menos eso es lo que presume. Y la presunción incluye que, en los negocios de esa corporación, estarían involucrados también los hijos del presidente, quienes habrían operado la magia de los favores multimillonarios. Todos con fines electorales y en favor de Morena.

Oportuna la muerte de este empresario fachada, quien desaparece en los momentos en que se le cuestionan los contratos negros de Dos Bocas y sus vinculaciones políticas y electorales con Adán Augusto López y con Morena.

Nada diferente al guion del asesinato de Sergio Carmona, el rey del huachicol, ejecutado en julio de 2021 en una barbería de San Pedro Garza García.

Otra cómoda desaparición de escena de este personaje incómodo, cuando comenzaba a salir a flote el desvío de recursos fiscales sustraídos del contrabando de combustibles, para las campañas de Sinaloa y Tamaulipas.

Los casos de Daniel Flores Nava y de Sergio Carmona, incluyendo los testimoniales incriminatorios de Amílcar Olán y de Julio Carmona, deberían de estar entre las investigaciones prioritarias y de oficio de una Fiscalía General de la República que está muy ocupada desempolvando el Caso Colosio.

¿O tendremos que esperar a que vengan las pesquisas de los dineros que algunos capos del narcotráfico les inyectaron a las campañas del periodo en el poder entre 2018 y 2021?

Al final de todo, el cuestionamiento de fondo es cómo vamos a impedir que esos dineros sucios, los que se robaron de las obras insignia del régimen o los directamente aportados por el crimen organizado, acaben por ser decisivos en la contienda presidencial que se juega el 2 de junio.

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