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5 de agosto 2020

Política

La CNTE y la desigualdad

Para el sindicato magisterial que domina las regiones más rezagadas del país, el modelo de educación a distancia de la SEP reproduce las desigualdades sociales y no toma en cuenta la experiencia pedagógica de los maestros. Argumentan que es una “estrategia aventurada” en beneficio de las televisoras.

Por Rodrigo Carbajal

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Desde el punto de vista de la CNTE, la reforma educativa aprobada en el gobierno de Enrique Peña Nieto tenía dos grandes deficiencias: no estipulaba mecanismos de consulta con el magisterio y exacerbaba la brecha de desigualdad social.

Estos dos mismos argumentos están siendo utilizados por la Sección 22 para criticar la decisión más trascendental del gobierno de Andrés Manuel López Obrador en materia de educación pública: la implementación de un sistema de educación a distancia en alianza con los concesionarios de televisión abierta.

La CNTE, un sindicato magisterial disidente con fuerte presencia en las regiones más marginadas del país, advierte que el plan de la Secretaría de Educación Pública se diseñó de manera unilateral, sin consultar a los maestros, y que pone el interés empresarial de las televisoras por encima de la retroalimentación pedagógica de los alumnos.

Sin embargo, la tesis central de la coordinadora se basa en la idea de que el nuevo modelo de educación a distancia va a reproducir las desigualdades sociales. “No existen condiciones técnicas, físicas ni orográficas” para la implementación de este sistema, sostienen.

La sección 22 ilustra su posicionamiento con una imagen del México rezagado, “donde contar con un televisor se traduce en un privilegio que queda desfasado cuando la niñez tiene que acoplarse al trabajo de campo y de familia para sobrevivir”.

La crítica de la CNTE, que cuenta con un largo historial de conflictos políticos con el gobierno federal, particularmente en el sexenio anterior, es compartida por el grueso de los especialistas en psicopedagogía.

Manuel Gil Antón, investigador del Colegio de México y uno de los académicos de mayor ascendencia en el debate sobre la política educativa del país, reconoce que la Secretaría de Educación Pública tenía opciones limitadas: según datos del INEGI, alrededor de 15 millones de hogares no tienen acceso a internet y menos de la mitad de las familias mexicanas cuentan con una computadora en su casa.

Sin embargo, Gil Antón ha expresado en diferentes intervenciones públicas que el mayor pecado de la Secretaría de Educación Pública fue no considerar la experiencia del magisterio ni del Consejo Nacional para la Mejora Continua de la Educación.

La literatura académica sugiere que esto tiene consecuencias directas en relación a la ampliación de la brecha de desigualdad social. Karl Alexander y Linda Entwisle argumentaron en una investigación publicada en la revista Análisis de la Política de Evaluación Educativa de la Asociación Americana de Investigación Educativa que la educación pública presencial es un igualador en términos de movilidad social, pero que estas ganancias se neutralizan durante los periodos vacacionales. Ahondan en que, más allá del acceso a recursos y contenido educativo, la dinámica familiar y el entorno son fundamentales para incidir en un estado anímico que maximice la calidad de la educación recibida.

Especialistas en psicopedagogía, como Gil Antón, temen que esta máxima se exacerbe para el caso de México. La opción de política pública escogida por la Secretaría de Educación Pública garantiza “el acceso a la oferta pública y nada más”. El consenso de analistas tampoco considera que esto mitigue el problema de deserción escolar que, se espera, se incrementará sustancialmente en las regiones más marginadas del país.

La gestión de Esteban Moctezuma al frente de la Secretaría de Educación Pública se ha caracterizado por mantener una relación de mucho mayor calidad con el magisterio, patente en el hecho de que, antes de la pandemia, no se habían interrumpido las clases en territorios dominados por la CNTE.

No obstante, la contingencia sanitaria marca el primer gran divorcio del sindicato magisterial con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien se dijo confiado “en que se logrará un consenso”. El presidente hizo énfasis en su conferencia mañanera de que, en el nuevo sistema, “no se altera nada en cuanto a la relación laboral” con los maestros.

En ese sentido, le pidió al secretario Moctezuma convocar a un encuentro que incluya a representantes de la CNTE y el SNTE. El enfoque de conciliación del presidente López Obrador tiene una fuerte connotación política.

Sin embargo, las preguntas en relación a la ampliación de la brecha de desigualdad social, derivado de la nueva realidad de la educación pública en México, permanecen abiertas.

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