José Narro rompe el protocolo

José Narro Robles siempre fue considerado un outsider en el gabinete del Presidente Enrique Peña Nieto. Durante la sucesión del PRI de cara al proceso electoral 2018, jugó el papel de opción independiente al interior del partido tricolor. De la terna de cuatro candidatos que Emilio Gamboa le propuso al Presidente, Narro era el hombre más a la izquierda del espectro político. También era el único que no pertenecía al círculo inmediato de Peña Nieto.

Fiel a su estilo, en su etapa final como Secretario de Salud, José Narro vuelve a marcar distancia del grupo nuclear de este gobierno. En comparecencia frente a la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, Narro dijo que su despacho ha promovido 70 denuncias ante la PGR por el presunto desvío de 1,150 millones de pesos en la Secretaría de Salud. “No se vale desviar recursos, pero hacerlo en salud es un doble delito”, sentenció.

Las acciones y el discurso de José Narro frente a un escándalo de esta magnitud contrasta con el papel que ha asumido Rosario Robles, titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano; quién ha sido acusada de ser un elemento central en la trama de desvío de recursos públicos conocida como la Estafa Maestra.

Narro fue cuestionado por diputados de Morena respecto a la documentación que presentó la Auditoría Superior de la Federación en 2016 por supuestos desvíos de recursos públicos del Seguro Popular por 6 mil millones de pesos. El Secretario de Salud refirió que los procesos para sancionar estas prácticas están en marcha y que incluso dos gobernadores han sido procesados por este tema.

La figura de José Narro adquiere notoriedad en un momento en el que los llamados “doctores del PRI de la UNAM”, se han vuelto un foco de atención mediática en el periodo de transición. Juan Ramón de la Fuente, ex rector de la máxima casa de estudios y miembro del gabinete de Ernesto Zedillo, se incorporará al equipo de Andrés Manuel López Obrador como representante de México en la ONU. Asimismo, Enrique Graue, que sucedió a Narro Robles en la rectoría de la UNAM, recibió el respaldo explícito del Presidente electo cuando estalló la crisis de violencia en el CCH Azcapotzalco.

Hay que recordar que Narro se caracterizó por expresar un discurso antagonista frente al gobierno de Felipe Calderón cuando era rector de la UNAM. Pese a que la Universidad Nacional bajó el perfil de su crítica institucional cuando Enrique Peña Nieto asumió el poder, Narro mantuvo posturas progresistas con las que ahora se identifica gran parte del equipo y el electorado de López Obrador. Por ejemplo, en el 2008, declaró: “En las universidades estamos obligados a señalar que el modelo económico en el país tiene que cambiar, porque no podemos permitir que, por ejemplo, el diferencial entre el uno por ciento de la población en el país que concentra la mayoría de los recursos, y el uno por ciento más pobre sea de 130 veces”.

José Narro Robles pudo ser, en palabras de su círculo cercano, el Bernie Sanders mexicano. La oportunidad se perdió en el proceso electoral de 2018. Sin embargo, eso no quiere decir que su carrera política esté terminada.