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18 de octubre 2021

Internacional

Joe Bien: deportador en jefe

Por un lado, Biden busca desmarcarse del discurso xenofóbico de su predecesor y proyectar otra imagen de Estados Unidos ante el mundo. Por el otro, al mandatario le urge contener el ingreso de solicitantes de asilo para mantener al margen las críticas de sus principales opositores políticos.

Por Redacción Magenta

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Para detener a los mexicanos que buscar ingresar a Estados Unidos de manera irregular, el presidente Donald Trump tenía su muro. Pero hoy el presidente Joe Biden prefiere la deportación masiva.

Este domingo, el Instituto Nacional de Migración reportó que, de enero a la fecha, México ha recibido a 181 mil 64 connacionales deportados de Estados Unidos. Un 18 por ciento más que en el mismo periodo de 2020. En total, el número de mexicanos deportados desde Estados Unidos en lo que va de 2021 es casi el tres por ciento mayor a

los 10 primeros meses de 2019, año en el que todavía gobernaba el republicano Donald Trump, considerado -por su discurso- como el mandatario más antiinmigrante de la historia moderna de Estados Unidos.

La cifra récord de deportaciones de ciudadanos mexicanos, ocurre al mismo tiempo que el gobierno de Estados Unidos reafirma el uso de controversiales políticas migratorias fuertemente criticadas durante la era Trump.

Sobre todo el llamado Título 42, una orden federal que cierra indefinidamente la frontera al flujo “no esencial” para -en teoría- frenar los contagios de covid-19. Bajo esta política, de acuerdo con cifras oficiales, más de medio millón de personas han sido bloqueadas de ingresar a Estados Unidos.

Algunos han sido deportados directamente a sus países de origen, como en el caso de decenas de miles de haitianos, mientras que otros miles son simplemente regresados a México sin haberles concedido el derecho humano a solicitar asilo. Solo en agosto, la administración Biden expulsó a más 16 mil 200 familias bajo el Título 42. Apenas el 1 por ciento de aquellos que sí pudieron solicitar asilo, han podido permanecer en suelo estadounidense.

Las acciones del gobierno en Washington, con implicaciones reales para millones de personas que huyen desesperadamente de sus lugares de origen, chocan con el discurso que ha mantenido el presidente Joe Biden a lo largo de su mandato.

Por un lado, Biden busca desmarcarse del discurso xenofóbico de su predecesor y proyectar otra imagen de Estados Unidos ante el mundo. Por el otro, al mandatario le urge contener el ingreso de solicitantes de asilo para mantener al margen las críticas de sus principales opositores políticos.

Mientras tanto, como sucedió durante el pasado gobierno, los refugiados continúan acumulándose en la frontera. Y continúan siendo expulsados de Estados Unidos. Y es que hoy -pese a las amables palabras- hay en Washington un nuevo deportador en jefe.

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