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Incendiando Vida

Mientras se destinan miles de millones a sembrar pequeños arbustos que tardarán años en convertirse en árboles, el gobierno de la 4T le recorta criminalmente el presupuesto a la Comisión Nacional Forestal, responsable del resguardo de los bosques ya existentes

Por Ramón Alberto Garza

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Mientras que el presidente Andrés Manuel López Obrador le propondrá a la vicepresidenta de los Estados Unidos, Kamala Harris, multiplicar el programa Sembrando Vida y ampliarlo a Centroamérica, en México arden los bosques y se consumen millones de árboles vetustos.

El gobierno de la Cuarta Transformación está más ocupado en propagandear con un programa faraónico como el de Sembrando Vida -que no soporta el análisis- que en cuidar decenas de miles de hectáreas de bosques ya existentes, que por negligencia están siendo consumidos en las últimas semanas en más de un centenar de mega incendios.

Decimos que nos están engañando, porque de acuerdo a los números que reporta la Secretaría del Bienestar, que preside Javier May Rodríguez, este año se va a alcanzar la siembra de mil millones de árboles.

Si esa es la cifra de los primeros 29 meses, estamos hablando de una siembra promedio de 1.15 millones de árboles diarios, es decir, 143 mil árboles cada hora, ocho horas al día, los siete días de la semana.

Eso equivale a sembrar dos mil 380 árboles por minuto, es decir, 40 árboles por segundo. En lo que usted escuchó este video, en alguna parte de México -si le creemos a esas cifras- se sembraron dos mil árboles.

El presidente López Obrador lo presume como el programa forestal más grande del mundo, con un presupuesto para este año de 28 mil 929 millones de pesos, con el que se pagarán los sueldos en efectivo a 430 mil campesinos.

El contraste es que, mientras se destinan miles de millones a sembrar pequeños arbustos que tardarán años en convertirse en árboles, el mismo gobierno de la Cuarta Transformación le recorta criminalmente el presupuesto a la Comisión Nacional Forestal, responsable del resguardo de los bosques ya existentes.

El año pasado, la Conafor tenía un presupuesto de 721 millones de pesos para hacerle frente a la prevención y combate de incendios en todo México.

Ese presupuesto fue recortado en un 63 por ciento este año, para dejarlo en 265 millones de pesos. Apenas la tercera parte de lo que se ejerció doce meses antes.

Ese pobre presupuesto para cuidar lo que ya existe, lo que conforma nuestros bosques, es apenas lo que se le asigna en solo cuatro días a Sembrando Vida, que es una apuesta de futuro.

¿No sería lo más lógico que le devolvieran a Conafor su presupuesto del 2020 -que eran 721 millones de pesos- recortando cuatro días del presupuesto de Sembrando Vida?

¿Acaso no es más importante salvaguardar los árboles que ya existen, los que tardaron años en crecer, que a plantar arbustos que tardarán años en dar su primera sombra?

Dicen que para Sembrando Vida se están ocupando 430 mil campesinos. ¿Saben cuántas personas tiene la Conafor para combatir incendios? Apenas mil 618. Esos son apenas 50 guardabosques por cada uno de los 32 estados para cuidar lo que ya existe.

¿No podríamos quitarle a los 430 mil contratados de Sembrando Vida unos 10 mil campesinos para elevar el número de los que protegen, no lo que un día será, sino lo que ya es?

Y faltaría ponerle la lupa al manejo de los recursos, porque el manejo es mayoritariamente en efectivo. ¿Quién sanciona que de verdad existan esos 430 mil mexicanos contratados por Sembrando Vida?

¿Saben cuántos son 430 mil empleados? Pues es el doble de todos los trabajadores de todas las empresas de Carlos Slim, el mayor empleador de México. O dos veces los empleados de Walmart o tres veces los empleados de Pemex o FEMSA.

¿Quién es el genio que en unos meses creó un sistema de administración de efectivo para pagarle puntualmente a 430 mil trabajadores de Sembrando Vida? ¿Quién los audita?

Por eso decimos que cuando Kamala Harris visite México y el presidente López Obrador le proponga replicar Sembrando Vida en Centroamérica para evitar la migración, que se la piense dos veces.

No vaya a ser que, como sucede hoy con las decenas de incendios forestales descontrolados en México, todo sea más humo y las llamas esfumen los sueños. 

Lo urgente es sofocar el programa Incendiando Vida, que es lo que tenemos hoy, para luego pasarle la estafeta a Sembrando Vida, que es una promesa de futuro.

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