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¡Que alguien me explique!

Hora de definirse

Dentro del gabinete de la 4T arrecian las confrontaciones entre el bloque de los rudos fundacionales de la izquierda histórica y el de los técnicos pragmáticos. El quiebre tendrá que llevar inevitablemente a un reacomodo del círculo íntimo presidencial, que tendría que darse en las próximas semanas.

Por Ramón Alberto Garza

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La detención en los Estados Unidos del General Salvador Cienfuegos le abrió al presidente Andrés Manuel López Obrador un flanco que hasta ahora parecía intocable, intacto y bajo control.
 
El Ejército mexicano, una de sus palancas para mover la Cuarta Transformación, entró en una fase crítica, en la que están por abrirse expedientes que serán difíciles de cerrar, mucho menos de esconder. El peligro es latente.
 
Dentro de las mismas Fuerzas Armadas existen intereses encontrados, entre aquellos que están cayendo de la gracia por sus vinculaciones con el ahora acusado de proteger al narcotráfico y de quienes buscan reinvindicar los espacios que desde hace algunos sexenios se les vienen negando. Ahora es cuando.
 
Pero sin dejar de reconocer que la llamada Operación Padrino es un caso que debe manejarse con extremo cuidado, lo cierto es que los expedientes abiertos se le acumulan al inquilino de Palacio Nacional, mientras que las decisiones inaplazables se postergan.
 
Dentro del gabinete de la Cuarta Transformación arrecian las confrontaciones entre el bloque de los rudos fundacionales de la izquierda histórica y el de los técnicos pragmáticos que no aciertan a ser escuchados; mucho menos son consultados.
 
El quiebre tendrá que llevar inevitablemente a un reacomodo del círculo íntimo presidencial, que tendría que darse en las próximas semanas -cuando muy tarde, en la primera semana de diciembre- cuando se cumple el primer tercio del sexenio. ¿Las simpatías presidenciales se inclinarán en favor de los rudos o de los técnicos?
 
Pero esos jaloneos en el Gabinete, que incluyen la disputa por las carteras de Seguridad, Energía, Salud, Agricultura y Hacienda, no son ajenas a las confrontaciones por la dirigencia de Morena.
 
El Partido en el Poder atraviesa desde hace dos años por un proceso de sucesión en su dirigencia fuera de control. Y esa crisis se da inoportunamente en la antesala de la definición de las candidaturas federales y locales del 2021 que pavimentarán el camino hacia el 2024… o antes, si fuera necesario. ¿Ebrard o Sheinbaum?
 
La primera factura de ese desorden ya se pagó muy cara, con los pésimos resultados electorales para Morena en Coahuila e Hidalgo, donde el PRI retomó un soplo de aire para instalarse, en los hechos –al menos temporalmente- como la verdadera posibilidad anti-AMLO para el 2021.
 
Pero las pugnas internas morenistas no son la única causa del resbalón electoral del pasado domingo.
 
El cúmulo de expedientes abiertos sobre la corrupción de los gobiernos del PRIAN, sin que existan sentencias definitivas, desgasta y le resta credibilidad al gobierno de la Cuarta Transformación.
 
El caso más emblemático es el de Emilio Lozoya Austin. Es fecha de que, en los tres meses que tiene de pisar suelo mexicano, nadie puede ver, ni en fotografía, al exdirector de Pemex, inculpado por recibir sobornos de Odebrecht y de comprar el favor legislativo para la Reforma Energetica.
 
Existe, desde la Fiscalía hasta la Presidencia de la República, un silencio -patinado de sigilo y debido proceso- en torno a lo que sería un explosivo caso que prometía mucho, pero hasta hoy entrega muy poco.
 
Lo mismo sucede con los casos de Alonso Ancira, Ahmsa y Agronitrogenados; o el del abogado Juan Collado y la Caja Libertad; ni que decir de la Estafa Maestra y Rosario Robles;  el último balance del petrolero Carlos Romero Deschamps o del ministro Eduardo Medina Mora, quien renunció bajo presuntas sospechas de enriquecimiento ilícito. Nada está cerrado.
 
Y la cereza en el pastel es el reiterado rechazo del presidente López Obrador a admitir el mal manejo de la pandemia y en defender a ultranza a su epidemiólogo Hugo López Gatell.
 
El peor escenario de los 60 mil muertos está rebasado ya por mas de 20 mil y amenaza con cerrar el año en 100 mil decesos, confirmando que el índice más alto de mortandad contra contagiados del mundo lo tenemos en México.
 
Y aunque todavía se resisten a aceptarlo, el rebrote del COVID-19 que viene sucediendo en todo el mundo, esta por hacer su entrada a México para amargar desde el Día de Muertos hasta la Navidad, el Año Nuevo y el Día de Reyes.
 
Por eso decimos que es la hora de las definiciones. Porque las presiones sobre el presidente López Obrador crecen y amenazan con desarticular al gobierno de la Cuarta Transformación.
 
El mantra político desde la Oposición es que en junio del 2021 tanto el Congreso Federal como las 15 gubernaturas en juego las gane cualquiera, menos Morena. Las alianzas serán impensables si no es que inconfesables.
 
Si eso será posible o no, dependerá por supuesto del manejo de la dañada economía en los próximos siete meses, de que el inquilino de Los Pinos relace su gobierno para darle el orden que hoy no tiene y sobre todo sobreponerse a la crisis que la Operación Padrino le traerá con el Ejército.
 
Son demasiados los adversarios creados desde los diarios  sermones del púlpito mañanero, como para no esperar que vengan días de trueno. A menos que se pacte la paz.

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