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¡Que alguien me explique!

García Luna y Calderón

No hay forma de que Genaro García Luna actuara tan impunemente para proteger a selectos capos del narcotráfico sin que el Presidente en turno conociera de esos acuerdos

Por Ramón Alberto Garza

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No hay forma de que Genaro García Luna actuara tan impunemente para proteger a selectos capos del narcotráfico sin que el Presidente en turno conociera de esos acuerdos.

Del menor pecado que podrá acusarse al panista Felipe Calderón es el de omisión, por haber perpetuado a lo largo de seis años a su Secretario de Seguridad, del que todos sabían que servía a los intereses de los Beltrán Leyva primero y del Cártel de Sinaloa después.

A lo largo de cinco años -de 2007 a 2012- en la red social y en el periódico Reporte Índigo documentamos las atrocidades de Genaro García Luna, su enriquecimiento ilícito, sus pactos inconfesables. Las denuncias siempre fueron ignoradas o menospreciadas por la administración calderonista, bajo el calificativo de que eran teorías de conspiración.

Por eso, ahora que comenzó en Nueva York el juicio contra García Luna y que se asoman los primeros testimonios de Sergio Villarreal, alias “El Grande”, vienen a recordarse y a confirmarse las llamadas “fantasías” que reseñamos profusamente hace 14 años.

De lo dicho por “El Grande” se testifica que el inculpado comenzó a tejer su red de relaciones peligrosas con el narcotráfico desde el sexenio de Vicente Fox, cuando García Luna fue director de la Agencia Federal de Investigaciones.

Pero su bien trazado plan para desaparecer a todos los cárteles que amenazaran el dominio del Cártel de Sinaloa y de Joaquín “El Chapo” Guzmán se gestó con toda impunidad en el sexenio de Felipe Calderón. La consigna era acabar con los cárteles de El Golfo y Los Zetas, que desafiaban al poderoso Cártel del Pacífico.

Desde Reporte Índigo denunciamos entonces cómo García Luna fue adquiriendo propiedades, lo mismo en Jardines de la Montaña, en Tlalpan, que en Xochimilco. Y que el máximo jefe policiaco de México hizo de Morelos su estado alterno de operaciones, donde sostenía encuentros con algunos de los Beltrán Leyva.

Nadie olvida aquella masacre del 16 de diciembre del 2009, cuando fue abatido Arturo Beltrán Leyva, alias “El Barbas” y cinco de sus sicarios, en un lujoso departamento de Cuernavaca.

Ese departamento estaba ubicado a unas cuadras de un restaurante Los Cedros, que fue adquirido por García Luna como regalo para su esposa y que era utilizado como su centro de operaciones en el que reclutaba personal para sus servicios de inteligencia.

El escándalo de aquella masacre fue una fotografía divulgada clandestinamente en donde se veía el cadáver ensangrentado de “El Barbas”, tapizado de dólares, en un claro mensaje de desafío a los Beltrán Leyva. La escena estaba despejada para el Cártel de Sinaloa.

“El Barbas” fue abatido después de que sostuvo dos encuentros con García Luna, quien en uno de ellos fue interceptado por 100 sicarios cuando se trasladaba por la carretera Cuernavaca-Tepoztlán y llevado por la fuerza hasta la guarida de Beltrán Leyva, en lo que en ese tiempo fue calificado como el “secuestro” del responsable de la seguridad nacional.

Sin embargo, en su testimonial, “El Grande” dijo que el cónclave entre “El Barbas” y García Luna fue “el encuentro de dos cabrones que se necesitaban y se respetaban”.

Por las carreteras y los poblados de Morelos, en donde García Luna se compró también una gran finca en Jiutepec, operaba otro capo que quiso heredar el emporio de “El Barbas”. Su nombre: Édgar Valdez Villarreal, alias “La Barbie”, quien fue capturado en agosto del 2010, ocho meses después de que fuera abatido Arturo Beltrán Leyva. Su detención se dio en el Estado de México.

La abundancia de informaciones y datos sobre García Luna y sus redes de protección aportados por Sergio Villarreal, alias “El Grande”, están orillando inevitablemente a plantear una pregunta que se hace obligada.

¿Qué le sabía Genaro García Luna a su jefe, el presidente Felipe Calderón, como para que se convirtiera en el único Secretario de Estado -más allá de los de la Defensa y Marina- que fue inamovible los seis años de gobierno, a pesar de que sobre él pesaban todo tipo de denuncias, sospechas y muchas certezas?

Sin duda, la respuesta a esta interrogante se irá despejando conforme nuevos testigos aporten lo que saben. Los testimonios de “El Grande” son apenas la punta del iceberg llamado Genaro García Luna.

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