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4 de marzo 2025

4 de marzo 2025

¡Que alguien me explique!

EU negocia una aduana común

En los momentos en que el presidente Donald Trump está por anunciar aranceles a los productos que importan de México y Canadá, una propuesta será colocada sobre la mesa: la creación de un sistema aduanal común entre los tres países del T-MEC

Por Ramón Alberto Garza

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En los momentos en que el presidente Donald Trump está por anunciar aranceles a los productos que importan de México y Canadá, una propuesta será colocada sobre la mesa: la creación de un sistema aduanal común entre los tres países del T-MEC.

Esa podría ser una salida para cerrar el cerco sobre los contrabandos de precursores provenientes de China para fabricar el fentanilo, además de imponer un control más severo sobre las pastillas que, por millones, son enviadas a los Estados Unidos, acabando con más de 100 mil vidas cada año.

La iniciativa está siendo considerada a puerta cerrada a través de la norteamericana Customs and Border Patrol (CBP), y buscaría homologar los procesos de vigilancia de todos los puertos aduanales -los terrestres y los marítimos- de México y Canadá con los de Estados Unidos.

Además de la permisividad que existe hoy en la entrada de precursores chinos para fabricar el fentanilo, tanto en México como en Canadá, existen tres factores adicionales que empujan a la integración aduanera trilateral.

Uno, el abierto contrabando de acero y aluminio producido en China y que es triangulado a través de México y de Canadá, haciéndolo pasar como producto nacional, a precios subsidiados y sin el pago debido de los aranceles. Estos metales fueron los primeros a los que el presidente Trump anunció que les impondría aranceles, debido a la evidencia suficiente que existe de su contrabando desde China y que son llevados a Estados Unidos como mercancía mexicana o canadiense.

Dos, el contrabando de combustibles que provenientes de Estados Unidos ingresan a México calificados como “huachicol fiscal”, dejando multimillonarias ganancias que son aplicadas para apuntalar campañas electorales de Morena, el partido en el poder. Esos recursos acaban por instalar en gobernaturas y alcaldías a políticos ligados a los cárteles productores de fentanilo, como son los casos de Sinaloa y Tamaulipas.

Gracias al manejo discrecional y corrupto de las aduanas mexicanas, que se intensificó en el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, el trasiego fiscal de gasolinas y diésel alcanzó los 500 mil millones de pesos en cinco años. Se estima que 4 de cada 10 litros de combustibles que se consumen en hoy, en México, califican como “huachicol fiscal”.

Ricardo Peralta Saucedo, el primer director de Aduanas, fue señalado a los pocos meses de iniciado el gobierno de la Cuarta Transformación de entregar los pasos fronterizos y los puertos a incondicionales o cómplices que habrían pagado grandes sumas para asumir el control de sus aduanas.

El entonces director de Aduanas, quien apenas despachó seis meses en su cargo, acabó renunciando en 2019 sofocado por escándalos, que vivieron su clímax dos años después con el asesinato de Sergio Carmona Angulo, el llamado “Rey del Huachicol”, hermano de Julio Carmona Angulo, designado director de la aduana de Reynosa por Peralta Saucedo. Desde hace tres años, el hermano de Sergio Carmona opera como testigo protegido de las autoridades norteamericanas, quienes poseen teléfonos, videos y expedientes suficientes para exhibir la estrategia del contrabando de combustibles hacia México, y sus vinculaciones con políticos morenistas y con personajes clave del partido en el poder.

Las autoridades norteamericanas están concluyendo un arqueo de los montos de combustible que mexicanos compraron en refinerías norteamericanas y lo que fue reportado como importaciones en las aduanas aztecas. Se estima que por cada 100 litros de combustible comprado en Estados Unidos sólo fueron reportados en las aduanas mexicanas entre 30 y 40 litros al Sistema de Administración Tributaria (SAT) y a la Secretaría de Energía. Es decir, entre 60 y 70 por ciento de lo importado entró de contrabando con la complicidad de las autoridades aduaneras.

Tres, y quizás el más doloroso, el tráfico de migrantes -el llamado “contrabando humano”- que creció exponencialmente en el sexenio anterior con expatriados de Centro y Sudamérica, a través de una sofisticada red que -operando en complicidad con altos mandos del gobierno de la Cuarta Transformación- hicieron un multimillonario negocio con el traslado de cientos de miles de migrantes desde el Suchiate hasta el Río Bravo. El esquema dotaba a sus “clientes” de pasaportes, cobrando elevadas cuotas en dólares, dependiendo si el traslado era sólo dentro del territorio mexicano o si incluía “la pasada” a los Estados Unidos para instalarlos en estados santuario de la Unión Americana.

Por eso se colocó para discusión sobre la mesa la integración trilateral de las aduanas de Estados Unidos, México y Canadá. Para homologar y regular no sólo las reglas del juego del cada vez más complejo libre comercio, sino para buscar hacer menos permeables esas fronteras al tráfico humano y al contrabando de mercancías, que sin pagar los debidos impuestos o aranceles, dejan elevadas ganancias a grupos criminales, políticos y empresariales.

Esa podría ser, en los próximos días, una propuesta válida que se ponga sobre la mesa, cuando se sienten a negociar los presidentes Trump, Trudeau y Sheinbaum. Esa podría ser una salida para bajar las presiones y reducir o incluso cancelar las amenazas arancelarias que hoy deberán darse a conocer en detalle. Apretar ahora para negociar mañana. ¿Suena familiar?

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