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¡Que alguien me explique!

Escuelas sí, Escuelas no

El argumento oficial es que la apertura de las escuelas no se puede aplazar más. Las opiniones a mano alzada, aún con la venia presidencial, sucumben frente a las estadísticas de lo que está sucediendo con la pandemia en México

Por Ramón Alberto Garza

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“Vamos a reiniciar las clases, va a iniciar el nuevo ciclo escolar a finales de agosto. Llueva, truene o relampaguee no vamos a mantener cerradas las escuelas. Ya fue bastante. México es con Bangladesh, el país que más tiempo lleva con las escuelas cerradas”.

El debate está sobre la mesa. ¿Deben los 30 millones de escolares mexicanos volver a clases presenciales, suspendidas desde marzo de 2020?

El argumento oficial es que la apertura de las escuelas no se puede aplazar más. Que el daño mental y sicológico que se les está infringiendo a los estudiantes, además del retroceso en la calidad educativa al tomar clases a distancia, obligan a reabrir ya los salones de clases.

Opiniones van y vienen, a favor y en contra, pero lo único cierto es que, en materia de salud, y con la vida en juego de por medio, la decisión no debe de ser política, sino científica, sanitaria. La democracia y la salud no se llevan.

Las opiniones a mano alzada, aún con la venia presidencial, sucumben frente a las estadísticas de lo que está sucediendo con la pandemia en México.

Por eso, la pregunta obligada es si podría el regreso masivo a clases generar una ola de contagios que dispare las cifras y ponga en riesgo a los escolares, quienes podrían trasladar el virus a sus hogares. Para responder la pregunta, hay que evaluar al menos tres alertas.

PRIMERA ALERTA.- TERCERA OLA CONTAGIOSA

Se diga lo que se diga, en el nivel de contagios, en México vamos de mal en peor.

En el pico de la primera ola -en agosto del 2020- se registraban en México 6 mil 900 contagios diarios.

Para enero del 2021, en el pico de la segunda ola, la cifra se elevó a 17 mil 600 contagios diarios.

Esos picos se quedan cortos frente a los 23 mil 642 contagios registrados el pasado sábado, lo que significa que la tercera ola es mucho más contagiosa y está todavía en ascenso.

Si consultamos las cifras de fallecidos, en el pico de la primera ola eran 700 diarios. Para la segunda, alcanzaron mil 300 y en esta tercera ola, la cifra alcanza los 753 decesos diarios.

Estamos hoy en el mismo nivel del pico de la primera ola y con poco más de la mitad de los decesos registrados en la segunda ola.

SEGUNDA ALERTA.- LENTOS EN VACUNAS

Donde se frena el debate es al cuestionar si un país como México, que tiene apenas un 22.8 por ciento de vacunados con las dos dosis -y un 42.2 por ciento con al menos una sola dosis- es lo suficientemente seguro, sanitariamente hablando, como para retar al destino y jugarse la salud de niños, adolescentes y jóvenes.

Estados Unidos, Canadá, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia superan el 50 por ciento de su población vacunada.

En América Latina, Chile y Uruguay ya están en la frontera de alcanzar el 70 por ciento de su población vacunada. Esas cifras se alcanzarían en México si acaso para el próximo diciembre.

TERCERA ALERTA.- EL RIESGO CANSINO

A los crecientes contagios y la lenta vacunación, sume que la mayoría de los tres millones de maestros y el personal administrativo y directivo en las escuelas, fueron inoculados con la vacuna CanSino.

El fármaco de origen chino es el menos seguro, reportando una eficacia del 65 por ciento para casos asintomáticos y de 90 por ciento para casos moderados y severos.

De acuerdo a los reportes científicos, los inoculados con la vacuna CanSino tienen un 10 por ciento de probabilidad de ser hospitalizados.

Esa cifra es más del doble del 4 por ciento de riesgo que se registran con Pfizer, Moderna o Johnson & Johnson, y todavía 3 puntos arriba de AstraZeneca, que registra 7 por ciento.

Por eso, el temor de los maestros para aceptar de buena gana el regreso a las aulas.

Fincan sus temores en las pruebas controladas que se dieron de regreso a clases presenciales en la Ciudad de México y en Campeche -dos estados que fueron usados como laboratorio- y en las que algunas escuelas se vieron obligadas a volver a cerrar por el rebrote del virus.

Por eso decimos que el regreso a clases presenciales no es un evento climatológico, como lo sentencia el presidente.

Si se vuelve a las aulas, a cualquier precio, nos puede llover “sobre mojado”, nos puede tronar la estrategia de la tercera ola y podríamos vivir días de trueno con la población más vulnerable. ¿No podría hacerse una prueba piloto en un centenar de escuelas, antes de abrir el sistema por completo?

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