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¡Que alguien me explique!

Entre Biden y Putin

No casualidad que la súbita viralización del video en el que el ahora presidente Biden fijó -hace años- su posición sobre México, coincida con el acercamiento de nuestro país con Putin y los laboratorios rusos para comprar vacunas

Por Ramón Alberto Garza

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Las imágenes son claras y el posicionamiento de Joe Biden en torno a México no es muy amigable.

El ahora presidente de los Estados Unidos es visto en un video, dirigiéndose de pie a una audiencia de empresarios norteamericanos, censurando la corrupción en México, justificando el muro de Trump y urgiendo a un cambio.

“…y bueno, este era el país más rico del hemisferio y debido al sistema corrupto que existe en México, hay un 1% de la población que está arriba de todo, una clase media muy pequeña y el resto son miserables campesinos…”.

El ahora inquilino de la Casa Blanca reconoce que fue de los pocos demócratas que votó por la construcción de 700 millas de muro con nuestro país, pero les advierte que si no cambian dos realidades, ese muro de nada servirá. Será una fachada.

“…déjenme decirles que podemos construir un muro de 40 pisos de altura, pero a menos que cambie la dinámica en México y -no les va a gustar esto- castigas a los empleadores americanos que violan la ley, a sabiendas cuando contratan ilegales… a menos que hagas esas dos cosas, todo lo demás es una fachada”.

El video comenzó a viralizarse “de la nada” el pasado miércoles. Y aunque está claro que fue difundido desde 2019 por la revista norteamericana Vanity Fair y que la reunión ocurrió hace ya algunos años, lo que piensa el presidente Biden sobre México no es diferente.

Curiosamente, esta viralización que desmitifica que el mandatario norteamericano es muy amigable con nuestro país, se difunde después de conocerse dos sucesos diplomáticos que inquietaron a más de uno en los principales centros de poder de los Estados Unidos.

El primero, la llamada entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y el presidente Joe Biden, que tuvo lugar el pasado viernes desde Monterrey. Una llamada que fue seguida 48 horas después por otra videoconferencia desde Palacio Nacional al Kremlin, con el premier ruso Vladimir Putin.

El segundo, que México haya decidido por aparente viabilidad y ante la escasez o acaparamiento de las vacunas Pfizer y Moderna, salir a comprar millones de las vacunas rusas Sputnik V.

La cuestionada compra se daría cuando todavía no se conocen los alcances de sus pruebas en la Fase 3, lo que legalmente impediría que la Cofepris apruebe su aplicación en México.

Pero sobraron los analistas de la diplomacia internacional que salieron a recordar que en la política no existen coincidencias.

No es obra de la casualidad que la súbita viralización del video en el que el ahora presidente Biden fijó -hace años- su posición sobre México, coincida con el acercamiento de nuestro país con Putin y con los laboratorios rusos para comprar vacunas.

En los días de Donald Trump, el tema de una relación de México con Putin no sería tema de conversación. Si el presidente norteamericano veía a su homólogo ruso como un amigo, nadie podía reprocharle a México el hacer política y negocios con los soviéticos.

Pero desde el 21 de enero está claro que se abrió una zanja entre la Casa Blanca y el Kremlin. La relación entre las dos potencias vivirá una redefinición, una reingeniería que creará una sana distancia, muy distinta a la sana cercanía que se manejaba con el gobierno de Trump.

Por supuesto que es muy entendible que México y su gobierno estén buscando las muy escasas vacunas que no se consiguen con otros laboratorios. La salud de los ciudadanos está por encima de todo.

Pero sea porque a sus responsables les faltó habilidad para sentarse a la mesa a tiempo y oportunidad para gestionar los pedidos, el hecho es que entramos tarde en la gran negociación sanitaria del siglo.

La opacidad de las carpetas de negociación, resguardadas por el gobierno por cinco años, habla por sí misma.

Pero de ahí a que nos unamos a Argelia, Bielorrusia, Turkmenistán, Palestina, Paquistán y los Emiratos Árabes, como los promotores de una vacuna rusa, sin el suficiente respaldo científico, es un paso sanitario y diplomático muy desafiante.

Menos aun cuando somos vecinos de los Estados Unidos, que apadrina las vacunas de Pfizer y Moderna, ya probadas en su efectividad.

Ojalá que en Palacio Nacional, aún en ausencia del contagiado presidente, le den la lectura debida al “incidente” del video de Biden. Al buen entendedor, pocas palabras.

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