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13 de agosto 2019

Política

En Argentina, es la economía, estúpido

La debacle electoral del oficialismo, encabezado por Mauricio Macri, se explica por la incapacidad de su gobierno para mitigar una recesión interminable. Los populistas están de regreso.

Por Redacción Magenta

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En los medios internacionales, la debacle del lunes en los mercados argentinos fue resumida con un solo dato: la caída de 48 por ciento, en términos de dólares, del principal índice bursátil.

 

Sin embargo, el clima político puede ser entendido de mejor manera a partir de otro indicador, que fue dado a conocer por el gobierno de Mauricio Macri en febrero: la caída de 11.8 por ciento en el valor del salario promedio real durante el 2018.

 

El inminente regreso del peronismo al poder exhibe el profundo divorcio entre la expectativa democrática de los argentinos y el interés de los mercados de capitales. El hecho de que la fórmula de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner superara, en la primera vuelta, por quince puntos porcentuales a la opción oficialista, encabezada por el Presidente Mauricio Macri, fue suficiente para llevar al tipo de cambio a un nivel de 58 pesos por dólar.

 

La reacción de los mercados ha sido visceral: hace dos años, el peso argentino estaba a la par del peso mexicano. John Authers, el columnista de mercados de la agencia Bloomberg, refiere que “aunque los votantes argentinos no quieren a Macri, los mercados lo adoran”.

 

El consenso de analistas coincide en que esta elección se trató esencialmente de la economía. El Fondo Monetario Internacional proyecta que el PIB de Argentina se contraerá 1.3 por ciento este año, que el desempleo alcanzará el 9.9 por ciento y que la inflación superará la barrera psicológica del 30 por ciento. Esto podría convertirse en una profecía auto cumplida con la profunda depreciación del tipo de cambio.

 

A pesar de la reacción de los mercados, la política económica de Macri ha sido severamente cuestionada. Su objetivo primordial fue regresar al mercado de capitales (del que Argentina fue exiliado después del default del 2001) y reducir el déficit fiscal. Paul Krugman, Premio Nobel de Economía 2008, publicó en Twitter que, en el caso argentino, “las políticas de corte ortodoxo están fallando tremendamente”.

 

El escenario luce complicado para Argentina: Alberto Fernández, quien ha dicho que el país no pretende incurrir en un default de sus bonos de deuda soberana, no tiene la menor credibilidad en Wall Street.

 

Esta desconfianza está siendo aprovechada por la campaña de Mauricio Macri, cuya innovadora estrategia de segmentación digital fue opacada por el control territorial del kirchnerismo. El nuevo lema del macrismo, cuyas posibilidades de remontar la derrota del fin de semana son mínimas, está basado en el miedo. “Podría ser el fin de la Argentina”, asegura el Presidente.

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