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¡Que alguien me explique!

El estilo peculiar de pensar

Después de dos semanas de confinamiento por su contagio de Covid-19, el presidente Andrés Manuel López Obrador volvió ayer lunes a su tradicional conferencia mañanera. Y fiel a su estilo personal de comunicar, lo hizo en medio de la controversia

Por Ramón Alberto Garza

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Después de dos semanas de confinamiento por su contagio de Covid-19, el presidente Andrés Manuel López Obrador volvió ayer lunes a su tradicional conferencia mañanera.

Y fiel a su estilo personal de comunicar, lo hizo en medio de la controversia, de posturas que a todas luces no están acordes con lo que el gobierno le pide a sus gobernados, otras que van a contracorriente del sentido común y unas más que son aberraciones a toda lógica y sensatez.

Para no asfixiarnos con tantos temas, elegimos solo dos. El obligado ¿por qué se enfermó?, las vacunas y su explicación de la nueva Ley de Energía Eléctrica, protestada por el sector privado y sancionada por la Suprema Corte. 

I.- Ni Modo que Me Quedara Encerrado

“¿Por qué me contagié? Porque tengo que trabajar, como millones de mexicanos. Ni modo que me quedara todo el tiempo encerrado, no se puede vivir encerrado, me cuidé, guardé mi sana distancia, pero me tocó…”.

¿Dónde quedó, señor Presidente, el quédate en casa que tanto se pregona? Al decir usted que no se puede vivir encerrado, el mensaje que se le está enviando a los mexicanos es que hagan lo mismo. Que salgan. Y luego nos preguntamos por qué vienen los repuntes de contagios y muertes. Por qué somos el número uno mundial en muertes sobre contagios.

Además, eso de que “me cuidé” y “guardé la sana distancia” es falso. Está claro -y existen testimonios de decenas de videos- que en sus giras usted estaba cerca de la gente, de las comitivas, de todos aquellos con quienes usted, señor Presidente, viajaba de una ciudad a otra, incluyendo los aviones comerciales para trasladarse de la Ciudad de México a cualquier ciudad donde se programaban esas giras no esenciales.

Y eso de “me tocó”, debió ser cambiado por un “tenté a la suerte, no cumplí con los protocolos que les exigimos a todos y me contagié”.

II.- Me Enfermé, Porque No Me Vacuné

“¿Por qué me enfermé? Primero, porque no me vacuné, no abusé, pude haberme vacunado, hay jefes de Estado, presidentes que se han vacunado, han sido de los primeros, nada más que eso no lo dice la prensa conservadora, la prensa fifí… al contrario, hasta aplauden…”.

Su contagio, señor Presidente, no tiene que ver con que no se haya vacunado. Aún con la aplicación de una dosis, no tendría usted la inmunidad prometida por la vacuna. Le faltaría la segunda dosis.

El problema es que se quiera vender el que usted no se vacunó “por no abusar”. Con todo respeto, es usted el Presidente de México… y si el jefe del Estado mexicano -o cualquier otro presidente o primer ministro- no tiene prioridad en la protección, por todo lo que representa o por todo lo que puede desencadenarse si llega a faltar, entonces no entendemos de prioridades.

En una batalla, al General se le protege, no por abuso ni favoritismos, sino por lo que significa como líder de la batalla.

III.- No al Cubrebocas

“No, no, ahora ya, además, de acuerdo a lo que dicen los médicos no contagio. No, respeto mucho al doctor Gatell y ha ayudado mucho a conducir este proceso…”.

Otra vez a insistir, a contracorriente de todo el mundo, que usted no necesita ni usará cubrebocas. Que ya no contagia.

Lo que tendría que decir es que si hubiera usado -como se exige- el cubrebocas, quizás se habría podido evitar el contagio.

Pero su testarudez, que va en contra de todos los exhortos, comenzando por el de la Organización Mundial de la Salud, no le permite aceptar que se equivocó al despreciar -y continuar despreciando- el preventivo cubrebocas.

Es un comportamiento infantil, que además da un pésimo ejemplo a sus gobernados, a los que se les pide traer cubrebocas.

IV.- Que el Precio de la Luz Baje

“Entonces, yo tengo el compromiso de que no aumente el precio de la luz y el precio de las gasolinas y lo voy a cumplir…. Nada más que para eso necesitamos poner orden y acabar con la corrupción. No seguir apostando a destruir a la Comisión Federal de Electricidad para dejarles el negocio a estos traficantes de influencias…”.

¿De verdad cree usted, señor Presidente, que volviendo al consumo del combustóleo y del carbón, en las plantas obsoletas de CFE, la industria eléctrica mexicana será más eficiente?

¿Cree usted -de corazón- que la promoción de energías limpias encarecerá el recibo de la luz, cuando está probado en todo el mundo que, además de evitar la contaminación, las energías solar, eólica y geotérmica son muchísimo más baratas, porque son naturales?

¿Cuál es la urgencia de buscar un monopolio en la generación de energías contaminantes -desconociendo los acuerdos internacionales- si la CFE podría cumplir con su papel rector, teniendo el monopolio de la distribución, aunque no tenga el de la generación?

Sígale haciendo caso a Manuel Bartlett y a Rocío Nahle, y enfrentaremos el desafío de una guerra energética con los Estados Unidos, pondremos en riesgo el T-MEC y, sobre todo, no podrá cumplir con la promesa de energía eléctrica barata. Lo “barato” le saldrá caro.

Estamos en la antesala de un “corto circuito” en la industria de los energéticos. Y todo por ese estilo peculiar de pensar lo que muy pocos piensan.

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