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5 de octubre 2017

Internacional

El error de Rajoy

El referéndum independentista de Cataluña pudo haberse quedado en un simulacro de no ser por la decisión del presidente de España, Mariano Rajoy, de mandar una represión policiaca que acaparó los titulares del mundo. Al mandatario español le pasó lo mismo que al exprimer Ministro británico, David Cameron, quien en aras de un interés personal será recordado como el hombre que rompió la Unión Europea.

Por Rodrigo Carbajal

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España vive una de sus más duras crisis políticas y aunque hay muchos responsables, el más evidente es Mariano Rajoy.

Mariano Rajoy cometió lo que podría ser el peor error de su carrera política.

Si Cataluña logra la independencia será gracias a la insensatez del presidente español.

El referéndum, organizado por la Generalitat para votar sí o no a la separación de los catalanes, había sido declarado ilegal y no vinculatorio por el Tribunal Supremo de España.

Pero no solo se realizó si no que el mandatario decidió enviar una represión policiaca que ha dejado hasta el momento más de 800 heridos y que le dio la vuelta al mundo.

Eso, solo consiguió encender aún más la pasión separatista de los catalanes.

Es difícil entender qué orilló a Rajoy a tomar la decisión de reprimir a un pueblo que históricamente ha desconfiado del gobierno y que además ha reprobado su gestión.

Igual que con el Brexit, la independencia de Cataluña es parte de la oleada de movimientos antisistema de Europa.

A más de un año del referéndum que votó sí a la salida de Gran bretaña de la Unión Europea, el llamado Brexit sigue siendo un dolor de cabeza para ambos bandos.

Sin embargo, ambos eventos -el Brexit y las represiones en Cataluña- pudieron ser evitados.

En 2016, el exprimer ministro David Cameron convocó el referéndum del Brexit porque nunca esperó que fuera a perder.

Pero la verdad es que Cameron empezó a cavar su propia tumba en el 2011, cuando a duras penas conjuró la rebelión de 81 conservadores euroescépticos que reclamaron la consulta europea lo cual puso en alerta a los liberales.

Cameron supo de su error, pero llegó a la conclusión de que tenía que convocar el referéndum si quería preservar la unidad de los conservadores.

En 2013 bajó sus cartas y mencionó por primera vez la idea de una consulta.

Fue una decisión innecesaria cuyo único objetivo era consolidar su control al interior del Partido Conservador. Evidentemente perdió la partida y pagó el costo político con su renuncia.

Rajoy, como Cameron, también movió sus fichas a la espera de su “estricto apego a la ley” le diera dividendos.

Sin embargo, lo que consiguió fue que lo que podía haber quedado en un simulacro de referéndum, adquiriera un sentido político real con las imágenes indefendibles de los antidisturbios golpeando ancianas para arrancarles unas urnas de plástico.

Su decisión solo logró que el separatismo, que tenía una consigna excluyente de:  «España nos roba»

tenga hoy un grito de miles de:

«España nos pega»

Por si fuera poco, ahora el mandatario tendrá que aplicar el artículo 155 de la Constitución española:

“Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general”

Pero lo habrá hecho tarde, mal y con consecuencias imprevisibles.

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