El Ejército Negro de Cabeza de Vaca

Acusados en México de ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y masacres; premiados por la agencia antidrogas de Estados Unidos.

A principios de este mes, las oficinas de la Administración para el Control de las Drogas – y de Investigaciones en Seguridad Nacional del gobierno estadounidense, condecoraron en Matamoros a nada más y nada menos que a Arturo Rodríguez Rodríguez, Director del Grupo de Operaciones Especiales (GOPES) de la Policía Estatal de Tamaulipas.

¿La razón? El “servicio sobresaliente que ha realizado el Gopes en el combate a la delincuencia y la cooperación que existe entre el HSI, la DEA y el Gobierno de Tamaulipas para enfrentar al crimen transfronterizo”, de acuerdo con información oficial.

La distinción no solo sorprende por haber sido otorgada a un grupo de operaciones de élite que arrastra
un oscuro historial de presuntos vínculos con grupos criminales y graves abusos a los derechos humanos, sino que fue entregada al comandante Rodríguez Rodríguez, quien fue señalado en 2019 por la propia DEA desde sus oficinas en Phoenix, como un individuo buscado por la Interpol.

Esto, según refiere el medio estadounidense The Intercept, ​​por encabezar el antiguo Centro de Análisis, Información y Estudios de Tamaulipas, un grupo similar al Gopes, que fue descrito por la agencia antidrogas como “una banda de secuestradores con placa”.

De acuerdo con The Intercept, en su momento la DEA de Phoenix informó que el CAIET liderado por Rodríguez
utilizaba vehículos oficiales para realizar operaciones en las cuales detenían a personas, quienes en muchos casos estaban reportadas como desaparecidas, e incluso las entregaba a grupos del crimen organizado.

Ese mismo mes, destaca el medio, funcionarios de seguridad de Texas invitaron a Rodríguez y a sus oficiales a participar en ejercicios conjuntos de entrenamiento.

Nueve meses después de dicha colaboración, los elementos de Rodríguez fueron acusados de secuestrar a ocho personas, vestirlos de pistoleros, y ejecutarlos a sangre fría, hecho que sería celebrado por decenas de cuentas anónimas en redes sociales, aparentemente vinculadas con el gobierno de Tamaulipas.

Y aunque defensores de derechos humanos encontraron evidencia del involucramiento de al menos 40 miembros de la unidad de operaciones especiales en los asesinatos, apenas dos fueron imputados por la justicia mexicana.

Posteriormente, luego de los escándalos, el CAIET fue rebautizado como Gopes. Pero el cambio fue superficial.
Pues el 22 de enero de 2021, sus elementos se vieron involucrados en la masacre de 19 migrantes en la localidad de Camargo, Tamaulipas.

De nuevo, solo una fracción de los elementos presuntamente vinculados fueron puestos a disposición de la justicia.

A raíz de este hecho que trascendió internacionalmente, Vice News reportó que al menos tres oficiales del Gopes detenidos en relación con la masacre habían recibido entrenamiento en Estados Unidos, en 2016 y 2017.

La condecoración al oscuro grupo de élite, señalado en múltiples versiones periodísticas como el batallón personal del gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca, no sucede en un vacío.

Acontece en momentos de alta tensión en la relación entre México y Estados Unidos, principalmente en materia de seguridad pero también en cuestiones energéticas, temas de sumo interés para el establishment político-empresarial de Texas, que ostenta vínculos históricos con los círculos de poder en Tamaulipas.

Y mientras que agencias del gobierno estadounidense asociadas al movimiento conservador en ese país, como la DEA de Texas y la Oficina de Investigaciones en Seguridad Nacional, muestran su respaldo a Cabeza de Vaca,
el cuestionado gobernador de oposición intenta acercarse al nuevo embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, personaje cercano al presidente demócrata Joe Biden.

¿Y de qué lado jugará el nuevo embajador? Ese, es pronóstico reservado.