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El camino de Santiago

El hecho es que el mismo día en que el Presidente Enrique Peña Nieto rendía su sexto y último informe en la Casa de la Transición del nuevo gobierno morenista se anunciaba una singular designación.

Por Ramón Alberto Garza

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Quizá fue coincidencia o tal vez fue intencional.

El hecho es que el mismo día en que el Presidente Enrique Peña Nieto rendía su sexto y último informe en la Casa de la Transición del nuevo gobierno morenista se anunciaba una singular designación.
El futuro secretario de Hacienda a partir del primero de diciembre, Carlos Urzúa, nombró a Santiago Nieto Castillo como el nuevo jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

El anuncio se dio momentos después de que el todavía presidente decía ante la elite política y empresarial de México que su gobierno trabajó para erradicar el problema de la corrupción.
Peña Nieto expresó que frente a la ola de denuncias de corrupción en su gobierno, “respondimos para desterrar la corrupción con el Sistema Nacional Anticorrupción, el Sistema de Transparencia y la Ley de Mejora Regulatoria”.

Pero esa cuestionada afirmación presidencial se topó horas mas tarde con el nombramiento de quien fuera el Fiscal Especial Para la Atención de Delitos Electorales (Fepade) como el hombre que será responsable de investigar los casos de lavado de dinero en el nuevo gobierno lopezobradorista.
Es el mismo Nieto Castillo que el 20 de octubre del 2017, a menos de nueve meses de la elección presidencial 2018, fue cesado de su cargo por Alberto Elías Beltrán, Procurador General de la República en funciones.
Ese cese ocurrió en los días en que el entonces titular de la Fepade estaba por concluir el controvertido expediente de la constructora Odebrecht y cuyos sobornos por 10 millones de dólares fueron presumiblemente a parar a la campaña presidencial del 2012.
Un expediente de corrupción internacional que de acuerdo al Procurador Raúl Cervantes él terminó de integrar, al momento en que presentó sorpresivamente su renuncia el 16 de octubre del 2017. Una dimisión que sucedió apenas cuatro días antes de que su sucesor cesara a Nieto Castillo como fiscal de delitos
electorales.
La presunción de entonces fue que tanto el Procurador General de la República como el titular de la Fepade se resistieron a enterrar el caso Odebrecht, que involucraba a como presunto primer inculpado a Emilio Lozoya Austin, quien fuera director de Pemex. Y renunciando uno y forzado a renunciar el otro, los dos
fiscales salieron del gobierno.
Para el 22 de mayo de este año, en plena campaña presidencial, Nieto Castillo reapareció, pero ahora en un acto de campaña de Morena. Y en las entrañas del gobierno peñista se encendieron las alertas rojas. ¿Los expediente de Odebrecht acabaron en poder de López Obrador?

El hecho es que el ex titular de la Fepade, corrido por el actual gobierno priista será quien investigue -en el nuevo gobierno morenista- el lavado de dinero, público y privado. Y ayer dio una pista de por dónde comenzará.

En su pronunciamiento hecho en la Casa de la Transición, Nieto Castillo dijo que “mi punto de partida es que la corrupción inicia en los procesos electorales, a partir de la entrega de recursos en efectivo”. ¿Se entiende o lo traducimos?

Puede ir apostando a que esa unidad de inteligencia financiera del nuevo gobierno arrancará por reactivar el cierre del Caso Odebrecht, vergüenza internacional y uno de los paradigmas sexenales de la impunidad en México.

Un caso que por cierto acabó inaccesible, sepultado bajo siete llaves, protegido por el Sistema de Transparencia que el mismo presidente Peña Nieto presumió ayer en su último informe como una piedra angular con la que combatió la corrupción en su agonizante sexenio.

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