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¡Que alguien me explique!

El autista de la 4T

No existe mejor ejemplo de un autista en el gobierno de la Cuarta Transformación que el del epidemiólogo Hugo López-Gatell. Restringido, repetitivo y estereotipado

Por Ramón Alberto Garza

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AUTISMO: Repliegue patológico de la personalidad sobre sí misma. Trastorno del desarrollo que afecta la comunicación y la interacción social, caracterizado por patrones de comportamiento restringidos, repetitivos y estereotipados.

AUTISTA: Dicho de una persona: Encerrada en su mundo, conscientemente alejada de la realidad.

Esas son las definiciones que da la Real Academia Española sobre el autismo y los autistas.

Y no existe mejor ejemplo de un autista en el gobierno de la Cuarta Transformación que el del epidemiólogo Hugo López-Gatell. Restringido, repetitivo y estereotipado.

Su último golpe de autismo se dio el lunes, cuando el doctor Tedros Adhanom, jefe de la Organización Mundial de la Salud, alertó por la mala situación de la pandemia en México y exhortó a las autoridades a tomarse en serio la epidemia.

“La situación en México es muy preocupante. Los números muestran que el país está en mala situación. Cuando suben los casos y también las muertes es un problema muy serio y pediríamos a México que sea serio. Esperamos que todos los líderes den ejemplo”.

Pero lo que dijo el doctor Tedros Adhanom fue algo muy distinto a lo que interpretó el muy cuestionado Hugo López-Gatell, quien en su autismo escuchó algo muy distinto. Y peor aún, no se dio por aludido.

“No le tengo que responder nada al doctor Tedros, le tengo gran respeto. (…) Si uno oye textualmente lo que dijo el doctor Tedros lo dice de una manera distinta a la que los medios en México quisieran orientar por alguna razón.

“Lo que dijo es: todos debemos tomarnos muy en serio la epidemia y se refiere a lo que decimos aquí todas las noches, la epidemia no ha acabo, la epidemia es un fenómeno global, afecta a toda la humanidad en distintos ritmos calendarios va ir afectando a los distintos países”, dijo el funcionario federal.

“Ahorita, por ejemplo, la sociedad debe reaccionar frente a esto. El doctor Tedros no es que me lo diga a mí, o al Secretario de Salud o al Presidente, quizá habría mandando un comunicado diplomático si fuera ese el caso”.

El autismo le impidió a López-Gatell escuchar con todas sus letras la palabra México. El jefe de la Organización Mundial de la Salud se refería directamente a nuestro país y en concreto a sus autoridades responsables de asumir las medidas para enfrentar una pandemia fuera de control.

Y si el epidemiólogo presidencial no registró que el regaño era para México y su gobierno, debió escuchar lo que el mismo jefe sanitario mundial dijo sobre el ejemplo bueno o malo que le dan los líderes a sus conciudadanos.

Más directo, aunque sin mencionar el nombre del presidente López Obrador, el Doctor Tedros Adhamon pidió a los líderes que sean el ejemplo de sus ciudadanos.

“Ya lo hemos dicho: es importante usar cubrebocas, lavarse las manos, y esperamos que los líderes sean modelos”.

Con más detalle, Michael Ryan, director ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud, dijo que México está gravemente afectado por el Covid-19.

Y pidió a todos los líderes del mundo que es muy importante que sean un modelo en el uso de mascarillas. Y urgió a que las autoridades tengan una comunicación muy clara, porque si lo que ven en un cartel no lo cumplen las autoridades, hay confusión.

Traducido al español, señor presidente López Obrador, guarde usted los protocolos, la sana distancia, pero sobre todo, póngase un cubrebocas, aunque en su realidad piense que no sirve para nada.

Pero si el epidemiólogo López-Gatell descarta que el presidente sea una fuente de contagio y es más bien un factor de inmunidad, estamos perdidos.

Si el alumno no escucha el regaño del maestro, que le dice que se tome en serio los exámenes, y por el contrario el alumno dice que el regaño no fue para él, sino al salón de clases, el autismo está declarado.

Bien haría el presidente López Obrador en revisar lo que el lunes mismo sucedió en los Estados Unidos, en donde a pesar de la terquedad de su homólogo Donald Trump, el gobierno sí aplica medidas correctivas cuando no hay resultados.

Y para muestra, ahí está la renuncia del doctor Scott Atlas, un personaje contratado por el inquilino de la Casa Blanca cuando lo vio hablar del coronavirus en los noticieros de Fox News.

Cansado de que el doctor Anthony Fauci, el epidemiólogo en jefe de la Unión Americana, no le acompañara en su tonada, Trump llamó en agosto al controvertido doctor Atlas y le dio 130 días para mostrar resultados. Nunca los dio. Todo empeoró.

Pero lejos de entrar en fase de autismo, el mismo doctor Atlas tuvo la dignidad de presentar él mismo su carta de renuncia admitiendo que no logró lo que se esperaba.

¿Alguna vez veremos que por dignidad el megalómano y egocéntrico López-Gatell admita que se equivocó, que rectifique o modifique alguno de sus tantos patrones erráticos que tantas vidas ya nos costaron? La verdad, su autismo no le da para eso.

Más criminal aún es que el presidente López Obrador no escuche el llamado de atención de la Organización Mundial de la Salud y se alinea a la falsa realidad de quien ya cumplió diez meses instalándolo en el engaño.

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